El teatro abre la mente, promueve la creatividad, aumenta la empatía y ayuda a mejorar la agilidad mental. Subirse a un escenario permite afrontar retos. Hace 35 años, la interpretación se sumó a las propuestas que en el ámbito de la prevención ofrecía la coordinadora contra la droga Barrio Vivo, que ese mismo año nacía para afrontar desde el asociacionismo la lucha contra las drogodependencias. Los primeros talleres de teatro tuvieron como escenario las barriadas de La Piñera y El Saladillo. Allí, en los barrios, surgieron los primeros trabajos. Atrás quedan muchos años de construcción: monitores, actores... y la firma de su máxima responsable: Carmela Berrocal, que desde entonces dirige y coordina el grupo de teatro de Barrio Vivo.
Los días 19, 20 y 21 de mayo, el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Algeciras acogerá un amplio e interesante programa en el que el teatro, la música y la danza protagonizarán un importante acontecimiento para celebrar “con orgullo” estos 35 años de trabajo colectivo en el seno del grupo de teatro de Barrio Vivo. Una labor que permite disfrutar del arte como herramienta para la transformación social. Con motivo de esta conmemoración, Barrio Vivo procederá a reconocer “la trayectoria artística” de Antonio Romera “El Chipi”, muy especialmente “por su compromiso con su tierra”. Este acontecimiento se realizará a las ocho de la tarde, después del acto de inauguración oficial, que tendrá lugar a las ocho y cuarto de la tarde.
“Desde nuestros comienzos hasta ahora hemos cubierto un largo trayecto que ha sido posible gracias al trabajo de un número interminable de actores. Un trabajo que siempre nos ha dado felicidad. Algunos de los antiguos alumnos van a ofrecer una 'sorpresa' con un montaje que realizaron hace veinte años, cuando eran unos crios”, ha señalado Carmela Berrocal, quien ha querido destacar igualmente las “excepcionales razones para otorgar ese reconocimiento al trabajo y compromiso por parte de “El Chipi”.
Serán tres días intensos en los que diferentes agrupaciones teatrales propondrán distintas obras cortas: Sobre el escenario participarán grupos como La Bohemia, Apadis, CEPER Al-Yazirat, Asociación Cultural Amigos del Teatro Pepe Luis y Maru, Shala, A tu ritmo, y grupo de teatro de la ONCE, pero también sonarán los acordes de la Escuela de Música de Barrio Vivo y de la directora de la Escuela Politécnica, Paloma Cubillas. La danza también estará presente a través de las aportaciones de la Asociación Sirimusa y la compañía de baile flamenco Duende, que colaboran con Barrio Vivo, en la performance ´Zapatos rojos´, obra que abrirá la primera jornada de teatro. También estará presente la danza a través de Ibrahim Bah. Barrio Vivo participa con su grupo de teatro de mayores, así como con los grupos de teatro de La Yesera, Caetaria e Isla Verde. Se da la circunstancia de que todos los grupos están dirigidos por mujeres.
Carmela Berrocal comenzó muy joven: “Yo creé mi profesión dentro de la coordinadora. Aquí hemos formado equipos con gente maravillosa, algo que yo no hubiera podido hacer sola. Gente que siempre ha estado aquí”. 35 años, rememorarlos, “es algo muy especial, muy emocional”.
Y junto a Berrocal, está Tatum Villalba, un pilar indispensable en el grupo y para quien “el teatro es magia”. No hay más que mirar su cara para darse cuenta de que disfruta en el escenario y, sin duda preparando los montajes, enseñando a los alumnos y alumnas, dirigir a los pequeños: “Me encanta trabajar con ellos. Te aportan, te divierten. Siempre intentan pasárselo bien, interpretando”. Mayores y pequeños, muchos de ellos con “historias familiares brutales”. El teatro es como una terapia. Precisamente esta actividad responde a uno de los objetivos de Barrio Vivo: proporcionar acciones lúdicas como alternativa a la calle. “En teatro trabajamos la disciplina, la memoria, las normas, el respeto, que es fundamentral”, señala Tatum Villalba, que además de actriz, dirige las obras que interpretan los grupos de teatro de La Yesera e Isla Verde. Lo que impera es el trabajo en equipo ya que “aquí no hay papeles principales, todos tienen su importancia dentro de la obra”.
El teatro es una terapia, “no solo al representar una obra, sino cuando estoy trabajando con crios. A veces llego muy estresada, pero empiezo a trabajar con ellos y se me olvida todo. Es como recargarse con pilas”, añade. Para Tatum Villalba contactar con el teatro de Barrio Vivo, hace ya unos doce años, supuso un antes y un después. Aquí, en el grupo puedes hablar, la unión te hace sentir cómoda, sentirte acogida y en el escenario, la satisfacción de ver la reacción del público durante una representación.
