Yelman Bustamante: “Si buscas lo bueno de la gente, eso es lo que al final te encuentras"

01 de Octubre de 2016

Hace cuatro años llegó procedente de la parroquia de El Saladillo en Algeciras y ya se ha hecho un hueco en el corazón de los barreños. Todos los vecinos le conocen y a muchos les transmite su sabiduría y les da consejos de vida. Pero desde la humildad, desde una visión personal que mezcla lo humano y lo divino. Estamos hablando del párroco de la Iglesia de San Isidro Labrador de Los Barrios, Yelman Francisco Bustamante Solórzano, de 45 años y que nación en Nicaragua. ¿Cómo llegó un nicaragüense a dirigir la parroquia de Los Barrios? En esta entrevista están todas las respuestas.

¿Dónde nació?

Nací en Nicaragua, vengo de una familia numerosa, de 11 hermanos. Tuve una infancia bonita, como la de muchos niños, en la que todo iba muy bien, pero tuvimos la desgracia de perder a mi padre y a uno de mis hermanos en fechas distintas, en el mismo año y en accidentes trágicos.

Sin embargo, gracias a Dios, mi madre nos pudo sacar adelante a todos, fue entonces cuando mi hermano mayor, tuvo que asumir el papel de padre.

Por lo demás, hemos sido una familia como todas, con personas muy diferentes entre sí. Una familia es como una mano, si te fijas en los dedos de tu mano, todos tienen un tamaño distinto, pero siguen perteneciendo a la misma mano. No tengo una familia perfecta pero sí feliz, nos queremos, nos respetamos, y mi madre sigue siendo hasta ahora la que nos une.

En este contexto, ¿Cuándo le vino la fe?

Mi familia es de práctica religiosa, especialmente mi mamá. Si los pilares fundamentales de una familia son el padre y la madre, en la mía fueron mis padres quienes inculcaron los valores religiosos en cada uno de sus hijos. Porque no es el catequista ni el sacerdote el que te transmite la fe, son los padres; el catequista y el sacerdote son apoyo de lo que en casa se recibe.

Los progenitores son los primeros evangelizadores de sus hijos. Mis padres nos llevaban a misa, a catequesis, y a celebrar los sacramentos. En mi familia la fe se ha vivido de una forma muy especial.

Mira que mi madre tuvo motivos para renegar de la fe, pues cuando en algunas familias sucede alguna tragedia, lo más fácil es echarle la culpa a Dios, pero ella y sus hijos no lo hicimos. La fe nos ayudó a sobrellevar el dolor y el duelo. En la adversidad, la fe es la que te sostiene.

Los progenitores son los primeros evangelizadores de sus hijos

¿Cuál fue su camino sacerdotal?

El contacto con la parroquia y la comunidad.  De niño decía que quería ser sacerdote y jugaba a celebrar misa.

Hay dos sacerdotes diocesanos que marcaron mi vida muy positivamente, Leonel Navas y Alfonso Alvarado, dos sacerdotes muy queridos en el pueblo; su testimonio de vida era una promoción vocacional; eran muy dados a la labor social y a estar con la gente. Se trata de un pueblo llamado San José de los Remates, en Boaco, Nicaragua. Aquí estuvimos viviendo hasta que nos fuimos a la ciudad. En verdad, nunca perdimos el contacto con nuestro pueblo y volver a él es volver a las raíces de mi vida.

Entonces, ¿las enseñanzas de sus padres le quedaron grabadas?

En mi familia ya se había sembrado en mí lo que se tiene que sembrar. Y desde esta experiencia familiar y personal, yo aconsejo a los padres que tienen a sus hijos en catequesis, que siembren ahora para cosechar más tarde. Y me gustaría recordar aquí una frase que leí y que me encanta: “El sembrador no está preocupado por la cosecha si conoce la semilla que sembró”. En mi familia, la semilla que se ha sembrado en cada uno de nosotros es la semilla de la fe.

Esa semilla tarde o temprano da fruto. Aunque en un momento de la juventud se olvide, al final brota con mucha fuerza.

¿Cómo es que acabó viniendo a España?

