La Noche de San Juan y el preludio del verano

23 de Junio de 2021
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Esta semana se ha celebrado un congreso internacional telemático organizado por Iranian Teachers Astronomy Union que ha contado con la participación de la Unión Astronómica Internacional y el grupo de trabajo Network for Astronomy School Education, con una temática principal que relaciona la cultura tradicional con sucesos astronómicos. Han participado en este encuentro más de cuarenta países de todo el mundo. Los profesores de física Mª Pilar Orozco y Juan A. Prieto, este último natural de La Línea,  han presentado en dicho congreso un trabajo de investigación relacionado con la Noche de San Juan y los sucesos astronómicos que pudieran justificar esta festividad tan arraigada en la sociedad.

El linense Juan Antonio Prieto Sánchez, autor de un trabajo de investigación astronómica sobre la Noche de San Juan.

La Noche de San Juan y el preludio del verano, por Juan Antonio Prieto Sánchez, físico-matemático:

"La Noche de San Juan, 24 de junio, es el fruto de la cristianización de un rito pagano: la llegada del solsticio de verano boreal, que realmente sucede el 21 de junio. A partir de esta fecha el Sol empieza a decaer y para ayudar al astro en ese trance se le alienta con el fuego de hogueras, elemento principal de esta noche festiva.

El fuego se utiliza para liberarnos de la mala suerte. En estas hogueras se queman muebles y enseres viejos, alegorías de todo lo que queremos dejar atrás. Saltarlas o quemar en ellas un papel donde hemos escrito las cosas que deseamos eliminar de nuestra vida son, entre otros, los rituales de esta noche. También cuenta las leyendas que las cenizas de estas hogueras valen para curar enfermedades. 

Tradicionalmente en La Línea, en los barrios de la Atunara y San Bernardo, a las 12 de la noche se empieza la quema en las hogueras de  “D. Juan y Dª Juana”. Tras esto la magia se traslada a las playas, donde comienzan diferentes rituales: el salto de las tres olas y la petición de un deseo que queremos ver cumplido; darse un baño entrando de espaldas al mar (esto está pensado para los más atrevidos), este ritual explica su relación con San Juan Bautista; lavarse la cara después de la media noche y mirarse un espejo para obtener buena suerte  hasta la siguiente noche mágica…, y como estos muchos otros, hacen especial esta noche. Como punto final de esa noche algunos deciden llevarse a casa algunos litros de agua marina y rociar con una pequeña parte de ella cada rincón de la casa  para ahuyentar  todos los males.

Por otro lado, el viento (poniente o levante)  que hubiera en esa noche mágica, prevalecería a lo largo de todo ese mismo verano…

Pero astronómicamente, ¿qué hay detrás de todo ello?

Hace más de 5.000 años, nuestros ancestros (tan amigos de observar las estrellas) se dieron cuenta que en una determinada época del año nuestro Sol pasaba de una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio a una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer (para los habitantes del hemisferio Norte de la Tierra, solsticio de verano). En principio se creía que no volvería a su esplendor total, ya que en esta fecha los días eran cada vez más cortos en nuestro hemisferio y pudieron  utilizar el fuego para ayudar a compensarlos. 

Con respecto pronosticar el tipo de viento a partir de esa noche, los datos estadísticos de los últimos diez años hacen pensar que hay una relación estrecha, aún sin explicación y que será necesario un estudio más exhaustivo sobre todo ello.

Esta noche, como muchas otras fiestas populares son tema de debate  abierto, que a día de hoy, no se les han encontrado a todos sus rituales, relaciones directas con la ciencia.

Aunque otro año más no podamos celebrarlo por la situación que nos está tocando vivir, no debemos dejar esta tradición en el olvido, pues son muchos años de creencias y rituales que si no nos convencen desde un punto de vista cultural o popular, podemos verlos desde otro más empírico".

Texto de Juan Antonio Prieto Sánchez, físico-matemático.

Noche de San Juan en La Línea. Imagen de archivo. Foto: Josele Fernández Sánchez.