El chovinismo puede ser un mal, pero también un acto de defensa y de reivindicación. El flamenco del Campo de Gibraltar, vaya a saber por qué, no siempre tiene el reconocimiento que merece o que sí tiene el de otras zonas. A veces incluso llegan a sacarlo del mapa. Frente a eso, no está de más resaltar y exaltar sus grandezas, sobre todo, cuando se puede. El VI Festival Flamenco Campo de Gibraltar, celebrado este sábado en Castellar de la Frontera, fue una muestra de lo mucho bueno que tiene esta comarca en el cante, en el toque y en el baile. La comarca flamenca zapatea fuerte, tanto como la gran Lucía ‘La Piñona’.
Dicen que con buenos mimbres es más fácil hacer un canasto. El cartel de la velada lo tenía con nombres como La Piñona, Perico el Pañero, Nono Reyes y Teresa Hernández, pero para nada hay que desmerecer el trabajo y el esfuerzo de las peñas campogibraltareñas, de los Carlos Vargas, José Luis Moreno, Enrique Morales y compañía. Auténticos guardianes del flamenco auténtico. Esta vez, y por sexto año, ayudado por la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, que hace bien en apoyar estos actos.
Empezó la noche con la presentación de Carlos Vargas y las intervenciones del alcalde de la siempre buena y bella anfitriona Castellar de la Frontera, Adrián Vaca, del vicepresidente de la Mancomunidad Pablo García, actual delegado comarcal de Cultura, y del presidente de la sección quinta del Instituto de Estudios Campogibraltareños, José Luís Moreno.
La primera actuación fue de la jimenata Lucía Álvarez ‘La Piñona’ que derramó su personal baile, que combina la suavidad y la velocidad, el intimismo y la explosión. La comarca tiene en esta bailaora un tesoro que merece la pena descubrir. Si la encuentra en algún cartel cercano, vaya a verla.
Le siguió la cantaora linense Teresa Hernández, que arrancó por cantiñas y continuó por malagueñas y tarantas. Dejó perlas de su voz, a ratos sedosa y a ratos de quejíos desgarradores. Una joven a tener muy en cuenta y que, como buena linense, piropeó en las letras a las cosas de su tierra, a las playas de Poniente y Levante, a La Atunara y La Alcaidesa.
Sin movernos de Castellar, visitamos Jimena, de ahí a La Línea y parada en Algeciras para disfrutar de Perico ‘el Pañero’. Un cantaor tan de otro tiempo, tan clásico y tan puro que es trasgresor. “Demasiado flamenco”, se llegó a escuchar en una butaca. Un arqueólogo del flamenco con una voz única y personal que resulta otra de las figuras grandes de la comarca. Abrió por soleá y cerró con una bulería que encantó. Destacó también la guitarra de Nono Reyes, que dejó preciosas y aplaudidas falsetas.
Antes del fin de fiesta, con pinceladas de los protagonistas, Lucía Álvarez ‘La Piñona’ volvió al escenario para volver a exponer un baile de pellizco y talla. “Como que es de Jimena”, gritó a compás una señora. Y la de Jimena se fue en mitad de una ovación y el público del Teatro Andalucía en pie.
Así se cerró un festival que cumple su sexta edición y que merece larga vida. Tampoco hace falta esperar una vez al año para disfrutar del arte del toque, el baile y el cante de los artistas de la zona. Las peñas, a pesar de los pesares, siguen ahí, organizando festivales a menudo y que merecen la pena. La de este sábado en Castellar fue una buena noche flamenca de un flamenco a valorar y reivindicar. Nuestro flamenco.