Cincuenta años con la ilusión de un niño que nunca termina y que, por el contrario, se pasa de generación en generación. Eso es lo que sienten y viven los más pequeños -y no tan pequeños- en la Villa de Los Barrios, año tras año. Este ha sido uno que no quedará en el olvido. El del 50 aniversario. Jamás se había recordado un 'Día del Niño' igual.
Desde las siete de la mañana el pitido de los niños se convertían en el gallo que anuncia un nuevo día. Los más jóvenes del municipio recorrieron este domingo las calles para anunciar su llegada. Para recordar que hoy era el gran día. A la vuelta de la caminata les esperó un buen desayuno con chocolate caliente y bizcochos.
A partir de las dos de la tarde, la Plaza de la Iglesia se llenó de música, de buen ambiente y de paella, una cita también para el disfrute de los mayores -en su momento de reponer fuerzas-. Lo mejor estaba por llegar. A las 17.00 horas, desde el colegio de San Ramón Nonato de Los Barrios, los pequeños, disfrazados para participar en el pasacalle concurso del Día del Niño se colocaron por dentro de la fila doble que conformaban los voluntarios del grupo parroquial, dispuestos a seguir cada paso y cada coreografía. Por un momento parecía que ese pasacalle era liderado por los padres, que acogieron la iniciativa casi con tanta energía e ilusión que los más pequeños.
A última hora de la tarde, ya con algo de nostalgia al pasar esta festividad que llevaban esperando y organizando todo el año, se hizo entrega de los premios de la rifa, del concurso de bizcochos y de disfraces en la Plaza de la Iglesia, donde se pudo disfrutar de últimas de un estupendo ambiente, con una brisa que anunciaba el inicio de la estación otoñal y la entrada al mes de octubre. El fin de un día especial. Un día para volver a ser niños. Una cita generacional. De padres a hijos y de hijos a nietos. El Día del Niño, historia De la Villa de Los Barrios.