Qué es el hidrógeno verde y por qué se habla tanto de él en el Campo de Gibraltar

22 de Marzo de 2022
Aqualia puerto algeciras
Aqualia puerto algeciras

De un tiempo a esta parte, las noticias relacionadas con los proyectos para la producción de "hidrógeno verde" están de plena actualidad en nuestro país, y, muy especialmente, en el Campo de Gibraltar. Durante la reciente presentación del proyecto Misiones Zeppelin, el responsable técnico del área de sostenibilidad de Aqualia, Zouahyr Arbib, ya explicó algunas de las claves de esta fuente de energía "sostenible" que, a tenor de las últimas informaciones, marcará el futuro desarrollo industrial y económico de nuestra comarca.

Actualmente, solamente un 1% del hidrógeno que se produce en el mundo proviene de fuentes renovables. La Hoja de Ruta de España del Hidrógeno quiere elevarlo hasta el 25% en 2030, fundamentalmente para consumo de la industria, y también para comenzar a mover trenes, aviones y otros vehículos.

Pero... ¿sabemos de qué hablamos cuando hablamos de hidrógeno verde? En este artículo vamos a intentar responder a algunas de las preguntas que se nos plantean al respecto.

Una "alternativa" en la adaptación al cambio climático

Según la información facilitada desde el proyecto Zeppelin, el hidrógeno (H2) se ha postulado como "una de las más prometedoras vías de mitigación y adaptación al cambio climático", al ser capaz de producir energía eléctrica, mecánica y térmica sin generar emisiones directas de dióxido de carbono (C02). Las emisiones excesivas de este gas, también conocido como anhídrido carbónico, son una de las principales causas del "efecto invernadero" en la atmósfera, y, por tanto, del calentamiento global de nuestro planeta.

Dichas emisiones no han bajado en los últimos años (exceptuando el paréntesis que supusieron los meses de confinamiento y la caída drástica de la actividad humana, a causa de la pandemia de la Covid-19), y están relacionadas, fundamentalmente, con tres sectores: el transporte, la industria y la generación de electricidad.

Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) son, en cualquier caso, la principal fuente en la actualidad de gases de efecto invernadero (GEI). Y, si algo está ya claro, es que el futuro pasa, sí o sí, por reducir el exceso de emisiones contaminantes, reducir la llamada "huella de carbono" y "descarbonizar" la economía.

La transición energética, en marcha

Actualmente, el 96% del hidrógeno que se comercializa se produce, a escala industrial, a partir del reformado de fósiles. Este proceso lleva asociado un elevado impacto ambiental (11,5 kg de CO2 por cada kilogramo de H2), lo que lo vuelve "inviable" como vía de producción de H2 en un entorno como el actual, que se ha puesto como objetivo la "descarbonización".

"Asimismo, es imprescindible que la transición energética se base en los principios de la economía circular, con la gestión de residuos como uno de los elementos clave para mitigar y frenar el impacto climático y económico asociado a su generación", explican desde el proyecto Zeppelin.

Igualmente, el futuro pasa, según advierten los expertos, por fomentar una "simbiosis industrial", que permita convertir subproductos o residuos de unas industrias en materias primas para otras.

Alternativas a la electrólisis y aprovechamiento de residuos

Investigaciones como las del proyecto liderado por Aqualia, que iniciarán su andadura en Algeciras y el arco industrial de la Bahía, tienen, precisamente, ese desafío por delante: desarrollar tecnologías "flexibles" de producción y almacenamiento de hidrógeno verde basadas en el aprovechamiento de residuos y subproductos, y que puedan ser alternativas y complementarias a la electrólisis del agua (la descomposición de la molécula H2O en gases de oxígeno e hidrógeno separados, a través de una corriente continua).

Algunos de estos "retos tecnológicos" permitirán desarrollar nuevos modelos de obtención de "hidrógeno verde", desvinculados del uso de agua y de energías renovables, a través de procesos innovadores como el reformado del biogás y el bioetanol, la fermentación oscura (FO), la electrólisis microbiana (EM), y la gasificación y almacenamiento de H2.

Y todo ello, integrado en un "modelo energético descarbonizado", bajo los principios de la economía circular y la digitalización, y "en un escenario de estrés hídrico agravado por fenómenos derivados del cambio climático", como la actual situación de sequía que padecemos.

Reducción de costes y de emisiones

Según la información facilitada por el consorcio de empresas y organismos de investigación liderado por Aqualia, los procesos que se desarrollen gracias al proyecto Zeppelin permitirán reducir los costes de producción de hidrógeno verde en un 30% con respecto a la producción con electrólisis, y reducir las emisiones de CO2 asociadas en un 70%.

Igualmente, permitirán establecer un modelo de aprovechamiento de residuos con potencial para generar, a nivel nacional, más de 133.800 toneladas al año de hidrógeno verde, lo que permitiría cubrir más del 30% de la demanda de H2 en todo el país.

Las materias primas, nuestros residuos

Los residuos utilizados como "materias primas" para estos innovadores procesos se obtendrían, principalmente, de aguas residuales, lodos de estaciones depuradoras, subproductos agroalimentarios, residuos lignocelulósicos, excedentes de biogás de estaciones depuradoras e industrias como la textil, y excedentes de energías renovables. En algunos de esos casos, la obtención de hidrógeno se realizaría exclusivamente, a través de "procesos microbiológicos", y en otros se utilizarían tecnologías catalíticas.

El proyecto cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Investigación del Gobierno de España, ha sido subvencionado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), y cuenta con financiación de la Unión Europea a través de los Fondos Next Generation.

El consorcio que lidera Aqualia está conformado por las empresas Reganosa, Naturgy, Norvento, Perseo, Redexis, Técnicas Reunidas y Repsol.  También se integran en esta alianza el Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial (Cetim), coordinador de la oficina técnica del proyecto, y otros siete centros de investigación: Cidaut, Ciemat, EnergyLab, Imdea Energía, ITQ, la Universidad de Valladolid y el Itmati.