"Lo hago porque un día me podría tocar a mí"

20 de Abril de 2020
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Ocho de la mañana. Jesús García Haro llega a su cocina de La Pingana, un nuevo proyecto de hostelería que este veterano cocinero abrió el 4 de marzo en Algeciras. En los fogones, junto a él, están otros cuatro miembros de su familia. Fuera no les espera ningún cliente, pero el menú que preparan desde hace ya cinco semanas se elabora cada día para unos comensales muy especiales: los beneficiarios del comedor del Carmen.

"Nos vimos obligados a cerrar el sábado 14 de marzo, cuando ya tenía las motos, las mochilas y el personal preparado para hacer el reparto a domicilio que habíamos planeado. Y nos encontramos con que teníamos que cerrar el local", explica Jesús.

Una vez iniciado el confinamiento, Jesús se ofreció al Ayuntamiento de Algeciras para hacer las comidas de los niños que se benefician del programa de garantía alimentaria a través de los comedores escolares, cerrados por la suspensión de las clases. Sin embargo, este servicio fue asumido por la Junta de Andalucía, que decidió seguir gestionándolo en cada uno de los colegios que tienen asignados repartos.

"Me propusieron hacerme cargo de las comidas que se elaboraban en el comedor del Carmen, que tuvo que ser cerrado porque sus voluntarios ya no podían acudir a hacerla cada día, y yo les dije que sí. Al principio trabajamos con mi propia mercancía, la que había acumulado para la apertura del local", explica.

Ahora es una red mucho más amplia de colaboradores, entre los que se encuentran supermercados, proveedores que trabajan con el cocinero, y aportaciones de distintos colectivos de la ciudad de Algeciras los que proporcionan la materia prima que Jesús y su familia necesitan cada día para elaborar entre 120 y 130 menús diarios.

Una red solidaria de empresas y distintas entidades

Voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja son los encargados del reparto; el Ayuntamiento, que ha destinado un pequeño presupuesto para el establecimiento, es la administración encargada de coordinar un dispositivo que incluye la compra de materiales para llevar la comida, o de ordenar cada una de las aportaciones que se llevan a cabo. Las cofradías de la ciudad son las responsables de aportar el pan que cada día se reparte a las puertas del comedor.

"De lunes a jueves siempre hacemos un plato fuerte que va acompañado de pan, algún lácteo o postre, dependiendo de si tenemos o no, y una botella de agua. Los viernes entregamos algo más, como latas, algunos embutidos, una barra de pan entera, batidos, bolsa de patatas y cualquier cosa que les pueda ayudar a pasar el fin de semana, que no hay reparto. El otro día les hicimos palomitas de maíz", añade este algecireño de 38 años, un profesional de la cocina que se forjó como tal, según nos cuenta, por necesidad.

Jesús, acostumbrado a participar en actividades benéficas, nos confiesa por qué se levanta cada día para cocinar para los usuarios del Carmen. "Hemos participado en muchas comidas benéficas y he visto a gente afectada por un problema u otro; y hago esto porque pienso que cualquier me podría tocar a mí. Ninguno de nosotros estamos libres de una situación así por muy bien que estemos ahora", añade.

En dos semanas, Jesús García Haro dejará de cocinar para los usuarios del comedor y tendrá que ser otro colectivo el que se ocupe de esta tarea. "En mayo volveremos a abrir el establecimiento al público y no podremos asumir esta tarea. Ya se lo he comunicado al Ayuntamiento", añade el cocinero, para quien esta labor necesita de cinco horas de dedicación al día y un equipo fijo de personas que la lleven a cabo, además de las instalaciones adecuadas para afrontar la tarea diaria de dar de comer a más de un centenar de personas.