Lo prometió y lo cumplió con creces. Rosario Flores regresó a Algeciras para entregarse al público en el escenario del Cabaret Festival. Tras verse obligada a suspender el concierto previsto para el pasado 1 de agosto, la artista confesó que lo hizo “con mucha pena en el corazón”, pero que ya recuperada del cuadro vírico volvía para agradecer a todos los que la han acompañado en estos 33 años sobre los escenarios.
“Gracias a todo mi público que estuvo esperándome cuando no pude cantar porque tenía un cuadro vírico horroroso y estuve malita. Pero eso ya ha pasado. Hoy nos quitamos la espinita. Muchas gracias por estar aquí, por sentirme, por volver a verme. Esto, más que un concierto, es una celebración de mis 33 años en la música, un repaso por todo el universo de ley que he creado junto a vosotros”, pronunció Flores al inicio de la cita.
Hija de Antonio El Pescaílla y de Lola Flores, la cantante recordó que el arte lo lleva en la sangre. Durante una noche que quedará en la memoria de los 4.000 asistentes, viajó en el tiempo a través del repertorio que ha marcado su carrera, con canciones con las que dio sus primeros pasos, como Mi gato o De ley, hasta otros himnos como Muchas flores.
El broche final llegó por todo lo alto. Rosario interpretó uno de los temas más esperados, No dudaría, con el que sigue rindiendo homenaje a su hermano Antonio, quien lo lanzó en 1980. La banda que la acompañó estuvo impecable durante todo el espectáculo y, unida a la personalidad arrolladora de la artista, puso en pie a todo el público. Una despedida perfecta para cerrar el Cabaret Festival en Algeciras.