Sung Lara, buscando el KO de la covid19

Clubes y gimnasios cumplen las normas para afrontar la nueva normalidad

01 de Junio de 2020
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Hoy se han iniciado las clases en uno de los clubes de boxeo más longevos de la ciudad, el Club Sung Lara. Manolo Lara, el alma máter del mismo, nos muestra los trabajos que han tenido que acometer para comenzar a impartir las clases en esta fase 2 del estado de alarma provocado por la covid19.

A la entrada al club nos recibe, como es pertinente, un bote de  gel hidroalcohólico  y una zona de limpieza del calzado, acompañado de un cubo de pedal de desechos para evitar cualquier contaminación del espacio. Lara abre una de las puertas de un pequeño almacén donde se pueden ver los guantes y productos de limpieza que se deben utilizar en esta nueva normalidad. “Hemos confiado en una empresa local para la desinfección de nuestro club para tener todo preparado y que la gente pueda comenzar a venir de forma escalonada y con las medidas de seguridad pertinentes”, señala.

En nuestra visita nos encontramos con una joven promesa de la competición que se ha quedado a las puertas del cuadrilátero competitivo. “Por edad no puede ser ya, pero he echado mucho de menos venir. En casa he realizado algunos ejercicios como la comba, pero no es lo mismo”, comenta Rosalía.

El amplio recinto de 260 metros cuadrados hace que se puedan dar clases con un aforo permitido y mediante cita previa. “Las horas de estar en casa han servido para idear un sistema de entrenamiento que permite mantener la distancia de seguridad entre uno y otro, una separación que supera las medidas impuestas por el Ministerio de Sanidad, puesto que cada socio cuenta con un espacio mínimo de 4 metros cuadrados, y más de metro y medio de separación”, comenta Lara.

El club no ha optado por las clases on line. “No me veo delante de la cámara para realizar este tipo de entrenamientos. Si hubiese sido necesario, se habrían trabajado, pero el perfil de socio que tenemos busca venir a entrenar in situ”, argumenta el director de las instalaciones.

Por su parte, Miriam Góngora, una de las profesoras del centro, reconoce que ha echado mucho de menos a sus alumnos. “Nos vemos casi todos los días, en un buen ambiente, los ves más que a tu familia, entonces la verdad es que se echa de menos el contacto con los socios”.

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En cuanto al tema económico, tanto Lara como Góngora reconocen que ha sido “un palo, una ruina", pero que intentan llevarlo lo mejor posible. "La suspensión de las fiestas ha hecho que la gente venga a estas instalaciones para tener un lugar de esparcimiento y entretenimiento. El verano es una temporada baja para los clubes y gimnasios, pero las ganas de ponerse en forma tras el confinamiento se están viendo con nuevas altas al club”, han comentado.

Con casi 60 niños en las clases y espacio suficiente para respetar las medidas de seguridad, el Club Sung Lara esperan ganar por KO frente a la Covid 19.

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