La Cueva de Atlanterra crece en importancia en el arte prehistórico europeo

Un estudio revela una de las secuencias artísticas prehistóricas más antiguas del sur peninsular en la Cueva de Atlanterra

12 de Diciembre de 2025
La Cueva de Atlanterra crece en importancia en el arte prehistórico europeo.
La Cueva de Atlanterra crece en importancia en el arte prehistórico europeo.

La Cueva de Atlanterra, en Tarifa, acaba de ocupar un lugar inesperado en el mapa del arte prehistórico europeo. Un estudio, liderado desde la UNED y publicado en la revista Rock Art Research, demuestra que este pequeño abrigo campogibraltareño conserva una de las secuencias gráficas más antiguas y completas documentadas en el sur de la península ibérica, "un recorrido visual que se extendería desde los momentos finales del Gravetiense o los inicios del Solutrense hasta un periodo postpaleolítico plenamente desarrollado".

La investigación, realizada en el marco de la tesis doctoral del arqueólogo Hugo de Lara López, aporta una visión inédita de este enclave y reordena por completo el conocimiento que existía sobre él. Como explica el propio De Lara, “nuestro estudio ha permitido analizar las tipologías, estilos, técnicas y motivos del repertorio gráfico y establecer paralelos con otros yacimientos tanto relacionados como no relacionados con su entorno”.

Fotografía exterior de la entrada de la estación rupestre sin su actual cerramiento.
Fotografía exterior de la entrada de la estación rupestre sin su actual cerramiento.

Gracias al trabajo, se han documentado 896 motivos distribuidos en 16 paneles, lo que los investigadores entienden que es "una cifra excepcional para un abrigo de dimensiones reducidas", gracias a un meticuloso trabajo de registro digital y al uso de herramientas que permiten rescatar trazos casi perdidos por la erosión. La mayor parte del repertorio está compuesta por signos: puntiformes, barras, líneas o meandriformes que se combinan formando agrupaciones complejas. Pero también emergen figuras reconocibles: antropomorfos, zoomorfos y un posible motivo vegetal. "En conjunto, este repertorio no solo destaca por su abundancia, sino también por la enorme variabilidad técnica de los trazos, especialmente en el caso de los puntiformes", recoge el comunicado publicado por la UNED. 

Las diferencias de tamaño, trazo o densidad sugieren que estos grupos de puntos pudieron ser realizados por distintos miembros de las comunidades que visitaron la cueva, lo que abre la puerta a interpretar parte del arte prehistórico como una práctica colectiva, compartida entre personas de distintas edades y roles.

La profesora Mònica Solís Delgado subraya este aspecto al señalar que “la variabilidad dimensional de los puntiformes parece apuntar a su ejecución por parte de distintos actores de aquellos grupos humanos”, algo que “podría reforzar la idea del arte prehistórico entendido como una acción comunitaria colaborativa entre miembros de distintas edades y géneros”.

Tres grandes fases

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Reproducción digital general de la Cueva de Atlanterra dividida en 16 paneles. 

Uno de los logros del estudio es la identificación de tres grandes fases que explican la evolución del espacio a lo largo de milenios. La más antigua, de época paleolítica, reúne algunas de las figuras más sugerentes, como una cabeza de caballo cuya forma y factura remiten a producciones solutrenses tempranas, o una cabeza de ciervo que encuentra paralelos en piezas magdalenienses del Mediterráneo peninsular.

A estos se suman conjuntos de puntos y signos cuya técnica y pátina confirman una ocupación muy temprana del abrigo, comparable a la de otros grandes yacimientos del sur peninsular. La presencia de motivos tan deteriorados, que apenas sobreviven bajo capas de pátina, subraya la profundidad temporal de esta fase inicial. En palabras de Martí Mas Cornellà“las características del conjunto permiten situar el inicio de la secuencia artística entre los conjuntos más antiguos del sur de la península ibérica”. Tras este largo periodo paleolítico, Atlanterra conserva un episodio breve pero significativo en el que aún perviven ciertos rasgos naturalistas: un cuadrúpedo de trazo suave y un motivo interpretado como vegetal remiten a un momento temprano del holoceno, cuando las formas figurativas comienzan a simplificarse antes de transformarse en los esquemas que dominarán la región durante milenios.

