Nos proponemos conocer otro trocito de la historia de este municipio y para ello hemos contactado con dos personas que conocen la materia: Antonio Pérez Girón, cronista oficial de San Roque, e Irene Aranega, coordinadora de los museos sanroqueños.
Estos expertos coinciden en señalar la importancia mayúscula que el cuartel Diego Salinas tuvo en el desarrollo de la ciudad, atendiendo a las características militares de la población que nace como consecuencia de la Guerra de Sucesión y el traslado de los gibraltareños a la loma de San Roque. En este sentido, la ciudad contó con una presencia militar constante que constituyó la retaguardia de todos los intentos por recuperar Gibraltar.
Concretamente, este cuartel se construye mediante una Real Orden de 1774 en la que se aprueba el inicio de las obras. Así, el Diego Salinas se levanta en los terrenos donde hoy se encuentra la Casa Consistorial del municipio. Su construcción primitiva se basaba en materiales como piedra y barro que luego se cubrían con palmas, de ahí surgirá el nombre de ‘barracones’.
El cuartel, que llegó albergar hasta seis y siete mil soldados, significó para San Roque “un importante dinamizador de la económica local. En aquellos momentos en los que se hacía la vida en la ciudad, la presencia de este acuartelamiento suponía ambiente y negocio para las pequeñas fábricas, para los bares, las panaderías y demás comercios que nutrían al cuartel. Esto generaba dinamismo y sobre todo mucha vida en la ciudad”, nos explica Pérez Girón, que así lo recoge en su último libro sobre el tema: “El cuartel de San Roque” (2007).
Precisamente, sobre este complejo militar, el cronista oficial ha escrito dos libros (“El cuartel Diego Salinas” de 1995) que han agotado existencia. Y es que han sido tantas las personas que, de muy distintos lugares del país, han pasado por este cuartel que el interés por su historia es muy demandado. “Se han agotado los dos porque por aquí pasó muchísima gente que tiene el recuerdo del cuartel y vienen pidiendo información”, añade.
Así, este acuartelamiento estaba involucrado de lleno en el desarrollo de la ciudad, colaborando estrechamente con el Ayuntamiento tanto en aspectos festivos como en el auxilio de personas; repartían el rancho a los más pobres y participaban en siniestros como por ejemplo las inundaciones. “Estaban muy implicados en la ciudad y colaboraban mucho”, subraya Pérez Girón.
Tras la marcha de la última fuerza que conoció el Diego Salinas, el Regimiento Pavía 19, la dinámica económica de San Roque había virado hacia un pueblo industrial y ya no dependía buena parte de este acuartelamiento.
Asimismo, el Diego Salinas recibió dos visitas destacadas: la del rey Alfonso XIII en 1909 y la del Ministro de Guerra, Valeriano Weyler, tras la que se acometieron mejoras en las estructuras militares.
Y es que estos edificios, a pesar de haber sufrido diferentes modificaciones a lo largo de toda su historia, lo cierto es que todavía hoy conservan, impasible, la solemnidad y el imponente aspecto de un complejo militar. Señorial y majestuoso, y al mismo tiempo de sencilla arquitectura que brilla con la pureza del blanco, el Diego Salinas se emerge en pleno centro de la ciudad para recordarnos que en San Roque se respira historia por cada uno de sus rincones.
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