La Iglesia de San Isidro, escenario protagonista de la historia de Los Barrios

Su imponente torre campanario es su valor arquitectónico más característico y además, una fotografía icónica desde cualquier rincón de la Villa.

06 de Mayo de 2018
Elegante, solemne y sencilla, al mismo tiempo, se asoma en pleno casco histórico de la Villa de Los Barrios la Iglesia de San Isidro Labrador. La parroquia de San Isidro cumple desde tiempos inmemoriales un papel determinante en la formación y devenir de este trocito de tierra. Su imponente torre campanario es su valor arquitectónico más característico y además, una fotografía icónica desde cualquier rincón de la Villa.
Esta parroquia es el edificio más destacado y relevante de la Villa. Entre la calle Santísimisa Trinidad y la calle Jesús, María y José, se levanta esta emblemática construcción que solemne se asoma en pleno casco histórico. Su fachada principal se levanta en la Plaza de la Iglesia, junto al Ayuntamiento de Los Barrios.
Los expertos la consideran una de mejores iglesias de toda la comarca del Campo de Gibraltar debido a su sólida construcción y su elegante arquitectura. Y es que, además, su edificación interviene de manera mayúscula en la historia local.
Tal y como recoge el historiador Manuel Álvarez, en los últimos años del siglo XVII Los Barrios se encontraba habitado por un nutrido número de jornaleros que realizaban labores de siegas y cosecha en los campos cercanos. Para atender sus necesidades religiosas, al morir en 1700 Bartolomé de Escoto y Bohórquez, chantre de la catedral de Cádiz, dejó fundada una capellanía de misas en el oratorio privado que, hacia 1698, había construido bajo la advocación de San Isidro en el nuevo caserío del Cortijo de Tinoco, que era de su propiedad.
Al mismo tiempo, tras la pérdida de Gibraltar en 1704 a manos de las tropas anglo-holandesas, un buen número de estos habitantes se instalaron provisionalmente en los alrededores de esta ermita de San Isidro. Juan Felipe García de Ariño, sobrino de Bartolomé de Escoto, compasivo con aquellos exiliados que añoraban su amada ciudad de Gibraltar, les permitió la construcción de albergues y chozas en las inmediaciones de la ermita, que inmediatamente ejerció las funciones de primera iglesia de los exiliados gibraltareños dispersos por el Campo de Gibraltar. Con el paso de los años y tras los fallidos intentos de reconquista del Peñón, este asentamiento provisional fue ganando población dando origen a la actual Villa de Los Barrios.
En 1719 la población había crecido tanto que la original ermita no podía dar respuesta a las necesidades espirituales de toda la población. Se había quedado pequeña. Por lo que el párroco de ésta, Pedro de Rosas Plasencia, solicitó ampliarla con el apoyo de los vecinos.
Sin embargo, por orden del obispo de Cádiz, Lorenzo Armengual de la Mota, las obras de ampliación se paralizaron mandando a construir en 1724 un nuevo templo retirado de la primitiva ermita. Así, la construcción de la nueva iglesia comenzó en 1727.
En 1756 el edificio fue ampliado tras la segregación de la Villa de Los Barrios de la ciudad de San Roque y gracias a numerosas donaciones particulares. Diez años más tardes comenzó la construcción de la torre campanario de más de treinta metros de altura. Las obras finalizaron a mediados del siglo XIX, envuelta en algunos contratiempos como varios derrumbamientos de las bóvedas.
La planta de la Iglesia, en cruz latina, está formada por tres naves blanqueadas separadas por arcos de medio punto sobre pilares, nave de crucero y una airosa cúpula en la intersección de ésta con la nave central. Las naves laterales poseen capillas en su muro. Entre su ornamentación destacan pinturas florales del siglo XVIII y la capilla del sagrario con un elegante retablo barroco. El estilo arquitectónico del espacio interior es sencillo respetando las disposiciones del estilo clásico.
La fachada posee tres cuerpos. Los cuerpos laterales carecen de ornamentación excepto sendos óculos que dan luz al interior del templo. El cuerpo central es una torre fachada de cuatro cuerpos construido con sillares vistos. Los dos cuerpos inferiores corresponden a la portada. El inferior posee cuatro columnas tosacanas que enmarcan una puerta apuntada. El segundo cuerpo posee un balcón flanqueado por columnas jónicas. Los dos cuerpos superiores corresponden a la torre campanario.
Además de estos valores arquitectónicos, la iglesia contiene también ciertas imágenes de talla, alhajas, objetos de culto y lienzo originales de gran valor, así como la interesante documentación que se conserva en el Archivo Parroquial, especialmente la que concierne a los exiliados gibraltareños de 1704. Asimismo, como heredera de aquella primera ermita, conserva elementos litúrgicos de entonces, principalmente la imagen de San Isidro Labrador, libros sacramentales, de inventarios y de visita episcopal.
El exterior de la parroquia de San Isidro impresiona, pero es que su interior sobrecoge todavía más dada la grandiosidad de sus espacios y una espectacular bóveda que corona la construcción. Lo cierto es que tras este imponente edificio en tan reducido espacio; la Iglesia de San Isidro Labrador enamora sobremanera ya que, sorprendentemente, a pesar de su enorme riqueza arquitectónica, continúa conservando la blancura y sencillez de pueblo, digna heredera de la historia de Los Barrios. ]]>