Allá donde poder besarse en libertad

Sofía Furse.
Periodista
13 de Noviembre de 2022
Myriam y Samantha.
Myriam y Samantha.

Huir por amor. Esta es la historia de dos chicas, Samantha Kholoud y Myriam Ben, que huyeron de Túnez por miedo a ser encarceladas por ser una pareja homosexual. Gracias a la Asociación Roja Directa Andalucía LGTBI+ pudieron contactar con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y solicitar un visado para viajar hasta el Campo de Gibraltar, donde se encuentran.

Samantha y Myriam se conocieron el 28 de febrero de 2019 y desde entonces han tenido que hacer lo imposible por verse, haciéndose pasar por mejores amigas e incluso hermanas. "Al principio pensaba que Samantha era heterosexual, hasta que un amigo en común le preguntó si estaba saliendo con algún chico y respondió que le gustaban las chicas. Y esa era la respuesta que estaba deseando oír. Le pedí a un amigo de ella que le hablara de mí. Y todo empezó desde ahí", relata Myriam, que cuenta la experiencia de esta pareja a 8Directo.

Sin embargo, en Túnez no hay libertad para amar. Pronto tuvieron que empezar a poner excusas para verse y relacionarse. "Hemos tenido que hacerlo ya que están penadas las relaciones entre personas del mismo sexo, así lo establece la ley, la religión y la sociedad", lamenta. Myriam Ben afirma que existen artículos y leyes que respaldan y apoyan la pena de cárcel por la orientación sexual. "También hay problemas para los transexuales, si tu género es diferente al que aparece en tu documento de identidad puedes pasarte cinco años entre rejas", dice.

"Todavía hacen pruebas anales a los gays para demostrar que han tenido relaciones sexuales con el mismo sexo", comenta sobre una de las prácticas a los hombres homosexuales. En su caso, tuvieron que mudarse de casa hasta siete veces en menos de cuatro años, además de ocultarse y mentir en reiteradas ocasiones. "Kholoud (Samantha) se vio en la necesidad de mentir varias veces a su familia y aparecer en casa con supuestos novios. Incluso hemos tenido que pedirle a un amigo que fingiera ser su novio para que dejaran de molestarla y preguntarle acerca del matrimonio. Su madre una vez le dijo que tenía un candidato para ella", cuenta Myriam.

"Mi padre intentó matarme con una pistola"

Myriam Ben, tunecina que ha huido por ser lesbiana.

Las jóvenes no solo han tenido dificultades para lidiar con la sociedad y con la religión, también con los familiares, quienes no aceptaban su homosexualidad. "En mi caso mi familia nunca me ha aceptado y la de Samantha ni siquiera lo sabe todavía. Mi padre, ya fallecido, era policía e intentó matarme con una pistola cuando leyó mis diarios. A partir de ahí se pasó casi un año sin hablarme, vigilando cada uno de mis pasos, leyendo mis conversaciones privadas en Facebook y escuchando mis llamadas telefónicas haciendo uso de su autoridad como policía. A todo esto tienes que añadirle las agresiones que tenía que aguantar en casa ", recuerda tristemente.

Por suerte, ambas, en esos momentos que han dejado atrás, se rodeaban de amigos que formaban parte de la comunidad LGTBI, lo único que hizo que se sintieran "a salvo" y "parte de algo", ya que cuando quedaban con sus amigos heterosexuales debían continuar con la lista indefinida de mentiras y excusas.

Allí en Túnez, Myriam se hizo activista con el fin de poder mejorar el ambiente que se respiraba en la zona: "No estaba en la comunidad LGTBI, lo hacía en la política ya que consideraba que mi participación ayudaría a crear un nuevo contexto para mi país y, como consecuencia, algo de esperanza y seguridad para la comunidad LGTBI". A finales de junio de 2022 Ben leyó la nueva constitución, lo que sería un antes y un después en sus vidas. "Fue el 30 de junio, me encontraba leyendo la nueva constitución y la gran variedad de artículos que se apoyaban en la religión y creaban un régimen dictatorial. Por lo que no solo estábamos en riesgo ser encarceladas por nuestra orientación sexual, sino que existían más posibilidades todavía de que ocurriera por mi activismo en redes sociales contra el régimen", detalla Myriam Ben sobre el momento en el que decidieron marcharse de Túnez en busca de una nueva vida donde poder ser libres y amar.

Una vez tomada la dura decisión se encontraron con varias piedras en su camino. "Fue un proceso muy largo. Empezamos a enviar correos electrónicos a muchas embajadas preguntando si teníamos derecho a asilo para poder iniciar los trámites desde Túnez. Contactamos con Suecia, Países Bajos, Bélgica, España y Dinamarca. Solo nos contestó la embajada de Bélgica, que nos indicó que nuestras posibilidades de iniciar los trámites desde Túnez eran muy bajas", explica Ben las dificultades que se encontraron para tratar de abandonar su país. Tras este primer obstáculo buscaron el país más seguro: España. Y a partir de este momento reunieron todos los documentos necesarios y pidieron una cita con un abogado tunecino especializado en casos LGTBI. "Nos pusimos en contacto con varias organizaciones en Barcelona y Madrid, sin éxito. Las que contestaron nos dijeron que no había citas con la Policía y que no podían garantizarnos el alojamiento. Fue entonces cuando encontramos a Roja Directa y cuando dimos con Jesús, que básicamente hizo que todo rodara. Fue él quien contactó con CEAR e hizo de intermediario y que tuviéramos un alojamiento nada más llegar", agradece la joven al máximo representante comarcal de la comunidad LGTBI del Campo de Gibraltar.

"Lo más difícil fue encontrar cita en el centro de visados para España, ya que estaban sobrecargados y las citas se vendían en vez de reservarse por internet a través de una página oficial como debería", argumenta. El pasado 10 de octubre una nueva oportunidad llegó: les habían concedido el visado.

"Nuestro sueño siempre ha sido casarnos y ser una familia"

Myriam Ben, tunecina que ha huido con su novia.

Ya en el Campo de Gibraltar empezarán de cero y seguirán con las gestiones para cumplir sus sueños y fomar una familia. "Esperemos que pronto nos concedan la solicitud de asilo. A continuación, será difícil pero intentaremos casarnos y construir la familia que siempre hemos soñado Kholoud (Samantha) y yo, con dos hijos y dos perros", sueña la joven tunecina.

Aunque de momento están a gusto y se sienten bien recibidas en la comarca, en cuanto puedan les gustaría instalarse en Madrid o en algún lugar del norte. "Todo ha sido acogedor y extremadamente amable con nosotras, tanto CEAR como Jesús y su familia, pero tenemos miedo y no creemos que sea prudente quedarnos aquí. Hemos visto marroquíes en la zona y podría ser peligroso para nosotras si descubren que somos una pareja de lesbianas de Túnez. Pueden violarnos o publicar fotos nuestras en las redes sociales. Creo que nos iremos a Madrid o a algún lugar del norte", responde en una entrevista a 8Directo Myriam Ben, todavía con miedo e inseguridad tras huir de una sociedad donde, siendo lesbiana, es imposible amar.