En cualquier celebración del mundo que se precie, la música tiene que estar presente. Cuando lo que se celebra es a un músico, la música se convierte en la piedra angular del acto. La música de Paco de Lucía sonó en las manos, la garganta y los pies de artistas que participaron de la revolución del genio, y otros que siguieron su profunda huella, como una oración, en un espectáculo reverencial que llegó al público en el Teatro Florida de Algeciras, en una noche de emociones dentro de un fin de semana grande. Celebrando a Paco fue, efectivamente, una celebración de la vida que comenzó el 21 de diciembre de hace 77 años, del flamenco y de su arte. En el nombre del Maestro.
Niño Josele, que montó el espectáculo, y Juan Carlos Gómez, a las guitarras; Duquende y Chonchi Heredia, al cante; Juan Parrilla, con la flauta; José Heredia, a los teclados; Julián Heredia, al bajo; Rubem Dantas, a la percusión; y Joaquín Grilo, al baile, completaron un concierto hecho con el enorme talento que atesoran, pero también con mucho corazón, cariño y respeto. Los principales formaron parte en alguno de los sextetos tan significativos en la carrera de Paco de Lucía.
Un concierto equilibrado, nadie y todos fueron protagonistas, y con mucho sentido del homenaje. Así habló de mucho de los logros y méritos del homenajeado. El flamenco fue centro de todo, pero la velada arrancó el Amor Brujo de aquella incursión de Paco en la música clásica de Falla con apoyo en una evocadora flauta de Parrilla. También, a ratos, los artistas jugaron con la faceta jazzística, donde se desmelenaron y disfrutaron.
El Solo quiero caminar fue sensacional, con Duquende y Chonchi Heredia rasgando la canción donde lo hacía el genial Pepe de Lucía, y con una enorme demostración de conjunto y fuerza del grupo.
El jerezano Joaquín Grilo brilló con luz propia con sus bailes, por bulerías o alegrías. Se entregó desplegando su reconocida técnica y compás, con pies y manos, y levantado por primera vez en la noche al público que casi llenaba el Florida. Y casi porque hubo quien decidió coger las invitaciones -el concierto era gratis- y no asistir mientras hubo quien se quedó con las ganas, incluso en la puerta.
El brasileño Rubem Dantas se lo pasó en grande. El percusionista elegido por el Maestro disfrutó e hizo disfrutar. Un espectáculo dentro de un espectáculo.
Niño Josele se reservó un solo de guitarra personal, cargado de sentimiento y una gran ejecución. Una maravilla. Luego acompañó la voz a Duquende, que lo hizo muy puro. El que fuera cantaor de Paco durante muchas giras camaroneó en el buen sentido durante la noche.
Cuando volvieron los demás artistas la fiesta fue increcendo. Para entonces ya había en el público quien pedía Entre dos aguas. Sonó el que es uno de los himnos del flamenco y de la música española, aplaudió el público cuando lo reconoció en un tema largo, misterioso, magnífico. Se picaron entre las guitarras de Niño Josele y Juan Carlos Gómez -gran guitarrista-, y los más jóvenes, José y Julián Heredia, con teclado y bajo, envolvieron los acordes de Paco.
El público ovacionó de pie a los nueve artistas y, de pie, se cerró con el fin de fiesta en la voz de Chonchi Heredia, el taconeo de Grilo y un leve cumpleaños feliz iniciado por Dantas. Algeciras celebró a Paco, lo sigue celebrando.