El Gran Poder ha vuelto este Jueves Santo a recorrer las calles de La Línea. Y lo ha hecho como tiene acostumbrado a su gente, a sus fieles y devotos, a su pueblo, como una de las sagradas imágenes más imponentes y majestuosas de la Semana Santa linense. Recorre las calles, solemne, Jesús del Gran Poder.
No cabía un alma más esta noche en la puerta de la Casa Hermandad del Gran Poder, en Méndez Núñez, donde agentes de la Policía Local, con el apoyo más tarde incluso de la Nacional, trataban de organizar al tumulto que esperaba con emoción el inicio de la estación de penitencia de la Real, Venerable y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, María Santísima Reina de los Ángeles y Santa Cruz de Jerusalén.
Un gentío que ha silenciado los primeros sones de la banda de cornetas y tambores y que ha roto en abrazos, aplausos y lágrimas tras las primeras levantás y chicotás del Señor del Gran Poder, que volvía así a reencontrarse con sus cientos de fieles. Estos han acompañado y arropado durante todo su recorrido a la solemne imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas camino del Calvario, en el momento que le ayuda Simón Cirineo. Porque La Línea, cada Jueves Santo, en la salida del Gran Poder, se convierte en Cirineo para compartir con fervor el peso de la cruz.
Este sentimiento, de emoción y devoción, los cientos de hermanos nazarenos y promesas del cortejo, los fieles, devotos y curiosos que han abarrotado esta noche las calles más céntricas de la ciudad, con saetas y ofrendas en cada rincón, han sido otras notas que han acompañado este Jueves Santo, con nobleza y elegancia, un año más, la estación de penitencia del Señor del Gran Poder de La Línea.