Paco Villalta, genio de la danza

07 de Octubre de 2017
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Siendo un adolescente descubrió la danza de casualidad. Desde entonces se convirtió en su pasión, en su modo de vida, acompañándole alrededor del mundo. Cada paso, cada secuencia de movimientos, cada ensayo, cada proyecto ha sido un sueño más cumplido; hazañas de este gran bailarín linense al que todavía le queda mucha coreografía. Bailarín, fotógrafo, investigador…Paco Villalta es un artista, un creador.

Jose E. Domínguez

Un currículum artístico más que brillante con el que ha recorrido medio mundo

Estudié en Barcelona donde hice la carrera de Danza Clásica. También he estado impartiendo clases de contemporáneo desde el año 2012, porque aunque estudié clásico, después durante mi vida profesional he ido cambiando lo que he estado haciendo. Dentro de este mundo tienes que tocar un montón de palos, así que una de las cosas que más acabé haciendo fue con la compañía joven IT Dansa del Institut del Teatre. Allí entré en contacto muy fuerte con el contemporáneo, donde he trabajado con Ramón Oller, que después sería mi jefe; he hecho piezas de Ohad Naharin, que ahora mismo está muy de moda porque es el inventor de la técnica gaga; también he hecho coreografías de Nacho Duato, con lo que allí entré en contacto con lo que era el mundo del contemporáneo más fuerte. Después me fui a trabajar fuera y empezó mi vida profesional de otra manera, porque en la danza te mueves por todo el mundo, es bastante común que vayas dando vueltas de un sitio a otro.

También ha trabajado en un espectáculo en Las Vegas con la cantante Céline Dion, ¿cómo fue la experiencia?

Estuve trabajando seis años con Céline Dion, ella era el nombre de cartel, la persona detrás de la que bailábamos. Lo que a mí en realidad me interesaba de ese proyecto es que era un proceso creativo con Franco Dragone, que es el responsable del principio, de la creación y del sello del Circo del Sol, y yo tenía muchas ganas de trabajar con él. Así que se juntó todo un poco: la cantante, las coreografías y Franco Dragone cocinándolo todo, esto fue lo que de verdad me interesó y lo que fui a hacer allí. La compañía hacía contratos de dos años, lo firmé de uno porque no sabía si me iba a gustar Estados Unidos, y al final me quedé allí seis, con lo que la experiencia fue muy buena.

Cortar tus sueños antes de que empiecen es una manera de convertirte en mediocre

Y ahora, en la actualidad, ¿en qué proyectos anda inmerso?

Vengo ahora de estar tres semanas en Nueva York trabajando con la compañía de Olga Pericet, que también es mi pareja. Había dejado de bailar por un tiempo, y trabajando en Madrid con la fotografía, un amigo, excompañero del espectáculo de Céline, me invitó a un proyecto cultural nuevo, me repescó y al final resultó que acabé bailando otra vez. Trabajando en los Teatros del Canal, Olga estaba buscando a un bailarín de contemporáneo que entrara dentro de un espectáculo de flamenco. Una cosa que yo siendo de aquí de La Línea siempre he tenido muchas ganas de hacer. Total que le dije que sí, nos conocimos y empecé a trabajar con ella. Hemos seguido con nuestras colaboraciones, entre una cosa y otra, hasta el día de hoy que he estado en Nueva York con ella tres semanas haciendo de role manager con la compañía, llevando la parte gráfica.

Además, el verano pasado estuve bailando en la ópera de Québec, también este verano llegaba de hacer un trabajo de investigación a nivel de fotografía en las estancias coreográficas en Oviedo con Yoshua Cienfuegos. Y acabo de terminar de dar clases en el conservatorio de Sevilla.

Jose E. Domínguez

¿Por qué ese cambio de la danza a la fotografía?

