La ROMA del Campo de Gibraltar

20 de Enero de 2021
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No hubo rincón en el Mediterráneo que no conociera el pueblo de Rómulo y Remo. Ni siquiera este de la provincia de Cádiz, el Campo de Gibraltar, en el extremo más meridional de la península. La posición estratégica de esta zona, en el Estrecho, fue un aliciente. La belleza del paisaje, una apuesta segura para que el Imperio Romano, que se extendió por Europa, Asia y África, también estableciera en esta comarca su estilo y forma de vida.

Por si quedara alguna duda del potencial de esta tierra, hace miles de años los romanos ya adivinaron y supieron valorar la riqueza de este lugar. Para recordarlo, viajamos en el tiempo y recorremos dos enclaves con mucha historia, Carteia y Baelo Claudia. La historia de la Roma del Campo de Gibraltar.

Carteia, un crisol de culturas escondido

En Carteia los restos arqueológicos se agolpan, unos encima de otros, como todas y cada una de las culturas que han dejado su huella en este trocito de la Bahía de Algeciras.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1968, Carteia sería hoy la capital del Campo de Gibraltar

A escasos metros de la playa de Guadarranque, en el municipio de San Roque, Carteia se asoma entre la vegetación a la bahía, abrigada por este accidente geográfico y flanqueada por el Peñón de Gibraltar y el resto de la comarca, siempre con el continente africano por frente. Carteia todavía guarda restos de época fenicia, púnica, romana, visigoda, bizantina, árabe y cristiana. Todo un crisol de culturas que permanece escondido desde hace siglos.

La Carteia romana toma forma a partir del siglo III a.C. cuando, tras vencer en las Guerras Púnicas, los romanos se establecieron en esta ciudad y llevaron a cabo un importante proceso de monumentalización. La población nacida en ella, hijos de soldados romanos y de hispanas, logró que en el 171 a.C. Carteia se convirtiese en la primera colonia romana fuera de Italia, después de que el Senado de Roma le concediese el título de Colonia Libertinorum Carteia.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1968, Carteia sería hoy la capital del Campo de Gibraltar. Epicentro de la vida social, económica y política de la zona, la ciudad se vio envuelta en conflictos internos como el que enfrentó a César con Pompeyo a finales del siglo I a.C. Los habitantes de Carteia apoyaron a este último, el perdedor de la guerra, y sufrieron las consecuencias. A partir del VI d.C. fueron los visigodos quienes se instalaron en la ciudad.

Qué ver en Carteia

En un perímetro acotado de unas 27 hectáreas, de Carteia sólo se ha excavado un 7%. En este yacimiento arqueológico se conservan los restos de una muralla púnica, un templo romano de época republicana, una piscina de planta basilical, las termas y varias viviendas romanas. También una factoría de salazones junto a la costa y un conjunto de necrópolis tardorromanas. El teatro, parcialmente excavado, contaba con un aforo estimado de 5.200 personas y es el más grande de Andalucía visible en su totalidad. En este enclave también hay una almenara de vigilancia del siglo XVI mandada construir por Felipe II, la torre del Rocadillo, y un búnker de la II Guerra Mundial que formó parte de las 500 fortificaciones que se construyeron en la costa frente a posibles ataques desde Gibraltar.

Baelo Claudia,  el mejor ejemplo de  urbanismo romano

Entre dunas de arena y salpicado por el mar, surge el conjunto arqueológico de Baelo Claudia. En la ensenada de Bolonia, en el municipio de Tarifa, todavía sobreviven los restos de la que, hace siglos, miles de años, fue una importante urbe romana que se hizo un hueco en el Imperio por su determinante peso comercial y económico. Un lugar singular, por la belleza natural de su entorno, dentro del Parque Natural del Estrecho, y por su buen estado de conservación. Baelo Claudia representa uno de los mejores ejemplos de urbanismo romano.

Bien de Interés Cultural, esta villa costera ya existía en la época de los fenicios. Un asentamiento que los romanos aprovecharon para establecer una pequeña colonia en un punto tan estratégico como el Estrecho de Gibraltar, a sólo 14 kilómetros de África.

Un lugar singular por la belleza natural de su entorno, dentro del Parque Natural del Estrecho, y por su buen estado de conservación, Baelo Claudia representa uno de los mejores ejemplos de urbanismo romano

La Baelo Claudia romana surge a finales del siglo II a.C. Esta ciudad marítima fue creciendo progresivamente de la mano de sus factorías de productos del mar, conservas, salazones de atún y, como no, el producto gourmet de la época, la sala garum, que fue exportada a todo el Imperio. El comercio con el norte de África fue otro de sus motores de desarrollo, convirtiéndose en puerto de unión con Tingis, la actual Tánger.

Industrial y comercial, Baelo Claudia también creció urbanísticamente y llegó a convertirse en uno de los centros económicos más importantes en el área del Mediterráneo. En el siglo III d.C. la ciudad fue asolada por un terremoto que marcó su proceso de decadencia, iniciado a mediados del siglo II d.C. y acentuado por el constante avance de los piratas y las crisis de producción. Tras una paulatina regresión, Baelo Claudia quedó despoblada hacia el siglo VII d.C.

Qué ver en Baelo Claudia

En 1917 comenzaron las primeras excavaciones arqueológicas en Baelo Claudia, hallándose restos de una ciudad próspera y construida según los cánones clásicos de Roma. En Baelo Claudia todavía se diferencian las vías romanas, el foro, los templos en honor a los dioses, los tribunales, el teatro y el mercado. También comercios, tabernas y viviendas, las termas, el sistema de alcantarillado y el acueducto, así como los restos de la industria local en forma de piletas en las que se trabajaba con los productos del mar. En el teatro de Baelo Claudia, con aforo de hasta 2.000 personas, todavía se representan algunas obras; siendo el Festival de Teatros Romanos de Andalucía uno de sus espectáculos más destacados cada verano. 

Desde 2007 el conjunto cuenta además con un centro de interpretación que integra un espacio expositivo museístico, con numerosos bienes procedentes de las distintas excavaciones practicadas en este enclave.