Después del seminario empezó mi caminar. Entré a una congregación religiosa y he tenido la oportunidad de vivir en varios países, como México, Costa Rica, El Salvador y luego se me dio la oportunidad de venir aquí por invitación. Vine en principio por dos años, a la parroquia Nuestra Señora de La Palma para colaborar en la pastoral de inmigrantes en Algeciras; pero la necesidad de asistir a la Barriada de El Saladillo, cambiaron el plan inicial.  Así me fui metiendo en la pastoral de aquella barriada y cuando fui a despedirme del obispo anterior y me dijo: “quédate”. Y aquí sigo después de doce años.

Me quedé porque la labor pastoral de un sacerdote siempre va a ser la misma aquí o en la China, porque las necesidades de las personas siempre son las mismas. Lo único que cambia es la cultura. Pero luego la pequeñez y la debilidad del hombre es la misma en todo sitio.

“El sembrador no está preocupado por la cosecha si conoce la semilla que sembró”

El Saladillo tiene fama de peligroso, ¿es así?

Como en todas partes, hay gente buena y gente no tan buena; no todo el mundo es malo. Creo firmemente que cuando vas a un lugar buscando lo bueno de la gente, eso es lo que te encuentras. En el Saladillo yo me encontré lo bueno.

Recuerdo que una vez que me visitó el obispo anterior, Don Antonio Ceballos, y le dije que me había encontrado en el Saladillo un tesoro, o la perla preciosa de la que habla el evangelio.

Si una barriada tiene fama de ser mala, y vas con prejuicios te puedes llevar bonitas sorpresas, Yo me llevé la sorpresa, y me encontré gente muy buena. Y en la labor pastoral social, me sentí realizado como persona y como sacerdote.

Del Saladillo pasó a Los Barrios, ¿cómo le acogieron en esta parroquia?

Acabo de cumplir ya cuatro años de estar en Los Barrios. Yo venía con una actitud muy positiva y es cierto que siempre que llegas a una parroquia nueva hay expectativas, tanto de la feligresía como del párroco.

Tengo que reconocer que no fue un comienzo muy bueno, y por un motivo: A veces esperamos que el sacerdote entrante sea una copia del saliente. Y esperar eso es muy normal, porque los fieles se acostumbran a la forma de ser del párroco,  y es posible que  eso mismo le pasaría a la gente de la parroquia que yo había dejado, el párroco que llegaba no podía ser Yelman.

Dentro de la labor pastoral, el párroco tiene que formar a los feligreses para que sigan a Cristo. Porque te digo una cosa: el día que yo me vaya de esta parroquia, me dolería mucho escuchar  que no se acoje al nuevo sacerdote porque no es como Yelman.

La gente se acostumbra a uno, pero tenemos que estar abiertos al que venga. Los sacerdotes estamos de paso y cada uno hace su labor pastoral con criterios diocesanos, pero también criterio personal.

Yo agradezco a la gente que me ha aceptado tal y como soy. No soy perfecto y lo sé. También sé que el pueblo de Dios es muy exigente y que, a la hora de juzgar, juzga lo humano, exigiendo que éste sea casi que “divino”. Con todo y eso que considero que en este pueblo he sido bien acogido. La gente se ha ido adaptando a mí y yo a ellos.

¿Cómo se vive la religiosidad en Los Barrios?

En Los Barrios están los que sí vienen a la parroquia todo el año y a los que se les ve solo en momentos puntuales: bautizos, primeras comuniones y funerales.

Quiero destacar el trabajo de las Hermandades, a quienes muchos critican desde fuera sin saber lo que hacen durante el resto del año dentro de la parroquia, siempre están preparando actividades, colaborando en la parroquia; algunos como catequistas, en liturgia, en el coro y apoyando a Cáritas cuando se les convoca. Como párroco no tengo queja de ninguna Junta de Gobierno de las Hermandades ni de ningún otro grupo parroquial, con todos y desde la riqueza de la diversidad, pero en unidad, se puede sacar adelante y dar vida a la comunidad.

Pero sí es verdad que se tendría que buscar la forma de trabajar más con una porción de devotos que aparecen una vez al año. Lo ideal sería vivir la fe en torno a la comunidad todo el año. No se puede desvincular a la hermandad de la parroquia, no se podemos ir por separado…

Antes la gente acudía menos al psicólogo porque iban más al cura. Ahora van más al psicólogo y menos al cura

En su día a día ¿tiene contacto directo con mucha gente?