En realidad no es un cambio, es un complemento. Antes de bailar, con unos catorce años, tomé clases de dibujo aquí en La Línea. Desde pequeño he estado dibujando, empecé con los comics y luego con el dibujo clásico. El mundo de la imagen siempre lo he llevado conmigo. Después empecé a bailar y lo dejé un poco. Más tarde, durante los seis años que estuve trabajando en Las Vegas, aproveché mucho para viajar: he estado en Perú, en Hawái, en Tailandia, y siempre llevaba mi cámara conmigo, porque siempre me ha gustado. El marido de una de las bailarinas era diseñador gráfico y fotógrafo y viendo las cosas que hacía me dijo: “mira esto se te da bien, así que cómprate esta cámara y vente conmigo que te voy a enseñar las bases de la fotografía a nivel técnico más profesional”.

A partir de ahí fuimos a hacer una sesión de fotos para promocionar un espectáculo que estábamos haciendo los mismos bailarines de Céline para presentarlo en Canadá en un festival internacional, hice las fotos de promoción junto con este chico y a las tres semanas era la portada de una revista de entretenimiento en Montreal. Esto fue en el año 2007 y desde entonces, llevo diez años trabajando en la fotografía de forma paralela a la danza. Al estar dentro, en el mundo de los artistas es donde más trabajo me sale: de espectáculos en directo, de promoción, de investigación, de clases.

Entonces, ¿ha logrado vincular sus dos pasiones, la danza y la fotografía?

Tanto así que hay un proyecto, que se llama ‘Movimiento e Imagen’, que me llena muchísimo y que hago a medias con mi pareja, Olga Pericet. En él se ha mezclado el flamenco por un lado y el trabajo de investigación que es lo que más me gusta, y yo me he encargado de la fotografía dentro de eso. Se trata de ofrecer a alumnos herramientas de investigación desde el flamenco que se van recogiendo a través de fotografías que se cuelgan en la pared cada día, y al día siguiente los alumnos llegan y van aprendiendo a partir de sus propias imágenes. Así que cada día se trabaja con lo que ellos ven del día anterior; se hace una cosa nueva, se hacen fotos, se cuelgan en la pared, Olga les va dando material y va recopilando por otro lado. Y así, al final de cuatro o cinco días tenemos una coreografía con material de ellos y una exposición fotográfica. Van aprendiendo desde sí mismos a partir de lo que Olga les va dando, por lo que se crea un mundo creativo muy interesante.

A nivel personal, lo que más me ha llenado es ver el avance de mis alumnos

Un artista polivante; igual baila, que dirige, que se anima con la fotografía o incluso ¿escribe un libro?

En las estancias coreográficas en Oviedo con Yoshua Cienfuegos me llamaron para que hiciera fotografías que iban a ir dentro de un libro de investigación sobre danza. Teóricos del mundo de la danza, del movimiento en general, artistas plásticos, bailarines, coreógrafos están investigando qué es la coreografía, cómo el bailarín lo interpreta desde su mundo interior y cuáles son las herramientas que utiliza. Todo esto lo iban a plasmar en un libro y ya van por tres. Yo que llegaba como fotógrafo, al final también estuve dando clases y haciendo unas entrevistas, planteando unas reflexiones sobre la danza que entran en el próximo libro también, estoy loco por que salga. Así que ahora mismo uno de estos libros de investigación ya está impreso y dos más vienen en camino.

Jose E. Domínguez

Y ¿cómo surge su pasión por la danza? ¿Cuáles fueron sus primeros pasos?

No sabía que me gustaba la danza. Con unos dieciocho años, un amigo se quiso apuntar a clases de gimnasia deportiva, porque decía que con las pesas se estaba anquilosando y que buscaba trabajar otro tipo de cuerpo. Investigando supo que en el mismo gimnasio donde hacíamos pesas juntos había squash, judo y ballet, y me dijo: “pues yo me voy a apuntar a ballet que con eso se estira”, y le contesté: “tú estás loco perdio”. Así que me pidió que me apuntara con él los primeros días, porque le da vergüenza ir solo, al estar la clase estaba llena de mujeres. Total, que nos apuntamos los dos y la profesora, Mari Carmen, encantada con nosotros, una profesora espectacular. Al final fuimos a la primera clase juntos, encontrar ropa de ballet para chicos fue una tragedia, porque no había. Y desde el primer día, el primer ejercicio me quedé enganchado, descubrí que aquello me gustaba mucho. Este amigo se fue porque destinaron a su padre fuera, y un mes después era yo quien se quedaba solo dando clases de ballet, que lo complementaba con clases de aerobic por las tardes. Ese mismo verano, después de unos meses dando clase, mi hermana que vivía en Barcelona, sin que yo lo supiera, me echó la matrícula en el Instituto del Teatro, fui a hacer las pruebas y me cogieron. Y a partir de ahí una cosa llevó a la otra.

