Desde los devotos más jóvenes a los más longevos. Todos ellos esperaban a la Virgen del Carmen a las puertas de su templo, para el esperado reencuentro con todo un pueblo. Sobre las ocho de la tarde la espera llegó a su fin.
La patrona de los marineros salió tímida y elegante del reducido espacio de las puertas de la parroquia. Los cargadores la llevaron hasta mitad del recorrido, con mucho esfuerzo y con constancia, guiados por el joven Jose Miguel Carrillo, emocionado y sintiendo junto a los ellos cada paso.
A mitad de recorrido, a la altura de la Junta de Distrito, era turno de las mujeres. Fueron tomando sus posiciones delicadamente sin que apenas se notara. Y ahora sí, de un lado a otro. En el sitio. "¡Qué bonita la lleváis!", animaba el capataz.
Así, tanto los cargadores como las cargadoras la llevaban como si mecieran a un niño, en un dulce y sentido paseo por su pueblo marinero, Palmones, hasta llegar al río. Con el sudor de los cargadores ha sido embarcada y admirada por todos sus fieles, desde tierra y mar.