
Desde hace más de seis años, este linense por el mundo vive en Heidelberg, una ciudad ubicada al sur de Alemania con gran ambiente universitario. Hace dos años comenzó a trabajar como docente en un colegio estadounidense perteneciente a la base militar norteamericana de Wiesbaden, donde imparte la asignatura de historia y cultura alemana. También ha trabajado en el Heidelberger Pädagogium de Heidelberg y en el Colegio Internacional de Frankfurt impartiendo español. En este sentido, Rubén trabaja en un ámbito internacional en el que emplea a diario tres idiomas: español por la gran influencia latina en Estados Unidos, inglés y alemán.

Su espíritu aventurero lo empujó a viajar alrededor el mundo. También lo animó un grupo de amigos que hizo durante el voluntariado del programa “Buddies” de ayuda a estudiantes Erasmus en la Universidad de Granada, en la que facilitó la estancia de cinco estudiantes alemanes a su cargo. Además, “acabé mis estudios y veía muy importante que mi formación se implementase en el extranjero, siendo aún joven”, señala.

Ahora mismo Heidelberg se ha convertido en su hogar. “Todo el que viene se enamora de esta ciudad. Posee un castillo y un casco antiguo muy bonito. También tiene bosques en los que hacer senderismo, además de la posibilidad de visitar un antiguo anfiteatro oculto en la montaña, utilizado en tiempos de los nazis, el emblemático edificio de la biblioteca de la Universidad y el puente Viejo realizado en piedra. Aquí te puedes encontrar con gente de muchísimos lugares del mundo, por lo que la ciudad posee un ambiente bastante multicultural y amigable”, apunta. En su tiempo libre, este joven linense aprovecha para practicar deporte. También le encanta organizar eventos y conocer gente nueva.

En cuanto al futuro; “soy una persona muy optimista y creo que siempre pasan las cosas por algo. Si hay cambios serán para mejor, así que, como dice mi padre, ¨despacito y con buena letra¨ y a continuar creciendo en mi ámbito. Espero estar muy pronto en un colegio Bilingüe/Internacional de mi querida Andalucía, compartiendo vivencias con alumnos españoles”.
Por supuesto, en esta gran aventura también hay tiempo para echar de menos La Línea: “a la familia, a los amigos de siempre, el mar, el mar, y el mar…¡ay cuánto echo de menos ver la playa y oler la brisa! También algo que nunca perdono, cada vez que voy, es mi bocadillo ¨africano¨ del Francis y mi pescaito frito”.