Pasé de estar aquí en La Línea haciendo nada, a empezar a ir a clases de ballet que me enganchó, irme a Barcelona y a los tres meses de estar viviendo allí me cogieron en una compañía de jazz. He tenido mucha suerte en lo que he ido haciendo, enseguida he empezado a trabajar, con lo que iba trabajando y aprendiendo al mismo tiempo.

¿Cuál fue el punto de inflexión entre la danza como hobby y como futuro profesional?

El gran cambio para mí fue empezar a estudiar, pasar de bailar ballet aquí en La Línea a, de pronto, empezar en un conservatorio oficial en Barcelona. La verdad es que siendo chico, que hay pocos, el hecho de ser de aquí que te da una musicalidad y una manera de ser, tener el cuerpo ya formado, porque llevaba años haciendo culturismo, todo esto dentro del mundo de la danza me da un perfil muy concreto. Así que, quien buscaba eso lo encontraba, con lo que empecé a trabajar directamente, iba aprendiendo todo lo que me faltaba por el camino, pero las cosas que ya tenía me sirvieron mucho. Entonces, conocí un concepto de danza total, que lo llevo hasta el día de hoy, en el que la técnica no te separa si no que te une y te enriquece.

Es una de las pocas actividades que te hace conocerte a nivel profundo, estar en una evolución constante, te da una satisfacción y un campo de aprendizaje ilimitado.

¿En qué estilo se siente más cómodo?

Dentro de que la danza es un lenguaje global, mi entrenamiento básico fue en la escuela de clásico y después toda mi experiencia profesional ha sido de contemporáneo. Después dentro de los espectáculos vas aprendiendo un poco de todo, he hecho jazz, he bailado tango, he hecho moderno, he hecho vídeos musicales con Pastora Soler, he trabajado con el Circo del Sol, he tenido que aprender a hacer acrobacias, he hecho coros a Céline Dion en un disco. Así que bueno, una vez que entras ya vale cualquier cosa. Un día me encontré en una audición con un montón de gente en Los Ángeles y pensé: “yo cómo he llegado hasta aquí”.

Jose E. Domínguez

¿Cuáles son los aspectos más positivos y aquellos negativos de esta profesión?

El trabajo y la economía no son estables. Pero esto es negativo entre comillas porque al mismo tiempo hace que te mantengas siempre activo. Ves cómo la gente de otras muchas actividades se estanca, piensan que ya tienen lo que tienen y la comodidad económica te apaga. Entonces, aunque esto es una parte negativa, también me ha mantenido activo hasta el día de hoy. Tengo 43 años y estaba en Nueva York antes de ayer, hace tres semanas estaba en Madrid y hace dos meses estaba dando clases en Sevilla y cambiando de actividad continuamente. A veces también duele, por las lesiones y demás, después de llevar tu cuerpo al límite durante tanto tiempo te pasa factura. Los aspectos positivos son todos los demás: la creatividad, el estar en un sitio nuevo, estar en contacto con gente interesante, los países, los idiomas, las conexiones.

¿Se puede vivir de la danza?

Se puede conseguir vivir muy bien desde todo lo que no sea la economía; a nivel intelectual, a nivel físico, a nivel tuyo personal de desarrollo. Es una de las pocas actividades que te hace conocerte a nivel profundo, estar en una evolución constante, que te da una satisfacción y un campo de aprendizaje ilimitado. La parte económica es más complicada, sobre todo en España. Pero hay que conocerse y renovarse para no quedarse anquilosado, las cosas oficiales normalmente son bastante estáticas.

