(1-0) Otro bocado de un Algeciras en modo bestia

Con entrega absoluta, sintonía con la grada y un gol de brujo de Iván Turrillo, el equipo de Lolo Escobar derrota al Córdoba CF de un castigado Iván Ania y se sitúa tercero tras siete jornadas invicto

Francis Mena
Periodista
07 de Octubre de 2023
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La afición algecirista experimentó un cambio aquella temporada del equipo de José Luis Montes que acabó en Segunda división. Incomprendido al principio y amado por siempre. Desde entonces la hinchada del Nuevo Mirador viene identificándose más con esos conjuntos de entrega máxima y duros como el cemento pero con alma ganadora que con los de otro estilo. El Algeciras Club de Fútbol de Lolo Escobar, en este arranque liguero y salvando las distancias, rememora a esas escuadras de éxitos a base de trabajo, de dejarse todo en el campo y contagiando a una grada que suda casi tanto como sus jugadores. Con esa fórmula, más un gol de brujo de Iván Turrillo, derrotó por la mínima al Córdoba CF de un castigado Iván Ania y se situó tercero tras siete jornadas invicto.

El Algeciras CF es un equipo que trasmite y a los suyos pero muy desagradable para el rival. Presiona, no deja de correr, sabe competir, incómodo en defensa, y cuidado con darle facilidades. Es verdad que no aprovecha las ocasiones claras y le cuesta matar los partidos. También tiene cosas que mejorar. 

Algeciras y Córdoba se disputaron la pelota en los primeros minutos en un duelo muy táctico, muy trabajado, pero con pocas ocasiones. La pelota rodaba lejos de las áreas casi durante toda la primera media hora. 

El cuadro de Ania es un remake del Algeciras del año pasado, aunque con más calidad en su plantel. Pero tiene los mismos defectos: uno de ellos, el empeño de sacar el balón desde atrás y otra una vez. Somete así a sus defensas a una presión constante y a estar en los focos casi todos el tiempo. En uno de los centenares de pases entre la zaga y el portero se quedó algo corto e Iván Turrillo, sabio y que de esas sufrió unas pocas el año pasado, tomó el regalo, levantó la cabeza, regateó al meta y marcó el 1-0 a la media hora. Locura en el Nuevo Mirador, que se divirtió con un guasón “Ania, quédate”. 

Intentó el Córdoba algo en ataque pero se atascó ante el muro algecireño. Lucho apenad tuvo que intervenir. A pesar de eso la grada, y los jugadores, acabaron rogando el descanso. 

El trabajo de presión y de correr sin balón cargó al Algeciras. En la segunda parte, estaba en el guion, apretó las tuercas el Córdoba, que le comió terreno a los locales y rondó el área. Pero los de Escobar apostaron a la contra y pudo matar el partido Mario, que hizo como todos un gran trabajo pero falló dos claras. En esta, Marín le detuvo un disparo alto.

En el 55’ una jugada anulada por fuera de juego acabó en gol de Toril que no subió al marcador. La jugada estaba previamente anulada y el Algeciras continuó por delante. Se puso el traje de sufridor y se metió en su campo. Demasiado pronto. Metió a Admonio, el tercer central, para reforzar aún más el aspecto defensivo, que tenía ya todo el peso. Ania movió el banquillo y creó peligro con Mendes. 

El Algeciras, sin balón, se sentía asfixiado pero le insufló oxígeno una grada metida en el choque, que jugó la partida como uno más. Incluso tuvo la más clara de la segunda parte, otra vez Mario, que puso un sombrero a la salida del portero Marín pero no remató con claridad y le sacaron el 2-0 bajo palos. 

Sufrió y supo sufrir. También tuvo fortuna. Esa que fue esquiva hace siete días en el mismo escenario. En el 87’ un disparo lateral de Zalazar lo desvió Luchó pero el rechace lo cogió sin marca Calderón para marcar un gol en jugada invalidada por el linier. Muy protestado. 

El equipo albirrojo lo puso todo. La grada le acompañó. De espartanas maneras. Retumbó el estadio en un grito de rabia y alegría tras el pitido final. Sonó también a rugido a visitantes. Hay que sudar mucho para llevarse la victoria del Nuevo Mirador está temporada si el equipo de Lolo Escobar y la afición siguen así, en plena sintonía. El Algeciras sigue en modo bestia. 

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