La Unidad Pegaso: los guardianes del cielo del Campo de Gibraltar

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Periodista
02 de Enero de 2023
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En el asiento trasero del coche patrulla de la Unidad Pegaso de la Guardia Civil comienzan a sonar unos pitidos. Es la señal. El Aeroscope ha detectado el vuelo de un dron y los agentes se ponen en marcha. Sus armas: el detector, un inhibidor y la propia formación de sus agentes.

La misión de esta unidad, compuesta por un suboficial y dos guardias civiles, es principalmente controlar el espacio aéreo del Campo de Gibraltar a baja cota y preservar su seguridad. Se trata de unos agentes con una formación muy específica y en continua actualización. Los tres guardias civiles realizaron un curso de especialización en Madrid para formar el equipo, además tienen la titulación de pilotos avanzado de drones, el certificado para volar en varias categorías y formación como radiofonista, entre otros.

Una de sus funciones es velar por por el cumplimiento de la legislación vigente en el vuelo de drones, aunque no es la única. El uso de estas aeronaves se ha popularizado en los últimos años, tanto a nivel profesional como recreativo, lo que ha supuesto serios quebraderos de cabeza para la Unidad Pegaso. Al tratarse de nueva tecnología, falta concienciación entre los usuarios de los problemas de seguridad que puede generar un dron que vuela sin los permisos pertinentes ni en condiciones de seguridad. Es por ello, que desde 2019, año de creación de esta unidad, una de las labores de los agentes es tratar de concienciar a la población de que en sus manos no tienen un juguete, sino una aeronave con todas las consecuencias que ello implica.

El agente Francisco con el dron de la Unidad Pegaso. Foto: Juanma Galindo.

La puesta en marcha de la Unidad Pegaso en el Campo de Gibraltar está más que justificada, ya que la comarca está considerada una zona de especial sensibilidad. Los guardias civiles vigilan concienzudamente el entorno de la Bahía; la zona del helipuerto; los polígonos industriales; las dos terminales de contenedores y la de hidrocarburos (EVOS), en el Puerto de Algeciras. Asimismo, también centran la atención de la Unidad Pegaso los propios acuartelamientos militares y de la Guardia Civil y el centro penitenciario de Botafuegos.

Sanciones

El equipo Pegaso de la Guardia Civil de Algeciras tiene su sede en las instalaciones del puerto. Desde allí, salen diariamente a patrullar para garantizar la seguridad en el espacio aéreo del Campo de Gibraltar. Su zona de influencia abarca desde Zahara de los Atunes hasta Jimena de la Frontera. Se trata, además, de un área en la que volar un dron con fines recreativos es prácticamente imposible ya que se encuentra restringida por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.

La comarca registra mucho tráfico de vuelos de Estado a muy baja cota fundamentalmente por la idiosincracia de la zona con operaciones de droga, inmigración, salvamento marítimo o del Ejército, entre otras. Son vuelos que se realizan a la misma cota en la que se suele volar un dron, de ahí el peligro de hacerlo. Y a pesar de ello, los agentes de Pegaso tienen trabajo.

Hasta octubre de 2022, propusieron 96 infracciones administrativas para sanción relacionadas con el mal uso de los drones. En 2021 fueron 82. El importe de la multa depende del grado de gravedad de la infracción. Las leves se castigan con apercibimientos o multas de entre 60 y 45.000 euros. Las graves tienen sanciones de 45.001 a 90.000 euros y las muy graves de 90.001 a 225.000 euros. En el caso de la actividad profesional, las conductas leves tienen apercibimiento o multa de 4.500 a 70.000 euros; las graves, multas de 70.001 a 250.000 euros y las muy graves desde los 250.001 hasta los cuatro millones y medio de euros. 

"Principalmente cuando realizamos un control buscamos que se realice con seguridad sobre las personas y los bienes.Distinguimos entre dos grupos de sanciones: falta de documentación para volar la aeronave y comprobar cómo se realiza la operación", explica el sargento primero Diéguez.

Miembros de Pegaso, en una operación. Foto: Juanma Galindo.

La actividad de control aumenta en los meses de verano debido a la afluencia de turismo extranjero al Campo de Gibraltar. Los turistas obvian las normativas (que son de ámbito europeo) y usan drones para grabar por ejemplo los paisajes costeros de Tarifa y las dunas de Valdevaqueros o Bolonia.

