El Campo de Gibraltar se quita la mascarilla con timidez

26 de Junio de 2021
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Salimos a la calle expectantes. Hoy es uno de esos días para recordar entre los duros meses de pandemia que ha nos ha tocado vivir. Igual que aquel domingo en el que Araceli se convirtió en la primera mujer vacunada en España. Hoy, gracias precisamente al buen ritmo de la vacunación ante el COVID-19 y demás indicadores, es el primer día sin la obligatoriedad de llevar mascarilla al aire libre y siempre que sea posible mantener una distancia de 1,5 metros entre personas no convivientes.

Son las 12 de la mañana en La Línea y un señor sin mascarilla pasea a su perro entre la calle Granada y la calle Gibraltar. Dos jóvenes cruzan la avenida de La Banqueta, en bici y sin mascarillas. Y una mujer, sin mascarilla, arrastra el carro de la compra por la calle San José. Son las primeras personas con las que nos cruzamos en este sábado de junio en el que comenzamos a disfrutar del alivio de una restricción que nos acompaña desde hace más de 400 días.

Son pocas, muy pocas, las personas que hoy se han sumado minoritariamente a esta nueva regulación del uso de la mascarilla aprobada esta semana por el Gobierno en un Consejo de Ministros extraordinario. La gran mayoría de las personas con las que nos cruzamos continúa llevándola, todavía más conforme más nos acercamos a las calles más céntricas de la ciudad. Lo mismo ocurre en los distintos municipios del Campo de Gibraltar. En Algeciras, unos pocos pasean por el centro sin ella, pero enseguida la sacan del bolsillo para entrar en los establecimientos y el mercado. Poco a poco.

Primero no se le dio importancia, no se consideró determinante, después fue recomendable y por último obligatoria. La mascarilla nos ha acompañado estos meses como un elemento más de nosotros. Del "Ay, la mascarilla" del principio, al considerarla hoy, de manera casi automática, como una prenda más de vestir, uno se siente casi desnudo si no la lleva puesta en público. Junto al móvil y las llaves, es otro básico al salir de casa.

La mascarilla, que ha resultado ser una de las medidas de prevención más eficaz para evitar contagios de COVID-19, así como aquellas enfermedades respiratorias que este último año casi han desaparecido (como los gripes y los catarros), se resiste. La gran mayoría de ciudadanos todavía prefiere continuar llevándola. Quizás por miedo, por inseguridad, por prudencia. La mascarilla continúa siendo mayoritaria entre nosotros, y seguirá así durante un tiempo, pero hoy una vuelve a casa un poco diferente, con mascarilla o sin ella, pero ilusionada y llena de esperanza, como cuando aquellas primeras dosis. Segura de que volveremos a recuperar la sonrisa.