¿Cuánto llevamos concertando esta entrevista? (me pregunta). Siempre tengo cosas que hacer. A veces pensamos que el cura lo único que tiene que hacer es celebrar misas, bodas, bautizos, comuniones y entierros. Y hay mucho más que hacer, pero no se ve.

Hacemos más que rezar. A veces puede ser que tú tengas más tiempo para rezar que yo. Y especialmente en este tiempo tengo la agenda llena. Pero atender a tanta gente me hace sentir útil.

En mi opinión, antes la gente acudía menos al psicólogo porque iban más al cura. Ahora van más al psicólogo y menos al cura. Ahora igual tengo que decirle a una persona, cuando le atiendo para ayudarle a resolver sus problemas que lo que le pasa no es espiritual, sino psicológico. Cuando yo he llegado hasta donde tenía que llegar en los consejos espirituales, les mando a un psicólogo.

Hemos perdido esa práctica de desahogarnos. Vivimos en un mundo tan materialista, tan consumista, que sacamos muy poco de nosotros mismos. La gente no sana su dolor, su resentimiento, sus odios y sus rencores. Y si no los sacan de su corazón, van destruyéndose a sí mismos y destruyen a la gente de su alrededor.

¿Qué opina de que la gente se case por lo civil?

Yo aplaudo a las parejas que se casan por lo civil pudiendo haberse casado por la Iglesia. Y me explico. Yo creo que hay que ser coherentes en la vida: Si una persona no es creyente, si no es practicante, si tiene una mala experiencia con la Iglesia y raja de ella, o con algún párroco en concreto. Seguramente va a ser igual de feliz. No se debe “utilizar” a la Iglesia, porque la boda queda más bonita, de hecho, algunos me piden el menor tiempo posible en la ceremonia. Y es muy triste escuchar eso, pues creo que es el día más lindo en la vida de una pareja y ha de vivirse desde la fe y con intensidad... Pero si te casas nada más porque queda más vistoso, eso signo de superficialidad,  y de lo que no se dan cuenta es que si esa relación no funciona, se quedan casados por la Iglesia para toda la vida.

No hace mucho vino aquí un muchacho con una nueva pareja, que quería casarse por la Iglesia pero que ya se había casado antes. Mucha gente no sabe que te quedas casado para siempre a no ser que te den la nulidad del primer matrimonio.

Cuando me entrevisto con parejas que vienen para casarse, luego pienso: “a ver si llegan estos a algo”. Una vez en la sacristía el novio le pisó el velo a la novia y la novia casi le pega. Y me dije:  ¡vamos a ver cómo le va a este prójimo!.

Hay muchas bodas civiles, pero también muchas por la iglesia. Un concejal un día me lo decía, hemos tenido 4 bodas civiles y yo dije, “pues yo ninguna”.

Mi momento preferido del año es la Navidad, la fiesta cristiana del nacimiento de Dios

Para usted, ¿cuál es el momento más especial del año?

La Navidad, la fiesta cristiana del nacimiento de Dios. No lo que encierra la Navidad, que es un consumismo desbordado, sino el sentido cristiano de la Navidad. Y luego también la vigilia Pascual. No se puede ver la Navidad sin orientación a la vigilia pascual.

Yo vivo con mucha intensidad la noche de Navidad y la vigilia pascual. El Nacimiento y la Resurrección. No tanto la muerte, porque creo que el cristiano tiene que orientarse a la resurrección.

Por último, me gustaría preguntarle ¿lleva muchas navidades fuera de casa? ¿Ha podido volver a Nicaragua?

Llevo yo unos cuantos años sin pasar una Navidad en casa. Todavía no he podido ir. Será cuando Dios quiera y el bolsillo me lo permita. Hay gente que piensa que los estipendios y los cepillos de las parroquias son para el cura. Pero esto no es así. Cuando puedo viajar, viajo. Echo de menos la tierra, aunque yo también estoy muy a gusto aquí. Cariño y amistad no me falta, ni tampoco un plato de comida en una mesa.