Tres alcaldes de tres épocas para un pueblo singular

20 de Julio de 2020
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La Línea de la Concepción ha contado en estos 150 años de historia con 76 alcaldes. Todos hombres y una mujer, Gemma Araujo. Algunos de estos regidores han repetido en el cargo, por lo que en realidad el número de alcaldes que han gestionado el municipio linense es algo menor. Lo cierto es que, independiente de estas cifras, detrás de estos números, hay personas que, con sus aciertos y sus errores, se ponen a disposición de todo un pueblo.

En 8Directo/La Calle Real, en esta serie de reportajes con motivo del 150 aniversario de la fundación de esta ciudad, conversamos con tres alcaldes de tres momentos distintos, Juan Franco, Salvador Pagán y Juan Carmona, para entender mejor la responsabilidad de conducir una ciudad singular como La Línea.

Juan Franco: “En este mandato queremos iniciar el cambio de rumbo de la ciudad”

Juan Franco repite el que es su segundo mandato en la alcaldía con una holgada mayoría absoluta salida de las urnas el pasado 26 de mayo de 2019. La formación localista que lidera, La Línea 100x100, obtuvo más del 67% de los votos. 15.640 linenses eligieron a Franco y su proyecto, concediéndole 21 concejales de un total de 25. Unas elecciones en las que llegó a colarse entre los alcaldes más votados de todo el territorio español.  

Estos cinco años como alcalde de La Línea están siendo una experiencia “bastante positiva”. “Tiene claro su parte mala, porque estás todo el día ocupado y con muchísimos problemas, pero la parte gratificante es cuando ves que, en muchas ocasiones, el esfuerzo que uno realiza, junto con su equipo de trabajo, cristaliza en proyectos concretos”.

Juan Franco durante la pasada campaña electoral de 2019.

Proyectos como la rehabilitación de la plaza de toros, la recuperación del teatro La Velada, el proyecto de la ciudad deportiva y el esperado nuevo Plan General de Ordenación Urbana. “Un proyecto concreto con el que estoy muy motivado es el de la rehabilitación del mercado de La Concepción; por cuestiones sentimentales, mi abuelo trabajó muchos años allí, soy cliente, tengo muchos amigos con puestos. Creo que es el pulmón del comercio de la zona centro de la ciudad, aparte de un hito urbano y un Bien de Interés Cultural. Conjuga muchas cuestiones para que ese proyecto, hablando de algo muy concreto, sea para mí uno de los retos más importantes”. Y es que para retos de altura el alcalde de La Línea tiene ya otra agenda completa. A la conocida situación socioeconómica de una ciudad con una tasa de paro cercana al 30%, el ya digerido desafío del Brexit, siendo el municipio de La Línea el más perjudicado de lejos, se la suma también la gestión de la actual crisis sanitaria por el coronavirus. 

A estos retos se enfrenta un alcalde, un gestor, un funcionario municipal que hace cinco años dio un paso al frente cuando en el Ayuntamiento se llegaron a deber hasta 11 nóminas a la plantilla municipal de la que formaba parte. Así, el principal objetivo de Franco y su equipo durante su pasada primera legislatura, que entonces además estuvo integrada por cinco concejales en coalición con el Partido Popular, fue el saneamiento económico del municipio. “El Ayuntamiento se había convertido en una carga económica para la ciudad. A día de hoy se pagan las nóminas, los seguros sociales, Hacienda, los proveedores cobran a 14 días y la deuda está bajando muchísimo. Esto está contribuyendo a que el Ayuntamiento esté empezando a prestar servicios públicos de calidad. Ya tenemos una serie de ellos encauzados, como el transporte público, por ejemplo, y otros en los que se está mejorando y algunos en los que todavía estamos lejos. Ahora mismo una de mis preocupaciones principales es la limpieza. Creo que estamos mejor pero todavía nos queda mucho camino por recorrer”. 

El alcalde atiende a los medios en rueda de prensa.

Además de la puesta en marcha y fortalecimiento de los servicios públicos, Franco quiere iniciar en este segundo mandato “el cambio de rumbo de la ciudad”. “Lo que queremos es instrumentar los mecanismos a través de los cuales la ciudad tenga futuro por sí mismo, fundamentalmente con la aprobación de un nuevo PGOU, que nos permita poner en valor ciertos desarrollos de suelos que atraigan inversiones productivas. Esto además entroncaría con un cambio de imagen de la ciudad”.