No obstante, el sargento primero Diéguez reconoce que "cada vez el ciudadano está más concienciado, sobre todo los profesionales que se preocupan de recibir la formación exigida y tener toda la documentación en regla".

Operativa

Cualquier objeto que se levante del suelo enciende las alarmas en el equipo Pegaso. Sus tres integrantes el sargento primero Diéguez, y los guardias civiles Francisco y Elena se ponen en marcha con las señales acústicas que reciben del Aeroscope, un aparato que detecta cualquier objeto que vuele a una determinada cota. "En el caso de los drones, no es necesario que alcen el vuelo, nada más que el usuario lo encienda, ya lo detectamos", explica Elena.

La pantalla del Aeroscope marca la localización del objeto en cuestión y la patrulla se pone en marcha. El objetivo es siempre el mismo: comprobar que la operación se realice de forma segura y que el piloto tenga toda la documentación en regla.

En esta ocasión, los agentes acuden a la zona de Sotogrande para supervisar una grabación con drones realizada por la empresa Droneskota. Todo está en regla, la documentación ha sido enviada con anterioridad al equipo Pegaso y solo acuden para comprobar que la operación se realiza en condiciones de seguridad. La zona está acotada y no es un lugar por el que transiten ciudadanos ajenos a los trabajos.

"Intentamos interferir lo menos posible en el trabajo de los profesionales", asegura el agente Francisco, quien enumera que para un vuelo recreativo es obligatorio estar registrado como operador en la Agencia Estatal Aérea quien emitirá un número que debe ir impreso en una etiqueta pegada al dron, es la placa identificativa. También hay que estar en posesión de la certificación de piloto dependiendo de la categoría o subcategoría del aparato que se vaya a volar y el seguro obligatorio. Si se trata de un vuelo profesional es necesario un manual de vuelo, solicitar las autorizaciones al Estado Mayor del Aire y realizar las coordinaciones en el espacio aéreo.

Pero no siempre la operación es tan fácil para el equipo Pegaso. Cuando no se tiene constancia de la documentación del dron, los agentes acuden al punto marcado por el Aeroscope. Toca localizar al piloto y pedirle que deje de volar. En el caso de que no se localice y el dron pueda poner en peligro la seguridad actúa el inhibidor. Esta especie de arma futurista es la encargada de neutralizar el dron (el piloto pierde el control sobre la aeronave) y la hace descender en condiciones seguras.

Elena, agente de la Unidad Pegado, utiliza el inhibidor. Foto: Juanma Galindo.

"Un dron que vuela sin las autorizaciones pertinentes puede causar un grave problema de seguridad aérea, si por ejemplo interfiere en el helipuerto o incluso podría caerle a alguna persona en la cabeza", explica el sargento.

También se puede incurrir en otro tipo de delitos como el de intimidad de las personas por grabar en el interior de una propiedad para hacer un uso particular de esas imágenes.

Uso con fines delictivos

La popularización del uso de los drones, al alcance de cualquiera, plantea el riesgo de que pueda ser usado con fines delictivos. Se trata deotro de los retos a los que se enfrentan los miembros de Pegas. Principalmente los clanes del narcotráfico asentados en la comarca los utilizan para realizar labores de seguimiento a los propios agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Otro problema que va en aumento es la utilización de estos artilugios para llevar droga u objetos prohibidos como armas o móviles a internos de la prisión de Botafuegos.

El sargento Diéguez y el guardia civil Francisco Serrano. Foto: Francis Mena.

Según la Unidad Pegaso, en la cárcel de Algeciras aún no se encuentra en la situación de la de Ceuta, a la que el uso de drones para el transporte de drogas y objetos prohibidos para los internos le supone graves problemas. Sin embargo, es cierto que en los últimos meses los episodios relacionados con drones en Botafuegos tienen en alerta constante a los miembros de la unidad.

Sin embargo, sus funciones no se limitan solo a la vigilancia del espacio aéreo ya que trabaja cuando sus agentes son requeridos en búsqueda de desaparecidos, como en el reciente caso del vecino de Los Barrios Paco Cano, o prestando ayuda a otras unidades mediante cobertura aérea, como por ejemplo en un incendio. Porque además de sistemas de detecciones fijos y portátiles y el inhibidor, la unidad Pegaso de Algeciras también tiene drones, que les permiten alcanzar sitios que serían inaccesibles a pie.

Por tanto, su función va mucho más allá del control de drones. Tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de un cielo con cada vez más tráfico.