"Ya tengo 140 citas para cuando pueda abrir la peluquería"

17 de Abril de 2020
peluquería maría correro
peluquería maría correro

Dicen que será difícil elegir si el primer lugar al que acudiremos cuando concluya el confinamiento será el ansiado bar o la necesaria peluquería. Por lo que escuchamos, el salón de peluquería será casi un paso previo al siguiente. Y prueba de ello es la historia de esta pequeña peluquería de Palmones, cuya propietaria, María Correro, abrió cuando tan solo tenía 17 años, hace ahora 18.

Cuando el Gobierno decretó el estado de alarma María tenía contratadas a tres peluqueras más y dos chicas de estética. En pleno inicio de temporada de comuniones, bodas y ferias varias, se vio obligada a despedir a todo su personal y comunicar el cese de actividad para poder acceder a las subvenciones fijadas por las diferentes administraciones.

"El día que cerré, en mi libro de citas tenía a 63 personas para la semana siguiente", cuenta María. Ahora María está gestionando estos días algo completamente inesperado y, por supuesto, inusual: la reserva de citas para cuando puedan volver a abrir, aún sin saber cómo será ni cuándo.

"Desde que cerré empecé a hablar con mis clientes, a ayudarles, por ejemplo en el caso de las mujeres, informándose de qué tintes se podrían echar en caso de que decidieran hacerlo en casa. Y ahí fue cuando empezaron a pedirme que les reservara cita para cuando volviese al trabajo", añade la peluquera.

Y así poco a poco, María ha logrado reunir ya en su agenda más de un centenar de citas. La más afortunada, la que ocupa el primer puesto, es la primera clienta de ese martes de trabajo (17 de marzo) que la peluquería ya no pudo abrir sus puertas. Hoy, es la cabeza de una larga lista de reservas que hasta ahora componen un total de 140 personas.

"La verdad es que es un poco locura porque no sabemos cuándo abriremos ni con cuántas personas podremos trabajar cada día. Creemos que tendremos que echar más horas o abrir más días de los que abríamos antes de todo esto. Al menos para poder atender a todas estas personas que ya están esperando a que volvamos a abrir", cuenta la peluquera.

Su tiempo lo ocupa ahora en formación

Pese al cierre obligado y a la incertidumbre, María no ha perdido el contacto con su clientela, a la que atiende desde hace 17 años; y está aprovechando este tiempo para seguir formándose. "A mí me encanta mi profesión y no paro de hacer cosas, de practicar nuevos peinados con una muñeca que me pedí; o de aprender como hago con un curso que estoy completando ahora sobre cómo sacar el mayor partido a un pelo rizado de forma natural. Una técnica llamada curly", explica.

Una energía positiva que no es incompatible con una visión realista de cómo cambiará el negocio, y en qué modo se verá perjudicado una vez superada la crisis sanitaria. "Cuando veo la lista me doy cuenta de que la gente está ahí, pero también sé que cuando pase esa primera fase en la que todo el mundo tendrá que acudir a la peluquería por fuerza, luego será uno de los primeros recortes que hagan muchas familias", añade.