Lágrimas ante el Nazareno y la Amargura en un Jueves Santo de emociones

Francis Mena
Periodista
14 de Abril de 2022
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El dolor del Hijo de Dios para salvar a la humanidad. En eso se basa el Nuevo Testamento. Esta Semana Santa 2022 también es salvadora, de alguna manera curativa de tanto sufrimiento acumulado en los dos últimos años. Cuando el capataz de la Virgen de la Amargura, Manolo Arca, se expresó en la primera levantá del Nazareno fuera del templo se acordó con voz quebrada de los fallecidos por el coronavirus, entre ellos, su madre. La emoción, a flor de piel, en cada discurso, en cada paso y en cada silencio. Lágrimas de los cofrades, lágrimas de una mujer en una esquina de la Plaza Alta. Lágrimas de Jueves Santo.

Un buen cofrade comentaba minutos antes de salir la procesión del Narareno y la Amargura que después de dos años "la gente tenía muchas ganas". La prueba, los miles de ojos y corazones que llenan cualquier esquina del centro de la ciudad en estos días de Semana de Pasión. Más que ganas, parece una necesidad.

La expectación se agolpó a las puertas de la imponente Iglesia de la Palma, que parece agigantarse en días como hoy. Salía la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santo Cristo de la Fe, Santa Cruz de Jerusalén y María Santísima de la Amargura. El derroche de los costaleros puso el Nazareno, talla de Carlos Bravo Nogales de 1940, en la calle entre aplausos. Paso de Misterio elegante, como su avanzar por la Plaza Alta camino de Convento, tuvo el acompañamiento musical de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de los Afligidos de Puente Genil

La Amargura se hizo de rogar, de nuevo las ganas. De nuevo emociones ante la Virgen, que estuvo acompañada por la banda algecireña Amando Herrero, y que emprendió el camino elegante por el centro de la Plaza Alta en santa compañía de su Hijo portando la cruz con la ayuda de Simón de Cirene.

El Jueves Santo se alarga de madrugada con la salida del Cristo de la Feportado directamente en los hombros de los hombres penitente. El Silencio como epílogo de una jornada de emociones. Sobran las palabras.