Hermanos Ruiz Galán: "El éxito de Ruiz Galán es su gente, sus trabajadores y clientes"

30 de Diciembre de 2017
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Linenses de pura cepa, del barrio de la Atunara, emprendedores y luchadores incansables. Los hermanos Ruiz Galán, Juan y Antonio, han construido toda una industria de la alimentación referente en la comarca. Empresarios de renombre que han levantando un emporio con el sudor del trabajo y el sacrificio diario.

 

Antonio (1950) y Juan Ruiz Galán (1955) aprendieron el negocio desde bien temprano, cuando siendo unos niños trabajaban a destajo en la tienda familiar. Más tarde, en 1977, deciden aventurarse y emprender su propio recorrido: primero con la distribución oficial y exclusiva de bebidas gaseosas y después, con la explotación de sus propios supermercados. Ahora, cuando tras cuarenta años de negocio la empresa hace frente al relevo generacional liderado por Raquel, hija de Juan, los hermanos nos atienden y hacen balance de todo su recorrido.

Los comienzos fueron muy duros, pero la recompensa siempre llega. En la actualidad, supermercados Ruíz Galán cuenta con 25 establecimientos repartidos por toda la comarca, produce sus propias marcas y ofrece empleo a cerca de trescientas personas. Su apuesta por lo local y la construcción de un ambiente familiar, hacen de esta cadena de supermercados ejemplo de negocio de éxito en el Campo de Gibraltar.

Empecemos por el principio. Han nacido y crecido en el barrio de la Atunara ¿cómo fueron sus infancias?

J: A mí mis padres me quitaron de la escuela con diez años y mi hermano fue poco también. Siempre hemos estado trabajando en la tienda familiar, así que nuestra infancia ha sido de mucho trabajo. Nosotros no hemos jugado al fútbol como los niños de ahora, ni hemos ido a la playa, nada más que hemos trabajado y trabajado desde pequeños. Cuando terminé el servicio militar decidimos montar nuestro propio negocio que, en un principio, se trataba de la distribución de bebida gaseosa. En el año 77 comenzamos con la distribución de gaseosa Revoltosa y a partir de ahí el negocio fue aumentando poco a poco: nos dieron Coca-Cola, cerveza Estrella del Sur, agua Font-Vella. Todo ello en distribución oficial y exclusiva para La Línea.

A: Nuestros recuerdos de la infancia son siempre en la tienda. Antes no se cerraba nunca, se estaba abierto de lunes a lunes y hasta las diez y once de la noche. La tienda estaba en la misma casa. Me acuerdo que mi hermano se quedaba dormido debajo del mostrador y me decía: “cuando llegue papá me despiertas”.

J: Yo me levantaba de la cama y abría la tienda, me lavaba la cara allí en el mismo fregadero. Desayunábamos en la tienda mientras entraban los vecinos y los despachabas. Luego cuando te ponías a comer igual, llegaba gente y la tenías que atender. Y ya a la noche cerrabas la puertecita y te acostabas. Esa era la vida de antes.

¿Qué recuerdos tienen de sus padres?

J: Sobre todo de mi madre, yo era más madrero. Mi madre estaría muy orgullosa de lo que hemos conseguido. Aunque ya ella antes de fallecer pudo ver que el negocio se hacía grande. Pero en estos años, desde el fallecimiento de nuestros padres, hemos avanzado todavía un poquito más.

A: Mi madre ha estado toda su vida trabajando en su tiendecita. Nosotros teníamos un supermercado y ella una tienda al lado, y nunca lo dejó. Se llegaba al supermercado, compraba algunas cosas y luego las vendía un poquito más caras en su tienda. Lo hacía más como hobby, aunque no le ganara dinero decía que por lo menos nos compraba a nosotros. También lo hacía por los nietos, para que estuvieran allí con ella, disfrutaba mucho con ellos. Luego todo lo que ganaba se lo daba a los niños.

Mi madre estaría muy orgullosa de lo que hemos conseguido

¿Cuándo deciden emprender por su cuenta?

