Miguel Ángel Jiménez, joyero de profesión y carnavalero de corazón

15 de Octubre de 2015
12112705_1002122129808156_1721494014_o
12112705_1002122129808156_1721494014_o

Miguel Ángel Jiménez Aragón, de 47 años, es un vecino de San Roque que regenta una joyería familiar en el Casco. Un negocio con más de medio siglo del que este sanroqueño se siente muy orgulloso.

“Nací en La Línea de la Concepción –apunta-, pueblo que adoro. Llevo 42 años viviendo en San Roque, de donde me siento, y al que debo todo lo que soy. Estoy muy orgulloso de ser sanroqueño, de  poder formar parte de la historia de este municipio y de estar siempre comprometido con todo lo relacionado con el mejor pueblo del mundo, el mío, San Roque”.

Después de cursar sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos en Algeciras, Miguel Ángel supo que su futuro estaba al lado de su padre. “Un negocio familiar al que pertenezco desde hace 29 años. Me siento afortunado de seguir la tradición familiar que viene de mis antepasados paternos y maternos. Grandes artesanos al igual que mi hermano, con el que comparto horas, trabajando codo con codo”, sostiene.

"Lo mejor de mi trabajo es que hago lo que me gusta"

Este sanroqueño asegura a Sanrópolis que su día a día es muy normal, “aunque en ocasiones es un poco estresante. Algunas veces por lo que cuesta hoy en día buscarse la vida para llevar una casa adelanta y otras por la infinidad de aficiones que tengo. La verdad es que me aburro poco. Tengo la gran suerte de contar con muchos amigos y así es fácil llevar una vida entretenida. Además, tengo una compañera insuperable que me ha regalado dos hijas que son mi vida”, indica.

“Lo mejor de mi trabajo es que hago lo que me gusta y que trabajo bajo mis órdenes, aunque a veces es peor que tener un jefe –bromea-. Lo peor quizás es que muchas veces se trabaja para pagar, ya que hoy  en día ser autónomo es difícil de llevar. Creo que es un sector poco mirado por la Administración, sin ayudas, con muchísimo impuestos, con poquísimos derechos. Aún más difícil es mantener un negocio familiar artesano en la actualidad”, apunta.

Su pasión, el carnaval

Según Miguel Ángel, hoy en día trabajar en una joyería es difícil, “ya que el oro es un artículo de lujo y con la crisis la mayoría de la gente, por necesidad o inversión, ha vendido gran parte de sus joyas. Encontrar trabajos de arreglo es complicado. Además, nuestro taller se nutría de trabajar para otros profesionales del sector. Con la crisis éstos han cerrado sus negocios, quedando afectado también el nuestro", señala.

Sin embargo, este vecino asegura que “nos mantenemos a flote gracias a la gran clientela que tenemos y que confía en nuestros trabajos”, sostiene.

“Tenemos la gran suerte - indica- de contar con una clientela inmejorable, intentando siempre buscar una solución a sus encargos, ya sean fáciles o difíciles. Lo primordial es que nuestros clientes estén siempre contentos con nuestros trabajos y productos.

"He sido galardonado en varias ocasiones"

Por otro lado, Miguel Ángel es conocido también en San Roque por su gran afición al carnaval,  una fiesta que “me ha aportado muchísimas cosas positivas. Valores de amistad, de hermandad. Llevo escribiendo coplas de carnaval 27 años. Así aporto mi granito de arena a la fiesta de la libertad”, señala.

“Gracias a esta fiesta –añade- he sido galardonado en varias ocasiones. Además,  he sido Mención de Honor nombrado en Pleno por mi pueblo, algo que me llena de orgullo y satisfacción,  y de lo que estaré eternamente agradecido”.

Un sanroqueño muy activo en la vida de este pueblo, que con alegría y entusiasmo se involucra día a día en su trabajo, para ponerse al servicio de todos sus paisanos.