“Estamos en un momento ilusionante, con muchos retos y problemas por delante, por ejemplo, el Brexit o la crisis sanitaria. Ahora mismo el principal reto es poder afrontar estas dos cuestiones con seriedad. Centrándonos en las competencias del Ayuntamiento, estamos en un momento crucial donde estamos cambiando la fisonomía física de la ciudad, también su configuración económica, y ahora lo que falta es culminar la aprobación del Plan de Ordenación Urbana, y por lo menos que en este mandato hayamos sentado las bases para que el trabajo que tiene que desarrollarse a partir de ahí ya tenga los cimientos hechos”. 

La actual corporación municipal en el pleno de inicio de la legislatura.

Un futuro en el que Franco desea continuar como alcalde. “He dado todo lo que he podido, que no sé si será mucho o poco, pero más de lo que hemos hecho ha sido imposible. Me gustaría poder seguir de alcalde algún tiempo más, en el sentido que entiendo que todavía tenemos mucho que aportar a nuestra ciudad, creo que tenemos muchos proyectos que desarrollar y la verdad es que me gustaría poder llevarlos a buen puerto. Políticamente vuelvo a reiterar que nosotros empezamos y terminamos en este partido. Si yo hubiera querido alcanzar otras metas no estaría aquí, porque nosotros nunca vamos a gobernar en la Junta por ejemplo o en el Gobierno de España, aunque todo es ponerse. Creo que el techo es el que estamos tocando ahora, que estamos formando parte de equipos de gobierno en Mancomunidad y Diputación, en los que yo por cierto no tengo delegaciones, yo me centro en esta ciudad”.

Salvador Pagán: “Ser alcalde de una ciudad como La Línea no es fácil”

Salvador Pagán fue alcalde por el Partido Socialista de La Línea desde finales de 1985 a 1995. Una experiencia que recuerda “muy interesante e intensa, con momentos muy dulces y otros ácidos. Pero la mente humana termina descabalgando estos últimos y ya sólo me acuerdo de las cosas agradables”. Una etapa en la política de la que también se lleva amigos. “De entonces recuerdo a mis magníficos compañeros de corporación a los que tengo un cariño muy especial y a mis adversarios políticos, que no enemigos, que también terminaron siendo amigos. Algo que a día de hoy parece un objetivo inalcanzable. Pero en aquella época, manteniendo siempre nuestros propios criterios e ideologías, todos teníamos un objetivo común: la ciudad”. Una ciudad a la que llegó destinado como profesor en 1976 y de la que ya no se ha ido. 

Los años de Pagán en la alcaldía sirvieron para desarrollar el documento sobre la deuda histórica de las administraciones con la ciudad de La Línea, consecuencia de las políticas de Estado. “Entonces íbamos al Gobierno central, a la Junta y a la Diputación todos los portavoces unidos, juntos al mismo tiempo”. Tras este documento, Pagán y su equipo también aprobaron el Plan General de Ordenación Urbana, actualmente todavía vigente. “El PGOU es una herramienta fundamental que determina la política de acción, la filosofía de en lo que se va convertir esta ciudad. Después de 30 años, este PGOU está completamente desactualizado. No es normal que sigamos con el mismo documento”.

Salvador Pagán durante su etapa como alcalde (1985-1995)

Para este profesor convertido en alcalde, el futuro de La Línea pasa “por una corporación potente y consistente con el apoyo de todos los partidos políticos. Ahora tenemos además, por primera vez, a una diputada propia en el Congreso. Por otro lado, los linenses tienen que sacar lo mejor de cada uno de ellos, en su día a día, en su trabajo cotidiano, en su entorno, apostando siempre por esta ciudad”.  

