Las academias, la otra enseñanza que también pierde en pandemia

Los centros privados como las academias de inglés han perdido capacidad en sus aulas, con la dificultad añadida de rentabilizar sus negocios

26 de Enero de 2021
WhatsApp-Image-2021-01-26-at-18.01.53

La educación de los más jóvenes se ha visto dificultada en los últimos meses debido al coronavirus. Los más pequeños han tenido que recibir sus clases desde casa durante los peores meses de la pandemia y este curso, los protocolos están haciendo que la vida en las aulas esté lejos de la normalidad. Pero esta pandemia no solo está afectando en la educación a colegios, institutos y universidades. También lo sufre la educación no reglada.

Desde hace ya varias décadas, las clases particulares o en academias de inglés se han convertido en una actividad extraescolar habitual más en las ciudades españolas, como apuntarse a un deporte. Pero con el coronavirus, esta actividad, como muchas otras, no pasa por su mejor momento. A diferencia de la educación oficial, para ellos, dar clase no solo supone enseñar, sino que también es el negocio que les da sustento.

Las escuelas se han tenido que armar también de medidas de seguridad para poder ejerciendo su labor, siempre con menos capacidad de la que tenían antes por las restricciones de aforo. Luis White, de la academia White de Algeciras, destaca que en su academia se han puesto incluso mamparas en algunas aulas y el resto mantiene una gran distancia de seguridad entre mesas.

También en la academia Forever tienen medidas especiales que recuerdan a las de las aulas, como el uso de grupos burbuja. Los alumnos entran separados según el aula al que vayan, en filas diferenciadas, con el objetivo de no mezclarse. "El contacto es mínimo comparado con el colegio porque son solo una o dos horas de clase", destaca Ramón Rivera, de la academia Forever de El Rinconcillo, en Algeciras. Además de ello, las clásicas desinfecciones, mascarillas y distancia. Todo por mantener sus aulas como un espacio seguro.

Un momento difícil

Pero a pesar de estas medidas, no es fácil llevar adelante un negocio como este en tiempos complicados de pandemia. Rivera calcula que ha perdido en torno al 30% de sus estudiantes. "Empezamos en septiembre y a alumnos que llevaban varios años con nosotros sus padres no se han atrevido a llevarlos. Ahora es cubrir gastos y poco más e incluso yo cobro más tarde para poder pagar a mis trabajadores el sueldo al día y me lo he bajado para no tocárselo a ellos. Esto no es como un bar. Si cierras una academia los alumnos se van a otra y después no vuelven y ayudas no hay ninguna", admite. En White, también admiten que la situación "está peor", aunque dicen que siguen teniendo un buen volumen de alumnos.

Las academias, también online

Ante esta situación, muchas de ellas han tenido que pasar a modalidades online, una situación complicada cuando los alumnos son de corta edad. "Los profesores se han adaptado bien, pero se nota que es más complicado porque a los más pequeños les cuesta más estar delante del ordenador", dice Luis White, de la academia White. Una opinión similar tiene Ramón Rivera, de la academia Forever. "No es fácil. Las conexiones dan problemas y es más fácil que la persona sea adulta", señala.

Rivera destaca que ha visto cómo la sociedad todavía no se ha acostumbrado a este tipo de enseñanza: "En el confinamiento, intentábamos dar las clases en su horario habitual, pero a los padres les costaba porque no había costumbre, no había táblets en casa... Los alumnos que tenemos querían presencial. Los padres lo prefieren porque no es lo mismo".

Eso sí, hay quienes ven en el online una oportunidad de diversificar el negocio. Es el caso de White, que ha visto una fórmula para aprovechar esta circunstancia: captar gente de fuera para sus clases online. "Tenemos alumnos de Madrid, Canarias... Nos ha abierto una puerta para ir ampliando el negocio", finaliza.