Los fortines otorgan a La Línea un más que merecido papel protagonista durante la Segunda Guerra Mundial

13 de Julio de 2018
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El casi centenar de fortines -ahora solo quedan 50- construidos entre 1939 y 1944 en el municipio durante la Segunda Guerra Mundial son el reflejo vivo de la huella que la gran contienda dejó en la ciudad.



El diseño de este gran sistema fortificado sigue el modelo de defensa alemana y tuvo su origen en la creencia infundada por parte del general Franco de que se habían iniciado preparativos para un ataque franco-británico contra las costas del Campo de Gibraltar, hecho que finalmente no sucedió.

Aunque todavía hay quienes no reconocen el valor histórico y patrimonial de estos búnkeres, su relevancia está más que justificada al estar insertos en un marco histórico que trasciende la historia local y coloca a la ciudad como protagonista en el relato de la Segunda Guerra Mundial y la historia contemporánea.

Los interesados en este tipo de fortificaciones pueden contemplar los mejores conservados en emplazamientos del casco urbano como el parque Reina Sofía, la línea artillera en Santa Bárbara y sus alrededores y el instituto Menéndez Tolosa.



Historiadores, especialistas y defensores del patrimonio linense llevan años trabajando en la idea de convertir estos fortines en un atractivo turístico de primer orden.

Estudiarlos, sensibilizar a la población sobre su importancia y convencer a los poderes públicos para convertirlos en bienes de interés cultural son los pasos previos a una puesta en valor que va más allá de ensalzar o divulgar elementos de guerra.

Lo verdaderamente importante es convertirlos en un ejercicio de memoria histórica.