La última de las etapas documentadas marca precisamente ese cambio conceptual. El espacio se llena entonces de figuras humanas esquemáticas  que representan un universo simbólico completamente distinto al paleolítico. Su presencia, acompañada de barras, zigzags y trazos meandriformes, refleja una iconografía plenamente integrada en la tradición esquemática ibérica, pero que en Atlanterra adquiere una densidad singular al superponerse a figuras mucho más antiguas. Como resume De Lara, “las figuras postpaleolíticas se adaptan a los espacios ya ocupados durante la fase paleolítica, entrando en contacto o situándose junto a las representaciones anteriores”.

Zoomorfos esquemáticos de tendencia naturalista de la Cueva de Atlanterra. a y b. Cuadrúpedo indeterminado 98 del panel 1. a. Fotografía procesada digitalmente. b. Reproducción digital. c y d. Posible ave o cuadrúpedo 170 del panel 4. c. Fotografía procesada digitalmente. d. Reproducción digital
Zoomorfos esquemáticos de tendencia naturalista de la Cueva de Atlanterra. a y b. Cuadrúpedo indeterminado 98 del panel 1. a. Fotografía procesada digitalmente. b. Reproducción digital. c y d. Posible ave o cuadrúpedo 170 del panel 4. c. Fotografía procesada digitalmente. d. Reproducción digital

Afinidades más allá del Estrecho

Uno de los aspectos más reveladores del estudio es la red de conexiones estilísticas que se ha podido establecer entre Atlanterra y otros enclaves rupestres de la zona. Destaca especialmente la relación con la Cueva del Tajo, uno de los santuarios más emblemáticos de la región, donde aparecen zoomorfos y signos que hasta ahora se consideraban exclusivos de ese lugar y que ahora encuentran correspondencias directas en Atlanterra.

Comparativa entre prótomos de la Cueva de Atlanterra (a) y Tachokalt (b. Valle de Tamanart)
Comparativa entre prótomos de la Cueva de Atlanterra (a) y Tachokalt (b. Valle de Tamanart)

Pero los paralelos no se detienen en la orilla española: el análisis del abrigo marroquí de Magara Sanar muestra afinidades tanto en los motivos figurativos como en los abstractos, algunos de ellos más antiguos de lo que se había supuesto, lo que sitúa al Estrecho de Gibraltar como un corredor simbólico de largo recorrido. La investigación también identifica vínculos con las fases tempranas del valle de Tamanart, lugar de estudio habitual de los profesores Mas y Solís, ampliando el marco comparativo hacia el interior de Marruecos. Para Mas, “nuestro trabajo ha permitido establecer conexiones sólidas entre la Cueva de Atlanterra y otros yacimientos arqueológicos de ambas orillas del Estrecho de Gibraltar”.

Gracias a esta visión de conjunto —que combina métodos digitales avanzados, una revisión crítica de la historiografía y una comparación sistemática con cuevas de ambas orillas del Estrecho—, la UNED sitúa la Cueva de Atlanterra como un archivo excepcional para comprender la evolución del arte prehistórico en el extremo sur de Europa.

De izquierda a derecha: Martí Mas Cornellà, Hugo de Lara López, Mònica Solís Delgado y Rafael Maura.
De izquierda a derecha: Martí Mas Cornellà, Hugo de Lara López, Mònica Solís Delgado y Rafael Maura.

El abrigo revela no solo la persistencia del lugar a lo largo de decenas de milenios, sino también la capacidad de diálogo entre tradiciones gráficas muy diversas que pervivieron y se transformaron en este enclave privilegiado. Como sintetiza Solís, “la amplia distribución de los motivos paleolíticos a lo largo de la superficie rocosa demuestra la larga duración de la actividad gráfica en la cueva”.

Atlanterra, hasta ahora considerada un pequeño y casi anecdótico conjunto, se muestra así como una pieza clave para entender los paisajes culturales del pasado y el papel del Estrecho como espacio de intercambio simbólico.