Como en el debut liguero, el Algeciras Club de Fútbol mereció mucho más en el estreno en casa en la temporada 2025/26, la quinta en Primera Federación. Tuvo ocasiones de sobra para ganar al Marbella CF, que sumó un punto con casi nada, al menos en ataque. Los de Javi Vázquez han vuelto a dejar mejor juego e imagen que resultado. Un punto que sabe a poco, pero unas sensaciones que van más allá del marcador y dan esperanzas a los algeciristas.
El técnico algecirista ya ha encontrado cierto patrón de juego, valiente y vertical, intenso en la presión y sin balón, y ya ha imprimido carácter a su conjunto. Repitió el once de Tarragona, respaldó a los que cometieron errores y el equipo mejoró incluso al de la semana anterior.
¿Qué faltó? Acierto de cara a puerta. Las mejores ocasiones del partido fueron locales. En la segunda parte, un monólogo con tintes de acoso sin derribo.
Juanma abrió el capítulo de acercamientos con un disparo a los tres minutos. Respondió el rival con un tiro alto Rodri Ríos, al que se encargaron de secar entre Mayorga y Víctor Ruiz. El ritmo del partido no fue alto en el primer acto, pero ambos conjuntos estuvieron bien posicionados y miraron al ataque.
Los malagueños quisieron imponer el ritmo con balón con el paso de los minutos, pero no llegaron a someter y el conjunto algecireño dio avisos claros de poder hacer daño. Tras la salida de un córner a los 20’, Juanma tomó la pelota solo en campo contrario, pero con demasiados metros por delante, y la jugada que pudo ser el primer gol murió en la orilla. Ocasión clarísima.
Cuatro minutos después, gol de Rastrojo que fue anulado por el linier por empujón del futbolista de ataque. Los albirrojos pidieron revisión del VAR, pero el árbitro no corrigió su decisión. Tampoco tuvo acierto ni fortuna el equipo de Vázquez en ese apartado.
El Algeciras CF regresó mejor del vestuario, llevó la iniciativa y dominó hasta anular al Marbella en ataque. Poco a poco fue sumando llegadas el cuadro local, animado por su gente, y el gol se palpaba como la humedad en el Nuevo Mirador. Pero siempre se quedó a las puertas; faltó más acierto en el último pase o el disparo.
Volvió a pedir revisión el Algeciras en el inicio del segundo tiempo. Lo solicitó Iván Turrillo por posibles manos dentro del área. Tras un rato ante el videoarbitraje, decidió que no había nada punible, aunque parece que la pelota golpea en la mano del defensa.
Rastrojo lo intentó por un costado, Manín bregó como nadie pero no encontró remates claros. Tomás pisó área, pero su disparo a escasos metros de puerta lo detuvo el meta. En el otro área, Tahiru disparó fuerte, pero respondió bien el portero del Algeciras despejando a córner. Tras ese saque de esquina, en el 73’, Álamo reeditó la ocasión de Juanma en la primera parte: avanzó muchos metros y encaró puerta, esta vez sí, pero su disparo se fue fuera. Manos a la cabeza de todos los locales. Otra vez muy cerca.
Apretó el Nuevo Mirador y dio alas a los suyos. El Marbella solo pudo cortar el ritmo con pérdidas de tiempo descaradas y la permisividad arbitral. Debutó Isaac Obeng y casi se corona. Tres veces se adentró con peligro en el área marbellí. Destrozó a su par, pero le faltó acierto en el final de la jugada, un mal general que dejó al Algeciras sin una victoria merecida y al aficionado con un sabor agridulce.
Estrenos y quejas
La segunda jornada de la campaña, la primera en casa, estuvo marcada por varias novedades: estreno del nuevo sistema de VAR para la categoría y la puesta en servicio de los remozados aparcamientos de tribuna, asfaltado y más ordenado pero que no va a acabar con los problemas de capacidad.
Lo que no cambiaron fueron algunas quejas. Muchos aficionados expresaron su malestar por las largas colas para acceder tanto en preferencia como en tribuna, donde solo se habilitaron una puerta por zona; a decir verdad, una única hoja de cada puerta. La situación provocó retrasos y cierta incomodidad en la entrada, empañando en parte la jornada de estrenos.
La afición, que volvió a dejar una buena entrada y no dejó de animar a los suyos, merece más cariño y facilidades por parte de la propiedad.