La fiesta del niño arrancó con muchas ganas de diversión el pasado viernes con la gran pitada. El pasado sábado por la mañana era momento de madrugar y recorrer las calles de la Villa cantando, para quienes les esperó una recompensa en forma de desayuno en la plaza de la Iglesia. El broche final lo pusieron con el pasacalles de disfraces que inició su recorrido a las cinco de la tarde desde el antiguo bar Sevilla.
Padres y madres se sumaron a la fiesta del Día del Niño y junto a sus hijos bailaron todo tipo de canciones en su recorrido. Mientras tanto el jurado estaba muy atento a los disfraces de los más pequeños, ya que el pasacalles era, a su vez, un concurso de disfraces.
Tras el buen ambientado desfile, el gran fin de fiesta se celebró en la Plaza de la Iglesia.