J: Cuando me casé montamos un bar-tienda. Teníamos pollos asados, pescado frito, charcutería al corte y todo lo que se vendía en una tiendecita de barrio. Esa época fue muy complicada, estaba cansado de ese negocio, trabajábamos mucho y el bar no me gustaba. Me ofrecieron la distribución de Gaseosa Revoltosa y vinos Peinado Viñalar y lo hablé con mi hermano, que si me iba bien se viniera conmigo. Entonces nos lanzamos. De 46 mil pesetas que teníamos en la cartilla, cogí 23 mil y una furgoneta y me puse a repartir. El negocio fue yendo bien, ya se vino mi hermano conmigo, compramos un camión, después otro y otro y todo fue creciendo. En un principio, desde el 77 al 82 nuestro negocio sólo estaba basado en la distribución de bebidas gaseosas y los supermercados vinieron después. En el año 88, cundo contábamos con cuatro tiendas, dimos un gran salto con el traslado hacia la nave donde estamos actualmente, en la que abrimos el cash de venta al por mayor.

¿Cómo fueron esos comienzos?

J: Los comienzos fueron muy duros. Repartíamos mil cajas todos los días de Coca-Cola, también teníamos la distribución de cervezas a particulares y era duro. Teníamos que coger las cajas y subirlas a los pisos, sube y baja con peso todo el día. Luego los chiringuitos, que antes no estaban como ahora a pie de playa, sino que estaban muy retirados de donde dejabas el camión y tenías que llevarlo todo a mano.

A: Con esto de la distribución me acuerdo que la caja la hacíamos a las dos de la mañana. Estábamos todo el día repartiendo. En aquel tiempo los camiones se descargaban a mano, no como ahora que existe la carretilla, así que para tener el día libre y dedicarnos a repartir, recibíamos los camiones de gaseosas a las seis de la mañana. Estábamos hasta las ocho o nueve descargando los camiones y luego salíamos a repartir. Después a medio día igual y seguíamos repartiendo hasta las once o doce de la noche. Y ya por último nos poníamos a hacer la caja hasta las dos de la mañana. Así un día y otro.

En aquel entonces, ¿contaban ya con plantilla de trabajadores?

A: Sí, empezamos con dos o tres trabajadores. Al año ya teníamos cinco o seis repartidores con nosotros y así fuimos creciendo y creciendo.

La familia Ruiz Galán siempre ha estado muy presente en la Feria de La Línea. Imaginamos que, en aquel momento, sería uno de los picos de trabajo más complicados.

J: La Feria era mortal. El último día la gente seguía de fiesta en las casetas a las seis de la mañana y nosotros nos quedábamos recogiendo envases. Entonces la Feria no era como ahora, era mucho más dura. Trabajábamos veinte horas diarias.

¿Dónde construyen el primer supermercado?

J: El primer supermercado lo pusimos en el local que teníamos mi hermano y yo en la barriada de San Bernardo. Después el segundo fue en la calle Ter. El tercero vino en Los Junquillos. El cuarto fue en Sacra y ya el quinto en la avenida de la Banqueta. A partir de ahí dimos el salto a San Martín del Tesorillo, Pueblo Nuevo de Guadiaro y el resto de pueblos de la zona. Ahora ya tenemos presencia en toda la comarca, excepto en Tarifa, con 25 establecimientos y cerca de trescientos empleados.

¿Cuál es el secreto para que de una actividad particular y familiar surja toda esta industria de la alimentación?

A: Cuarenta años trabajando muy duro y con constancia.

J: El secreto está en trabajar mucho y sobre todo en rodearse de buenos trabajadores. Es importante ser formales y buena gente, siempre por derecho.

Después de estos cuarenta años y todo lo que han conseguido, ¿da vértigo mirar hacia abajo?

J: A veces sí, un poco, pero pensamos que esto es así gracias al trabajo, a la constancia y al sacrificio diario. También es importante rodearte de buenos profesionales como tenemos nosotros.

