La tercera noche del VII Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía fue un viaje mágico y musical de Algeciras a El Caribe, y del hoy al ayer, a través de la voz y la interpretación de una artista irresistible sobre el escenario, cercana y entregada a un público que agotó el aforo del Parque María Cristina. Pasión Vega es pasión con solo estar. Cuando canta, la cosa se multiplica.
La "madrileña, malagueña, gaditana", así se definió, se presentó de elegante blanco para destapar la noche con Natural, una preciosa bachata de Anthony Escandón. Pasión Vega propuso una travesía de canciones de ida y vuelta que da sentido a su disco Todo lo que tengo, y casi a toda su carrera musical. Todo acariciado con esa musicalidad y esa personalidad dulce y apabullante a la vez, expresada en cada quejido, cuando ríe, cuando mueve el vestido o cuando juega con el abanico. Todo sopla a favor de la creación de atmósferas tan suyas.
La cantante, también de rosa, jugueteó con sus clásicos y los de aquellos que más le han influido. Pasión por Serrat, Pasión por Carlos Cano, Pasión por Pasión. La gata bajo la lluvia, Tan poquita cosa, María se bebe las calles. La Habanera de Cádiz, Lucía, María la Portuguesa. Jacob Sureda fue un magnífico compañero de viaje al piano.
Como cada uno de los artistas que pasan por el escenario de este Encuentro Internacional, Pasión Vega recordó la grandeza de Paco de Lucía, referente suyo y de músicos "de todos los colores y estilos". También tuvo palabras para el algecireño Antonio Romera El Chipi, alma mater de La Canalla y autor de algunas de las canciones de la artista, como Canto y río, que formó parte del repertorio de la noche. El Chipi estuvo presente y disfrutó como el que más. También el padre de Pasión Vega se encontraba entre el entregado público. La noche tuvo broche lorquiano con La Tarara.
Después del concierto, una vez finalizado viaje, el ambiente de realismo mágico creado por Pasión Vega seguía impregnado en el Parque María Cristina.