La Línea es un paraíso, la echamos mucho de menos

¿Cómo ha sido el camino hasta ahora? ¿Cómo se plantea el futuro?

No cambiaría mi vida por ninguna otra. He estado viviendo hasta ahora cosas maravillosas, entre la gente que he conocido y los sitios en los que he estado, mi vida es muy rica, soy muy feliz como soy.

Sobre el futuro no tengo ni idea, y no me genera tanta incertidumbre como sobre todo curiosidad. He tenido unos ciclos en los que cada cuatro cinco años me encontraba en un sitio distinto y me preguntaba: “cómo he llegado hasta aquí”. Entonces tengo curiosidad por ver dónde estaré dentro de cinco años.

Un recuerdo en especial, un reconocimiento del que esté verdaderamente orgulloso.

Por suerte he tenido muchos, y además algunos que se venden más que otros, porque son títulos internacionales o por gente famosa con la que he trabajado. Pero creo que, a nivel personal, lo que más me ha llenado es ver el avance de mis alumnos, darles herramientas de trabajo y de búsqueda, que lo que yo he aprendido por el camino se lo puedes traspasar a otras personas creo que es una de las cosas que más me ha llenado.

En Nueva York nos hemos reunido con gente con la que he estado trabajando durante mucho tiempo, y una de las cosas que le enseño a todo el mundo es un vídeo de mis alumnos: “mira esto es lo que estoy haciendo este año”.

Jose E. Domínguez

Su padre, Paco Villalta, es un reconocido periodista en la comarca, al igual que su hermana, Ana Villalta. ¿Cómo le ha apoyado la familia en su carrera?

Es una cosa que no me he planteado hasta tiempo después. Daba por hecho que las familias siempre apoyaban al cien por cien, pero luego he visto que no siempre se da el caso, y ellos sí han estado siempre ahí conmigo, me han dado todo el apoyo emocional y económico desde el primer día.

¿Cómo ve el panorama artístico en la comarca?

Tenemos un bailaor aquí en La Línea con una gran proyección como es  David Morales; tenemos en la pintura a Yeyo Argüez, que es un fenómeno; tenemos un conservatorio de música; tenemos cantantes que están saliendo por todos lados, en la copla ahora mismo La Línea está que se sale. Hay un montón de gente que es muy importante en el panorama artístico, y me encanta verlo, pero me gustaría que se le diera una vuelta más a las nuevas generaciones.

Después de haber viajado tanto, ¿cómo se ve La Línea desde fuera? ¿Se echa de menos?

La Línea es un paraíso, en La Línea hay una gente, un ambiente, una comida, una playa, un clima, es un paraíso…Entonces lo echamos mucho de menos. Además, es un punto muy particular, en La Línea ves el sol salir del agua, conduces hasta Tarifa y lo ves meterse en el agua otra vez. Conectas aquí la radio y la puedes escuchar en español, en inglés y en francés por Marruecos. Un sitio muy particular, de cruce de culturas a nivel histórico, por aquí ha pasado todo el mundo, y esto hay que potenciarlo mucho más.

¿Un mensaje para esos jóvenes que tratan de conseguir sus sueños, por muy difícil que parezca?

Mi punto de vista personal es que el pesimismo se usa como arma, se lanzan mensajes pesimistas porque se pretende, desde un punto fuerte de la sociedad, que todo el mundo sea mediocre. El cortar tus sueños antes de que empiecen es una manera de convertirte en mediocre. El decirte que sólo puedes dedicarte a una cosa y que si es difícil ni lo intentes hace que la gente se mantenga en una parte muy pequeña de todo lo que puede llegar a hacer. Así que sal de ahí, aprende lo que te gusta y gánate la vida con eso que se puede. Y si no funcionao mézclalo, reinvéntate, busca tus limites que no tienes, no dejes que te lo pongan, no dejes que te encasillen.