"¡Ni nuevo ni viejo, CIEs no!". Bajo este lema, la Coordinadora CIEs NO de Cádiz ha celebrado este sábado, 4 de noviembre, la segunda marcha por el cierre de los CIEs (Centros de Internamiento para Extranjeros) en Algeciras. La marcha ha partido a las 11.00 horas desde el CIE actual, antigua cárcel de la Piñera, atravesando el centro de la ciudad y acabando sobre las 13:30 horas en la Vega de Botafuegos donde se está construyendo el nuevo CIE frente al que se ha leído un comunicado.
La primera marcha por el cierre definitivo de los CIEs tuvo lugar el pasado año cuando estaba empezando la construcción del centro de Botafuegos, lo que la Coordinadora denomina “la mayor cárcel para migrantes de la Unión Europea”. A día de hoy el CIE de Botafuegos está prácticamente terminado con un presupuesto final de 33.627.378 euros.
"La sociedad civil, las organizaciones y personas aquí presentes reiteramos nuestro rechazo a la privación de libertad de personas extranjeras que se encuentran en situación administrativa irregular en el territorio español. Exigimos el cierre del CIE de La Piñera y nos oponemos a la apertura del nuevo CIE. Que no nos lo vendan como algo de progreso o que tiene mejores condiciones de habitabilidad porque está claro que no les preocupan ni la comodidad ni la seguridad de las personas que serán aquí encerradas", exponen desde la Coordinadora, que reclama la paralización de la construcción del nuevo CIE en Botafuegos, una adecuada atención humanitaria a todas las personas independientemente de su nacionalidad o lugar de procedencia y la adecuada inversión en infraestructuras públicas y sociales para la comarca.
"Que no nos lo vendan tampoco como una fuente de riqueza o empleo para la comarca. ¿Se ha beneficiado la población del Campo de Gibraltar con la construcción del nuevo CIE? Quien seguro que se ha beneficiado es la empresa adjudicataria, pero ha tenido un impacto mínimo en las tasas de desempleo de la zona. Por el contrario, se podría haber usado ese dinero para mejorar las escasas infraestructuras de servicios sociales, salud o educación", añaden.
Para la Coordinadora, "un CIE no es un centro de acogida como torticeramente se quiere hacer ver. Será nuevo, pero seguirá siendo un agujero negro para los Derechos Humanos. Tampoco lo es el CATE de Crinavis, aunque se llame “centro de acogida temporal de extranjeros”, donde se hace la primera actuación ante llegadas marítimas, que lejos de ser atención humanitaria, se basa en dejarlos en situación de privación de libertad para hacer trámites administrativos y expedirles una orden de expulsión. Esa es la forma de darles la bienvenida: interrogatorios por parte de policía y FRONTEX".
Asimismo, denuncian "la arbitrariedad de los encierros de las personas migrantes en un territorio como el nuestro, donde hemos sido testigos de llegadas colectivas numerosas como ahora sucede en Canarias. Hay ocasiones en las que las personas se encierran y se deportan, hay ocasiones en las que van a dispositivos de Atención Humanitaria, otras veces directamente a situación de calle con el criterio de que no caben en el CIE o en los precarios dispositivos de acogida".