De La Línea a Japón para participar en el programa internacional de fusión nuclear. Su nombre es Álvaro Marchena, un linense de 34 años, ingeniero electrónico industrial, que desde 2017 trabaja en Aomori, en el norte de Japón, en uno de los proyectos científicos de mayor envergadura en la actualidad: el LIPAc, el acelerador lineal IFMIF, que es parte del programa internacional de fusión nuclear donde países de todo el mundo colaboran para construir el primer reactor de fusión. Su trabajo dentro de este proyecto consiste en participar en la puesta en marcha del acelerador de partículas realizando tareas de operación, mantenimiento, diseño y gestión.
Un poco de suerte y sobre todo mucha actitud acabaron colocando a este joven linense en este programa científico internacional. "En 2017 estaba trabajando en España como ingeniero de proyectos a la vez que intentaba mejorar mis condiciones laborales. Mi actual empresa (BTESA) necesitaba un ingeniero con un perfil determinado, dieron con mi curriculum, les interesé y pasé un proceso de selección. Dos meses después me encontraba en el aeropuerto con una maleta, una mochila al hombro y un ticket de avión con destino a Japón", explica a este medio Álvaro Marchena.

Allí en Japón trabaja en el LIPAc, el acelerador de partículas lineal más potente del mundo con dos millones de vatios de potencia. Un proyecto que surge de la colaboración entre la Unión Europea y Japón. Los principales socios son Japón, Francia, Italia y España, donde la aportación española asciende al 30%. "El objetivo de LIPAc es construir un prototipo que permita aprender sobre la tecnología necesaria para crear máquinas tan potentes que serán necesarias para las futuras investigaciones en fusión nuclear", señala Marchena.
En estos momentos, el prototipo de este acelerador se encuentra en construcción, aunque gran parte de él ya ha sido validado. "En 2018 conseguimos acelerar el primer haz de protones y en 2019 batimos un récord mundial acelerando deuterones (hidrógeno pesado). Aún es necesario poner en marcha una de las etapas críticas del acelerador, lo que posibilitará casi duplicar el nivel de energía del haz y así alcanzar nuevos hitos". Según Álvaro Marchena, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas y las empresas españolas asociadas están haciendo grandes esfuerzos para que el nuevo proyecto surgido de este prototipo sea traído a España. "Todo indica que, de ser así, finalmente será construido en Granada, situando la región como uno de los centros de investigación en aceleradores de partículas más importantes del mundo", añade.

Mientras tanto este joven linense se encuentra descubriendo y disfrutando de Japón. "Vivir en Japón es toda una aventura. Es un país de contrastes que no deja indiferente a nadie. Yo vivo en el norte del país y es un sitio muy diferente al Japón de las grandes ciudades como Tokio u Osaka. Aquí la vida pasa a un ritmo mucho más pausado y las cosas toman su tiempo, por lo que terminas echando el freno y te integras en esa dinámica". La naturaleza, los paisajes y la comida japonesa son algunos de los grandes atractivos de este país.
Entre los planes de futuro de Álvaro, por el momento, no está volver a España. "Somos muchos los jóvenes que hemos tenido que emigrar debido a la pobre situación laboral en nuestro país. En mi caso, tengo muchas ganas de volver, pero para ello se deben dar las condiciones adecuadas. España debe recuperar ese talento que se ha visto obligado a echarse una mochila al hombro y dejar su patria atrás. Los españoles estamos demostrando ser un referente a nivel internacional. Debemos de empezar a invertir en ciencia, tecnología e industria ya que solamente así seremos competitivos y estaremos preparados para afrontar lo que el futuro traiga".
Entre partícula y partícula, cerezos y shushi, Álvaro también echa de menos La Línea. "La echo mucho de menos. Es el sitio donde crecí y donde tengo a mi familia y amigos de toda la vida. Es un lugar con mucho encanto que llena el corazón. El clima es envidiable, las playas preciosas y la comida inmejorable. Echo de menos las tapitas y los montaditos de los bares. Y también las tardes de verano en la Plaza Cruz Herrera".
Así, y hasta que el Covid-19 le permita hacer una visita a esta tierra, envía un mensaje para los vecinos de La Línea: "Que, sin importar la edad o situación, si tienen un proyecto de futuro, estudien cómo realizarlo, tracen un plan y se lancen a ello. El camino puede estar lleno de baches, pero caerse no es importante, si no saber levantarse y aprender de los errores. Tarde o temprano el trabajo y la constancia dan sus frutos y es entonces cuando la vida pinta más bonita".

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Costa mar de japon

Bosque cedro japones

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