El regreso a la tienda de la esquina

27 de Abril de 2020
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Esta crisis sanitaria ha traído consigo muchas revoluciones. También cambios en los hábitos sociales y de consumo. Las restricciones impuestas por el Gobierno en las salidas han supuesto, sin esperarlo, un espaldarazo para el pequeño comercio; para esa tienda de barrio, esa frutería de la esquina a la que dejamos de ir atraídos por los neones y las ofertas de los grandes supermercados. En El Estrecho hemos hablado con cuatro tiendas pequeñitas, cada una de ellas dedicada a un tipo de venta.

Desde el inicio de la pandemia sus ventas han subido notablemente. Las razones son varias, pero la principal radica en un mayor consumo provocado por la ausencia de comedores escolares, el teletrabajo o, simplemente, el no poder salir a almorzar o cenar a nuestro bar o restaurante favoritos. Ahora toda la comida se hace en casa y eso implica comprar más materia prima.

Pero también juega a favor otro factor clave, el deseo de los ciudadanos de evitar las aglomeraciones. Nos lo cuentan los propietarios de cuatro tiendas de barrio: una pescadería, una frutería, una carnicería y una panadería.

Nuevos clientes que esperan poder mantener

Yesica y su hermana, Raquel, atienden en una pescadería en la zona de Las Mimosas, y nos cuenta cómo están yendo las ventas estos días. "La gente quiere salir menos, hacen menos compras pero gastan más porque solo vienen una vez a la semana para evitar contacto con otras personas", explica Yesica, que ha aumentado el reparto a domicilio y los pedidos telefónicos. "Calculamos que nos habrán llegado entre 20 y 30 clientes nuevos, y esperemos que podamos seguir reteniéndolos cuando todo esto termine", apunta.

Yesica y su hermana Raquel, de la pescadería Las Mimosas

"Nos llaman, hacen el pedido y recogen si hacer colas"

En la Frutería Peña, ubicada en una esquina de la avenida Fuerzas Armadas, el teléfono comienza a sonar desde muy temprano. Jhonny y Noelia defienden a capa el producto. "Espero que la gente que está viniendo ahora se quede con la calidad que ofrecemos", explica el frutero, que reparte a domicilio gratuitamente entre la clientela que se encuentra en las calles más cercanas a la tienda. "Lo fundamental ahora es que nos llaman y recogen el pedido sin esperar colas", concluye.

Clientela rejuvenecida

Trabajadores de la Carnicería Tirado, en La Reconquista.

La clientela de la Carnicería Tirado, en el populoso barrio de la Reconquista, se ha rejuvenecido estos días. "Nuestros clientes habituales era gente más mayor porque al barrio no han venido familias nuevas, pero ahora tenemos clientes que no quieren ir a los supermercados, que prefieren recoger el pedido sin esperar demasiado tiempo ni compartir espacio con mucha gente", explica Francis, que atiende una carnicería que ya abrieron sus padres hace casi 50 años.

Reparten a domicilio sin cobrar nada a cambio, aunque reconocen que alguna propina se llevan; y el trabajo diario, solo con atender los pedidos al teléfono, ha aumentado considerablemente. "Y hamburguesas, que no paramos de hacer todos los días", concluye el carnicero.

Chocolate y frutos secos

Concluimos nuestro paseo por las tiendas de barrio en la pastelería Las Medina. "El pan es lo que más sale porque la gente acude a sitios más cercanos a sus viviendas parea evitar aglomeraciones", cuenta Pilar, una de las dos hermanas que despacha en esta pequeña panadería que estos días está viendo cómo sube el consumo de frutos secos y chocolate.

Pilar, de la pastelería Las Medina