Mientras tanto Pagán, Alcalde Honorario desde 2018, continuará dirigiendo, lo hace desde 2004 y también lo hizo del 78 al 83, el instituto Antonio Machado; un centro que hoy es referencia por su programa de lucha contra el absentismo, siendo incluso trasladado a otros institutos. “Hemos pasado de tener 175 alumnos a 900 alumnos y 70 profesores. Hemos pasado de ser un centro al que la gente daba lo que fuera por no venir a ser un centro más de La Línea. Ahora somos igual que los demás, con arreglo a nuestra idiosincrasia y por lo que tenemos puestos en marcha más de 36 programas para que nuestros alumnos no abandonen”. 

Salvador Pagán y el equipo directivo del IES Antonio Machado. Foto: El Confidencial.

Entre la alcaldía y la dirección de un instituto, Pagán prefiere el maletín de profesor. “Me siento muy honrado de haber podido coparticipar en el desarrollo de esta ciudad, pero yo me preparé para estar en un instituto y la experiencia de la dirección es una más de tu trabajo como docente. Nadie más que un exalcalde podrá entender al actual alcalde. Ser alcalde de una ciudad como La Línea no es fácil. Este es un territorio singular, frontera con Gibraltar, la única de este tipo en Europa y que depende mucho de las decisiones del Estado. Juan Franco tiene ahora un gran reto por delante, el Brexit. La alcaldesa de Barcelona o el alcalde de Estepona podrán tener muchos otros problemas también, pero no de este tipo. Lo tiene Juan Franco, como lo tuvo en su día Pedro Alfageme. Dirigir una ciudad es algo muy complicado y dirigir La Línea todavía más. Algo que solo es superable por el talante de su gente. Eso al final es lo que te llevas de todo esto”. 

Juan Carmona: “Tenemos que conseguir dejar de ser dependientes de Gibraltar para pasar a ser complementarios”

Aunque parezca difícil superar la mayoría absoluta del actual alcalde, lo cierto es que Juan Carmona (1979-1984) ha sido el alcalde más votado de la historia, logrando 22 concejales en las elecciones de 1983.

De profesión abogado, recuerda su paso por la alcaldía como una experiencia “tremenda, en el buen sentido de la palabra. Yo tenía 27 años cuando me “encontré” como alcalde de una ciudad arruinada, tanto el pueblo como las arcas municipales, con muchas calles de barriadas sin pavimentar, sin alcantarillado, sin agua, con una plantilla escasa y envejecida, con 10 policías locales para toda la ciudad, y sobre todo con enormes problemas de delincuencia, drogas duras y una ciudadanía deprimida. Pero al final el sabor de boca fue muy bueno, se consiguió mucho, sobre todo transmitir futuro”. Carmona logró durante sus años en la alcaldía la implantación de infraestructuras de servicios urbanos en toda la ciudad, depuradoras (los vertidos eran directos al mar), el polideportivo cubierto, la residencia de ancianos, la reforma del mercado.

Juan Carmona durante su etapa como alcalde.

Pero si hay un momento que marcó su trayectoria como alcalde de esta ciudad ese fue el de la reapertura de la Verja con Gibraltar. “Aún lo recuerdo con enorme emoción. Tuvimos que luchar mucho para convencer al Gobierno y a las instituciones de que había que hacerlo, que el cierre fue un enorme error que arruinó La Línea para no conseguir nada, al contrario, produjo una brecha entre dos pueblos hermanos que todavía no se ha superado”.

Ante el Brexit, aún con incertidumbres, este exalcalde socialista es optimista. “Al final todo volverá a ser parecido a como es ahora y eso puede ser una oportunidad para nuestro pueblo si las cosas se hacen, se plantean, bien. Tenemos que conseguir dejar de ser dependientes de Gibraltar para pasar a ser complementarios”.  

Cierre de la Verja con Gibraltar.

Para Carmona, La Línea necesita para su futuro “una buena gestión en cuanto a economía municipal y servicios municipales, pero la lentitud administrativa en cuanto a la respuesta a solicitudes de licencias, autorizaciones, es desesperante. No me lo explico con tanto técnicos y funcionarios. El futuro de La Línea pasa por la eficacia, que falla, la honradez, que me consta, y sobre todo por la valentía de sus munícipes, que requiere, sin duda, un ejercicio de entender lo que significa un mandato popular tan importante”.

Estos son tres alcaldes, de tres momentos distintos, pero con un mismo objetivo: La Línea de la Concepción.

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