'Pluft, el fantasmita´, dirigida por Berrocal, será la obra encargada de cerrar estos días de teatro. Para Virginia Delgado, integrante del grupo, formar parte de él supuso “una liberación, desconectar”. Emocionada, relata que el teatro le sirvió para salir adelante, para gestionar la pérdida, tras el fallecimiento de su madre. Sobre el escenario disfruta: “Para mí el teatro es vida. Me encanta. No lo dejaría nunca”. El grupo es “una familia con la que te puedes desahogar. Aquí no me juzgan, me apoyan”. Ella comenzó con Carmela Berrocal en el Isla Verde. Además, su hija Samantha, sigue sus pasos, de lo que se siente enormemente orgullosa. “Compartir escenario con ella es algo mágico”, señala. Samantha es lo que ha visto desde que era un bebé. Venía con su madre a los ensayos. “Se sabía todos los textos y corregía a la gente”, apunta Carmela Berrocal. Ahora, la niña actualmente hace teatro tanto en el Caetaria, con Tatum, como ahora en el grupo de adultos, en la representación de 'Pluft, el fantasmita'.
Carlos Soto es ya un veterano sobre las tablas. Comenzó con José Luis Muñoz y Maria Eugenia Ferrera, impulsores del Aula Municipal de Teatro. Después pasó a Barrio Vivo. La interpretación puede suponer una liberación para dejar a un lado la timidez. Este es el caso de Soto. “Fue como una medicina. Aunque llegue bajo de ánimos, el teatro me hace olvidar los problemas. Me permite disfrutar del personaje”. Reconoce que él tenía muchas dificultades para la comunicación. “Ha sido un avance a nivel personal, de integración en los grupos. Es un enamorado del teatro. Aquí ha crecido muchísimo en todos los niveles”, destaca Berrocal.
Para Olga Vázquez también el teatro representa un medio para la superación. La interpretación le ha permitido “superar mi problema de falta de visión. Lo fui asumiendo. Ahora para mí el teatro es magia”. Ella comenzó en el grupo de teatro de la ONCE, de donde pasó a Barrio Vivo. “Subirme a un escenario y poder desarrollar un personaje me permite cierta movilidad, una libertad que en mi día a día resulta mucho más complicado”. El compartir espacio con el grupo supone una ayuda para la normalización, “para conectar desde otro punto de vista”. También saluda el hecho de que se incorpore gente joven porque “da alegría al grupo. Lo estoy disfrutando mucho”.
“Creo que no podría estar con mejores compañeros”, señala Abel Cantero. Este joven comenzó su trayectoria teatral con Tatum y luego en la escuela Sánchez Verdú. Luego lo dejó. De nuevo la interpretación le ha permitido recuperar la sonrisa. “Me acuerdo de esos días en los que llegaba con el ánimo por los suelos”, dice. Cantero asegura que siempre valorará muy positivamente lo que ha supuesto el teatro para él. “Espero no dejarlo nunca”. Habla de emociones. Para él “un buen público puede llegar a ser mágico”.
Siendo muy pequeña, Sara Jiménez comenzó a trabajar en la interpretación con Tatum Villalba y con Carmela Berrocal en la asociación cultural Los Caracoles. Iba con su hermana. Le encanta el teatro, muy especialmente, el compañerismo, la unión del grupo, algo que, según reconoce no encuentra en ningún otro lugar. Para ella, es muy positivo la confianza que se crea entre los componentes. LO tiene muy claro: El teatro, es a lo que me quiero dedicar profesionalmente y es que eslo que llevo haciendo desde muy pequeña”.
“Desde pequeña, siempre he sido muy teatrera”, reconoce Lucía del Río. Su imaginación le ha llevado a “montarme todo tipo de historias”. Por eso, el grupo de teatro de Barrio Vivo le atrajo, es perfecto. “Decidí unirme a través de Tatum, empezar a socializar, trabajar en grupo”, indica. Barrio Vivo le abrió las puertas y ahí está desde entonces sin olvidar su primera obra: “no tengo palabras”, añade.
Para Francisco Vázquez, hermano de Olga, “el teatro ha sido un medio que me ha abierto las puertas, me ha ayudado a afrontar la comunicación. Yo era una persona muy introvertida y aquí me puedo expresar libremente. Los distintos personajes me ayudan a fortalecer el carácter y la forma de afrontar el día a día”. Francisco Vázquez, que también tiene problemas de visión, disfruta en el escenario.
Barrio Vivo y su grupo de teatro no para. Representaciones en colegios y otros centros educativos. Allí, el contacto con el público infantil es más directo que en un escenario: “Los niños y niñas se lo pasan genial, interactúan, hablan con los personajes”, indica Tatum Villalba. El grupo de Barrio Vivo se completa también con María Jesús Trellez y Manuel Mena.
Esta actividad que tendrá lugar los días 19, 20 y 21 de mayo cuenta con la subvención del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y el Ayuntamiento de Algeciras. A ello se une la colaboración de la Universidad de Cádiz.