La doble discriminación de la mujer racializada: "Algunas todavía partimos de menos de cero"

¿Por qué es importante conmemorar el 8M? Lo preguntamos a dos mujeres racializadas de Algeciras que comparten con 8Directo su día a día como mujer doblemente discriminada

08 de Marzo de 2023
La doble discriminación de la mujer racializada: "Algunas todavía partimos desde menos cero". En esta imagen, a la izquierda, Macarena, mujer gitana que trabaja en lo social, y Leomary, de República Dominicana y que ejerce como médico en Algeciras.
La doble discriminación de la mujer racializada: "Algunas todavía partimos desde menos cero". En esta imagen, a la izquierda, Macarena, mujer gitana que trabaja en lo social, y Leomary, de República Dominicana y que ejerce como médico en Algeciras.

“El 8M es necesario porque algunas todavía partimos desde menos cero”. Este es el sentir de dos mujeres de Algeciras, Macarena y Leomary, respecto a por qué aún hoy en día es importante conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Ellas, además, son mujeres racializadas, sufriendo así una doble problemática: la general por ser mujer y la particular por pertenecer a una etnia, raza o cultura concreta. Doble discriminación, doble invisibilización.

“A los problemas generales por ser mujer, los roles de géneros y estereotipos, el peso de la maternidad, la falta de conciliación etc…además se le une en mi caso el pertenecer a una minoría étnica”, comparte con este medio Macarena Jiménez Jiménez, una joven algecireña de 36 años que ha crecido en el seno de una familia gitana. Es el primer miembro de su familia que ha cursado estudios universitarios; trabajo social. Con varios másteres y otros títulos, ha ejercido durante un tiempo en la Fundación Secretariado Gitano, entre otros. Actualmente trabaja como orientadora laboral en la asociación Cardijn de atención a la población migrante.

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Macarena Jiménez, una joven algecireña de 36 años que ha crecido en el seno de una familia gitana. Actualmente es madre y ejerce como trabajadora social.

Esta doble problemática también la comparte Leomary Suriel Almanzar, natural de República Dominicana y residente en Algeciras desde 2016. Trabaja como médica de familia en un centro de salud de esta ciudad. “Las mujeres racializadas no solo sufrimos una doble o triple discriminación, podemos sufrir múltiples discriminaciones. Mi día a día es una constante justificación de por qué estoy aquí. En mi trabajo, me dicen a menudo que hablo muy bien español. Claro, lo hablo desde pequeña, en mi país no se habla otro idioma. Cuando me ven con mi pareja, un hombre blanco y español, dan por hecho que nos casamos por los papeles o que él gana más que yo. Cuando estoy con mi hija, se refieren a mí como su cuidadora. Siempre se asombran cuando digo que soy médica. Vivimos en una sociedad racista”.

Para Macarena, según su propia experiencia, el antigitanismo siempre va por delante: “Con una víctima de violencia de género, por ejemplo, todo el mundo se vuelca normalmente. Tenemos muy claro el mensaje de tolerancia cero. Pero cuando la víctima es una mujer gitana nos cuestionamos que es su cultura, que ellos se organizan de esa forma, y se da por sentado cosas basadas en prejuicios y estereotipos que no son así”.

“Yo incluso de pequeña pensaba que muchos problemas a los que me enfrentaba era por mi cultura y no por la sociedad en sí. Yo identificaba que era un problema de mi familia…hasta que empecé a estudiar y formarme en el mundo del feminismo y un día dije: ‘Hostia, que esto que me pasa tiene nombre y le pasa a todas las mujeres’”, añade Macarena.

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Leomary Suriel, natural de República Dominicana y residente en Algeciras desde 2016. Trabaja como médica de familia en un centro de salud de esta ciudad.

Una invisibilización a la que también se refiere Leomary desde el colectivo de las mujeres latinoamericanas. “En la violencia de género también pasa con nosotras, y con la población árabe, por ejemplo, que se ve como algo normal. Se invisibiliza a las víctimas porque somos de muy baja categoría para ese feminismo blanco hegemónico. No nos ven como sujetos políticos, como personas, sino como problemas, y somos mucho más que esto”.

Un feminismo integrador, no hegemónico ni excluyente

Macarena definde que la mujer gitana tiene mucho que aportar al feminismo, "pero no nos dejan o no nos quieren dar los espacios para poder decir: 'Oye, que esto también es nuestro'. Yo puedo seguir guardando respeto a mis mayores, desde mi cultura, desde mi lenguaje, y no por eso dejo de ser feminista. De hecho, las mujeres gitanas practican el feminismo de toda la vida, desde antes de que esto se llamara feminismo”, expone Macarena y alude a las figuras de "las tías de respeto", como guía y apoyo, a la sororidad y el acompañamiento, la conciliación y la crianza en tribu, la importancia de la familia, el autocuidado y la autoayuda de la comunidad gitana. “Todo esto lo llevo viendo yo desde pequeña, lo que pasa que como lo hacen las gitanas no se le da valor. Nosotras tenemos aquí másteres en todo esto pero nadie nos escucha”.

“Toda nuestra historia se ha blanqueado mucho. El espacio está ahí y tenemos que tomarlo. No queremos que nos den voz, porque ya la tenemos, ni que nos la cedan, porque tenemos nuestra propia voz”. De este sentir surge, precisamente, hace unos meses, el colectivo Resistencia Antiracista del Campo de Gibraltar. “Vivimos en una zona donde hay muchísima gente migrante pero no nos vemos representados”, señala Leomary.

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Macarena, en una manifestación del 8M portando la bandera del pueblo gitano.

Sí, el 8M todavía es necesario

“Claro que sí. Es necesario porque hay muchas mujeres que han roto el techo de cristal pero otras muchas que seguimos en el suelo pegajoso. Algunas todavía partimos desde menos cero. Por eso tenemos que trabajar por una igualdad real de oportunidades, independientemente de tu género, además de tu capacitismo, tu identidad sexual o cultura, hasta que todo esto deje de importar y permita despegar a todas por igual desde donde a cada uno le haya tocado. Las oportunidades que te brinda el sistema tienen que hacer que todas podamos aspirar a la misma meta y ya luego que cada una escoja con total libertad, pero desde la libertad de no estar pegada al suelo”.

Para Leomary el 8M es igualmente necesario pero teniendo también en cuenta a los grupos de mujeres que no suelen estar representadas. “Cuando el feminismo hegemónico reivindica esa igualdad real no es para todas las mujeres, sino para la mujer blanca y el hombre blanco. Pero nosotras estamos aquí, no somos invisibles. Sabemos hablar de otras cosas, que no nos llamen solo para hablar de negritud y racismo. Necesitamos y merecemos visibilidad todo el año”.

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Leomary, en un acto con motivo del 8M.