La cigarra y la hormiga…

19 de Julio de 2020
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Nada he leído estos días en boca del alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix, respecto a la propuesta de “su” ministra de Hacienda, la señora Montero, de pedir “prestados” 14.000 millones a aquellos municipios con superávit y que están obligados a guardar por ley.

Y me refiero en concreto a Juan Carlos Ruiz Boix porque es, sin duda, el más afectado de nuestros ocho alcaldes del Campo de Gibraltar ya que goza de unas cuentas municipales más que saneadas.

La propuesta ha debido caer como un jarro de agua fría ya que muchos de los municipios españoles que, como en el caso del consistorio sanroqueño disponen de importantes cantidades acumuladas por ley en sus cuentas, andaban frotándose las manos a la espera de la autorización por parte de la misma señora Montero para permitir que gastasen dichos remanentes en lo que creyeran conveniente.

Lanormativa impide a los consistorios invertir el remanente de tesorería quetienen inmovilizado en las entidades bancarias tras el superávit en suscuentas, según la norma de estabilidad de Cristóbal Montoro y el artículo 135de la Constitución que se modificó en 2011.

Al final, queda ese regusto amargo de que siempre pagan los mismos y no lo digo por esta propuesta, que espero por el bien de San Roque y de la comarca no se lleve a cabo, sino también por la mala sensación que nos transmite la cumbre europea de este fin de semana donde sentimos que seguimos siendo los pedigüeños de la unión.

Y es que maldita sea la gracia en el caso de los ayuntamientos con superávit representados en este caso por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que están sintiendo como los llamados países frugales (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca) se niegan a conceder el dinero que tienen en sus cuentas y que tras la propuesta de la señora Montero tardarían en recibir de vuelta unos 12 años.

De este modo, Hacienda pretende que las entidades locales presten sus ahorros (14.000 millonesde euros) a las arcas públicas para luego devolvermediante dos ingresos en 2020 y 2021 de 5.000 millones de euros. El resto se loquedaría Hacienda y se lo reintegraría en un plazo de diez años.

Quizás me esté quedando un artículo muytécnico para ser de opinión, pero la verdad es que lo que me ha impulsado aescribir estas líneas hoy es la eterna sensación de que nos hacemos trampas alsolitario.

Si preguntas a cualquier alcalde de la comarca qué cuentas quiere tener seguro que dice las de San Roque; si preguntas a cualquier país europeo cuál es el ejemplo a seguir seguro que te habla de los países del norte.

Pero el problema real es que en ninguno de los dos ejemplos se quiere seguir la senda del ahorro, de cambiar las políticas de gasto y hacer modificaciones estructurales que permitan alcanzar un equilibrio real y necesario en las cuentas.

Al final lo que se genera es una sensación dolorosa de que se castiga el ahorro, se castiga a aquellos que hacen los deberes en pos de una solidaridad mal entendida con aquellos que no los hacen.

Nada nuevo que no contara el cuento dela cigarra y la hormiga :-)