La triatleta linense Mónica Falgueras Velázquez ha completado el prestigioso Ironman de Hawaii, el Mundial de este deporte que se ha llevado a cabo en la ciudad de Kailua-Kona. De hecho, para poder participar en esta prueba hay que clasificarse según los resultados obtenidos previamente.
Falgueras ha terminado en el puesto 162 (más que la posición, acabar ya es un triunfo) en la categoría 40-44 con un tiempo de 12h.58:03 en completar los 3.800 metros en natación; 180 kilómetros de ciclismo; y la prueba atlética, una maratón: 42,195 kilómetros.
Según ha explicado la atleta en redes sociales que "sabía que tocaría sufrir…, pero lo tenía asumido y el objetivo estaba claro".
Ha contado que "nos colocamos en el agua con todos los gorros de mi color y cuando pitan voy a darle a mi reloj para empezar y a la que le doy se cae al agua: 'zuputamadreeeee'!!! No sabía que hacer" señala entre risas y rabia por igual, apuntando que "metí la cabeza y medio bucee todo lo que pude, pero eso ya no se veía y todas (las rivales) salían nadando. Pues nada toca seguir. Salgo la última, mi intención es no agobiarme en el agua y poco a poco voy encontrándome guay, e incluso voy adelantando. Salgo del agua, no sabía tiempo ni nada, pero 'más feliz que una perdiz'…", destaca.
Y sigue. "Hago la transición. Salimos en bici y el único objetivo rodar lo mejor posible sin calentarme. Allí pocas son cojas, algunas me adelantan, a otras las adelanto y todo iba bien. Llego al kilómetros 80 porque sabía que ahí tocaba subir 10 kilómetros para el giro y de repente, sin saber por qué, porque estaba subiendo, no estaba acoplada y en ese momento estaba adelantando a una chavala, un juez me dice "penalti box española". No se si puede que no me echase lo antes posible a la derecha o qué… La cosa es que me tocó, cosa que te tara, pero bueno eso es lo de menos. Paramos cinco minutos en el box cagandote en to y ya está".
Continúa contando que "sigo y aunque retrasada, todo iba bien, hasta que sobre el kilómetro 120 de la bici empezaron los retortijones (el día antes no tuve el estómago muy católico la verdad y no pensé que me afectaría tanto, pero bueno otra cosa que también tocó) y tuve que parar al baño", apuntando que tuvo que tomar una pastilla "que no me hizo efecto y empezó mi declive. Me obligaba a intentar comer, pero me sentaba fatal, la tripa no iba, y cada vez comía menos, y eso en un Ironman es morir. Aún así, la bici aunque estaba incómoda, a la vuelta casi tod@s iban igual de jodid@s... Menudo infierno"
"Cuando llegue al maratón la tripa cada vez estaba peor, era imposible comer, lo intenté con fruta y me obligaba con los geles, pero nada.... como entraban salían" cuenta con resignación, apuntando que "me planteé como siempre venga de avituallamiento en avituallamiento aunque tuviese que parar en cada retrete y así hice hasta que hubo un momento, no tengo claro qie kilómetro, pero incluso me mareaba y estuve andando muchísimo y solo bebía en los avituallamientos… Sobre el kilómetro 21/22 coincidí con Cabrera. Los dos íbamos igual de jodidos. Estuvimos hablando y andando un rato y al final nos conseguimos animar el uno al otro...".
Afortunadamente "mi estomago de repente empezó a darme tregua y conseguía comer plátano y agua y poco a poco recuperé fuerzas y ya desde el kilómetro 25 conseguí volver a trotar y ya no paré hasta meta, bueno en los avituallamientos para los plátanos y agua, que iba vacía", destacando que su pareja "después de tantas horas, allí seguía. Sólo deseaba volver a verle. Me dio ese último 'power' para bajar volando esos dos últimos kilómetros finales y poder disfrutar esa meta" reconociendo que "he de decir que las lágrimas se me saltaron tanto al empezar por verme allí como al terminar tanto por lo especial de esa meta como por lo que había costado".
