Paco de Lucía o 'el Santito', historias del cementerio viejo de Algeciras

01 de Noviembre de 2018
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El cementerio viejo de Algeciras también es historia viva y presente de esta ciudad. Sus crujías y suelos santos donde se levantan panteones familiares y descansan los restos de los seres más queridos esconden cientos de historias y curiosidades que hoy recogemos desde El Estrecho por el Día de Todos los Santos.

Junto a la carretera El Rinconcillo, frente a la barriada de San José Artesano, se asoma este cementerio viejo que deja a su espalda la fotografía más bucólica de la Bahía de Algeciras. Este camposanto se construyó a expensas del pueblo de Algeciras en el año 1848, siendo alcalde de la ciudad Antonio Blanco y Francás, que curiosamente murió el mismo año de su inauguración y hoy descansa en este cementerio.

La hija pequeña de Ramón Valle-Inclán o un familiar cercano del ex primer ministro británico Winston Churchill son algunos enterramientos destacados de este camposanto, según el cronista oficial de Algeciras, Luis Alberto del Castillo. Los restos de los caídos durante la Guerra Civil española también descansan allí. Algunas construcciones sobresalientes son los panteones de la familia Brandés, Navarrete, Santacana y Garrido.

El algecireño más internacional descansa en Algeciras


Los restos mortales de Paco de Lucía, Hijo Predilecto de Algeciras y sin duda el algecireño más internacional, también yacen en el cementerio viejo de la ciudad.

Este genio de la guitarra descansa en el patio de San José de este cementerio municipal junto a sus padres, su hermano Ramón, su hermana María y todo su pueblo de Algeciras. Así lo expresaba su familia días después de su triste fallecimiento: "Hoy comprendemos que también buscaba la compañía de una ciudad, entre dos aguas, a la que siempre tuvo presente en su corazón y su memoria".

Las visitas al túmulo funerario, decorado con un busto del artista y una guitarra de cobre, no han dejado de sucederse desde entonces. No faltan nunca las flores y las oraciones de quienes le conocieron o simplemente quedaron fascinados por su música en algún rincón del mundo.

Antonio Mena, 'el Soldado' o 'el Santito de Algeciras'


Uno de los nichos más populares de todo el cementerio viejo es el de Antonio Mena, 'el Soldado' o 'el Santito de Algeciras'. No tiene pérdida; le delata la cantidad de ramos de flores que se apilan en un altar improvisado, decenas de rosarios y otros objetos como medallas, pulseras, chupetes, pañuelos, fotografías y placas grabadas de agradecimiento que también se agolpan sobre la lápida y las paredes de alrededor.



Sobre él se ha escrito mucho. Incluso el programa Cuarto Milenio de Iker Jiménez le ha dedicado un reportaje. La leyenda cuenta, según recoge el investigador Fernando Rodríguez, que una mujer que lloraba la muerte de su hija mientras adecentaba su tumba se encontró con un hombre que le explicó que su hija estaba bien y que no tenía de qué preocuparse. El joven le pidió además que limpiara otro tumba que había cerca y que estaba muy abandonada. Cuando la mujer limpiaba aquella tumba, retirando los matojos, descubrió que la persona que le había pedido el favor era la misma que la de la foto de la lápida.

A este suceso, que habría tenido lugar alrededor de 1977, se suman otros testimonios que aseguran haber vivido la aparición de Antonio 'el Soldado', augurando buenos presagios como salud y trabajo. El cuerpo de Antonio Mena Vicario permanece incorrupto. La Iglesia solicitó la exhumación del cuerpo y el investigador Fernando Rodríguez señala que el cuerpo estaba incorrupto. Su tumba se ha convertido en un lugar de peregrinación desde distintos puntos de toda España.

El Cementerio Municipal del Rinconcillo, o cementerio viejo, es uno de los dos camposantos de la ciudad junto al de Botafuegos. Fue bendecido e inaugurado el 22 de septiembre de 1849. Tal y como recoge un trabajo del grupo de patrimonio del CEPER Juan Ramón Jiménez de Algeciras, los restos que quedaron en el antiguo cementerio fueron exhumados en 1863 y trasladados a este camposanto, depositándolos en una gran fosa detrás de la capilla. En 1891 el Ayuntamiento adquirió unos terrenos anexos, que destinó a cementerio no católico.