El secreto está en rodearse de buenos trabajadores

¿Cuál ha sido la clave del éxito para Ruiz Galán?

J: El éxito de Ruiz Galán es su gente, nuestros trabajadores y clientes que confían en nosotros y vienen a comprar. Si no tienes un equipo bueno de trabajadores las cosas no salen para adelante y si no tienes un público que te compre el negocio tampoco funcionará. Sin ellos no tienes nada.

Y la familia, ¿siempre os ha acompañado?

A: Para nosotros la familia ha sido siempre muy importante. Con nosotros siempre han estado nuestras mujeres y los niños cuando han ido creciendo. Mis niños, Antonio y Carmen.

J: Raquel estaba estudiando y en verano se ponía a trabajar de cajera en el supermercado. Tania y Juan Diego igual, en vacaciones trabajaban reponiendo o embolsando en cajas. Los hijos de mi hermano también, han estado estudiando y en vacaciones se ponían a trabajar con nosotros. Siempre han estado entregados al negocio.

Precisamente ¿cómo es trabajar en familia?

J: A nosotros nos ha ido muy bien, ha sido muy positivo. Además, a nuestros trabajadores siempre hemos querido integrarlos, que se sientan implicados en la empresa como una misma familia. Somos una misma familia con distintos apellidos.

A la hora de la distribución, supermercados Ruiz Galán se ha distinguido por  ofrecer productos locales más cercanos.

A: Sí siempre, trabajamos con productores locales. Lo poco que se cultiva en el Zabal lo compramos nosotros. También los productos de la zona de Chiclana, de Cádiz, vienen aquí. La granja avícola David Mota nos vende gran parte de su producción. Tenemos un cebadero en Jimena cuya explotación de ternera y cordero se vende prácticamente en nuestras carnicerías. Trabajamos con productos locales y esto nos diferencia. Los productos más frescos de la comarca cada día en nuestro supermercados.

Es importante ser formales y buena gente, siempre por derecho

¿Cómo les ha afectado la crisis?

J: Bueno, como yo suelo decir, nosotros lloramos con un ojo nada más porque la gente tiene que comer. Entonces durante la crisis, muchos al no tener necesidades de grandes compras se han dado cuenta que comprando al día en nuestras tiendas consiguen el mismo o más ahorro y sin tener que cargar tanto.

Lo mejor de este trabajo

J: Contar con cerca de trescientos empleados. La verdad es que el salto grande en la empresa surgió cuando Raquel terminó su carrera y vino a trabajar con nosotros.

A: Creemos también que nuestros trabajadores están contentos con nosotros porque hay feeling. Nos apreciamos mucho y formamos una gran familia.

¿Cómo ha sido la respuesta de los linenses a supermercados Ruiz Galán?

J: La respuesta de los linenses siempre ha sido muy positiva. Esto funciona porque la gente cree y confía en nosotros.

Lo mejor de La Línea

A: Sin duda su gente, su carácter amable y acogedor.

Su plan favorito en La Línea

J: Para mí un paseo por la playa de la Torre. Sencillo y baratito.

A: Yo la playa la visito poco. Prefiero andar por las calles de la ciudad. Un paseito por el puerto de la Atunara.

Esto funciona porque la gente cree y confía en nosotros

¿Va a costar soltar los trastos?

J: Los trastos yo ya los dejé hace unos años. Mi hermano sí sigue trabajando algo más, cuando hay alguna inauguración él se ocupa.

A: Ahora para el 14 de diciembre estamos preparando una nueva apertura aquí en La Línea, en la calle Santa Marta, en los pisos de Mondéjar.

¿Cómo se plantean el futuro?

J: El futuro lo que diga Raquel, nosotros la apoyaremos siempre. Ella tiene mucho empuje, muchas ganas de trabajar y de hacer cosas.

Un mensaje para los linenses

A: Aprovechando que llega la Navidad, queremos desearles que sean felices y pasen unas buenas fiestas.

Fotografía: Nacho Márquez