Trabajadores y usuarios del asilo de San José Artesano: "Es la casa de los horrores"

La plantilla se concentra para denunciar la falta de personal y la entrada de drogadictos y alcohólicos que conviven con los ancianos.

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Periodista
14 de Septiembre de 2023
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"Esto es la casa de los horrores", trabajadores y usuarios coinciden en señalar la insostenible situación que se vive en la residencia de mayores de San José Artesano, en Algeciras, dependiente de la Delegación Territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad en Cádiz.

Plantilla y residentes han salido este jueves a las puertas del asilo para protestar por las precariedad que arrastra el centro y exigir a la Junta de Andalucía soluciones. Aunque en un principio la concentración estaba convocada por los auxiliares de enfermería, se han sumado enfermeros, celadores, usuarios y personal de cocina y limpieza, ya que las deficiencias son estructurales y afectan al servicio al completo.

Los trabajadores han denunciado de nuevo la falta de personal. "No se cubren vacantes, ni bajas por sustitución. En la actualidad, solo hay siete auxiliares trabajando para dos plantas, cuando la plantilla es de 24 personas", explica Cristina Velázquez, auxiliar en el asilo desde la década de los 90. Por tanto, solo hay dos auxiliares para atender a dos plantas con 14 residentes cada una, la mayoría de ellos postrados en la cama. Una situación que ha sido ya denunciada ante la Inspección de Trabajo.

Además, el personal de contrato no puede hacer horas extraordinarias, por indicación de la Junta de Andalucía, solo las pueden realizar los trabajadores de plantilla que "estamos llegando al agotamiento total. Hacemos jornadas maratonianas de ocho de la mañana a diez de la noche", desvela Esperanza Corredera, enfermera del centro. Luego las horas extraordinarias se compensan con días libres que no se cubren y "es la pescadilla que se muerde la cola".

Este déficit de personal se repite en otros departamentos como el de limpieza o el de cocina. Tampoco hay médico asignado y viene un facultativo a pasar consulta dos días por semana de un centro de salud cercano. Todo ello redunda en una merma de la calidad asistencial que se le presta a los 69 residentes que en la actualidad ocupan las instalaciones.

Trabajadores y usuarios a las puertas del asilo.
Trabajadores y usuarios a las puertas del asilo.

Capítulo aparte merece el perfil de residente que desde hace unos años hay en el asilo. A pesar de que la entrada se lee en el cartel Centro Residencial de Personas Mayores, en el centro conviven con los ancianos, personas en riesgo de exclusión social: alcohólicos o drogadictos, entre otros. Un extremo que está causando graves problemas de convivencia entre usuarios, "venden droga tanto en el centro, como fuera de él, roban, se pelean. Nosotros no estamos preparadas para atender a este tipo de personas", sentencian los trabajadores.

Todas estas reclamaciones han sido puestas en conocimiento de la Junta de Andalucía sin respuesta hasta la fecha.

Por otra parte, las obras anunciadas a bombo y platillo por la Junta de Andalucía llevan paradas más de dos meses, según afirman trabajadores y representantes sindicales. "Las plantas octava y novena están derruidas en su totalidad. Nos hemos enterado que van a desmontar los andamios porque el centro no reúne las condiciones para ejecutar la obra. Parece que lo quieren declarar en ruina", alertan.

Los ancianos también han salido a las puertas del asilo para quejarse. "Comemos fatal, ayer nos pusieron una tortilla de patatas de las que se compran ya hechas en los supermercados. Estoy a base de zumos", lamenta María Ángeles, residente en el centro desde hace varios años. "Cada vez estamos peor, las auxiliares no dan abasto de todo lo que tienen que atender", dice. Otra usuaria, avisa de que "este invierno con las obras como están, vamos a salir en barquilla de aquí".

Esta residencia de ancianos es el único centro público de estas características del Campo de Gibraltar y los sindicatos alertan de que la dejadez de la administración puede deberse a una maniobra para privatizarlo.