Viernes Santo, Viernes de Pasión. El pueblo de La Línea y sus distintas barriadas se han volcado este viernes visitando los altares de las imágenes titulares que, esperando al Domingo de Resurrección, cierran ya la Semana Santa linense. Multitud de hermanos cofrades, fieles y devotos han pasado el día guardando cola a las puertas de las distintos templos, esperando su turno para poder pasar unos minutos cerquita de ellos, a los pies de esas tallas sacras a las que hoy encomiendan sus rezos, plegarias, ruegos y promesas.
El Cristo del Mar y Santa Madre de Dios, Luz y Esperanza Nuestra en el barrio de La Atunara, Amor y Esperanza en San Bernardo, Soledad y Santo Entierro y Misericordia y Amargura en el centro han sido las hermandades protagonistas de la jornada de hoy en la que, ante la imposibilidad de salir a la calle para cumplir su estación de penitencia del Viernes Santo por la situación sanitaria, han recibido la visita de cientos de fieles, un reguero continuo de ellos; de jóvenes y no tan jóvenes, solos, acompañados, en familia, con amigos, arrastrando un carrito de bebé o una silla de ruedas. Nadie con ese pellizco cofrade ha querido faltar hoy a su cita. Una foto, una ofrenda, un llanto, un recuerdo y un hasta pronto.
Las distintas hermandades han establecido un estricto protocolo de seguridad sanitaria, con entradas y salidas diferenciadas, control de aforo, respeto de la distancia de seguridad y dispensación de gel hidroalcohólico. Con una mezcla de sentimientos encontrados, con la alegría de poder disfrutar al menos de la vida de hermandad junto a sus titulares, pero con el sabor amargo de no llegar a culminar la estación de penitencia en la calle, los responsables de las hermandades del Viernes Santo linense han agradecido esta gran acogida, el calor y el apoyo recibido por los fieles que los han visitado hoy, esperando que el próximo año vuelvan a reencontrarse en las calles, para júbilo de todos, porque significará que todo irá mejor.