La Navidad de Café y Calor, la otra Navidad

25 de Diciembre de 2022
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Una veintena de personas sin hogar y en evidente riesgo de exclusión social se agolpan a las puertas del centro de día de Cáritas, en pleno centro de La Línea, entre las calles Aurora y López de Ayala. Esperan, con un café caliente que está repartiendo una voluntaria, su turno para recoger una bolsa de comida algo más especial de lo habitual: la cesta de Navidad elaborada por los voluntarios de Café y Calor.

Unos ochos voluntarios del proyecto Café y Calor corren de arriba abajo en el interior, con cajas y bolsas de alimentos: gambas, patatas, bandejas de ensaladilla rusa, uno que sale y entra, otro que va a recoger con su vehículo más mercancía, un no parar. Entre todos se reparten la tarea. La tarea de elaborar unas 60 bolsas de comida de Navidad con productos especiales de la fecha: polvorones y mazapanes, gambas, una ración de ensaladilla rusa, pata, pan, agua, zumo...varios negocios y establecimientos de la ciudad colaboran en la provisión de estos productos. Sin ellos no sería posible.

Aunque más imposible sería todavía sin los técnicos y voluntarios detrás de este proyecto. Algunos de ellos están de descanso, de vacaciones, otros están quitándose de pasar tiempo con sus familias en estas fechas tan especiales, posponiendo el organizar su casa y cocinar la cena para los suyos. Comentan cómo van a pasar el resto del día, y no, no están ocioso de tareas, deberes y responsabilidades. El coordinador del proyecto, entre tarea y tarea, atiende a nuestro medio, a un usuario y otro, y gestiona además asuntos de su trabajo particular.

Pero es que a este grupo de vecinos, ejemplares, no les importa los inconvenientes de estar ahí, al pie del cañón ayudando a quien más lo necesita. Precisamente Café y Calor, además de gestionar este centro de día, trabaja intensamente por las noches, da igual las horas, el frío y la lluvia, atendiendo a las personas que duermen en la calle. Cada Navidad, incluso durante los peores momentos del covid, tampoco faltan a su cita con ellos, elaborando estas "comidas especiales" cada 24 y 31 de diciembre.

"A nosotros no nos supone tanto y para ellos significa mucho", comenta una de las voluntarias, que explica que vuelve a casa tan reconfortada que merece mucho la pena. "Esto es una alegría, más centros y personas así tendría que haber en todo el mundo", añade uno de los usuarios.

Y es que lejos del consumismo, las fiestas y el divertimento, que a todos nos encanta, esta otra Navidad, la de la bondad, la generosidad y el ayudar y acompañar a quien peor lo está pasando, es una Navidad en mayúscula. La Navidad de Café y Calor.