“Tarifa y el Campo de Gibraltar tienen mucho poder literario, son pura literatura”

27 de Enero de 2019
Raquel Sanchez Silva Anines minguez[14298]
Raquel Sanchez Silva Anines minguez[14298]
Tarifa es capaz de enamorar a alguien que ha pisado la alfombra roja, que se ha perdido por la China, que ha jugado a ser superviviente en islas remotas y que ha vivido tan intensamente por el mundo como Raquel Sánchez Silva (Plasencia, Cáceres, 46 años). La escritora, periodista y mediática presentadora ha elegido la localidad tarifeña, la comarca y el Estrecho de Gibraltar para poner a enamorarse, a sufrir, a disfrutar y, en definitiva, a vivir a los personajes de su última novela: ‘El viento no espera’.

Pregunta: ¿Por qué Tarifa?


Respuesta: Tengo que decir que vine a Tarifa de vacaciones porque me trajeron y fue, estando aquí, cuando descubrí el poder literario que tiene Tarifa, el Estrecho de Gibraltar y todo el Campo de Gibraltar. Es pura literatura.

¿Qué aporta esta zona a los personajes de su novela?

Tarifa me parece un lugar único por su localización, por el encuentro de los mares Mediterráneo y Atlántico, único por la influencia en el viento. Estamos en un mundo en el que todo se parece demasiado, yo he viajado mucho y no hay un sitio como Tarifa. Ese carácter único lo convierte en un refugio, mucha gente llega a Tarifa de paso, gente que está huyendo de su propia vida y que busca una segunda oportunidad, que en definitiva es la base de mi novela, y que acaba en Tarifa porque es un lugar de encuentro. Aquí la gente no te pregunta de dónde vienes ni adónde vas, te da esa oportunidad de volver a empezar, hay mucha gente que ha reinventado su vida en Tarifa. Es un sitio que parece que es el final, porque es el sur del sur, donde acaba Europa, todo un mundo, pero a mí me parece más bien el principio. Es un sitio que da una nueva oportunidad a las personas y a los personajes de esta novela.

- En la novela se reconocen negocios, calles y hasta personajes de Tarifa y su entorno. ¿Ha estado mucho por aquí?

- Además de venir de vacaciones, decidí quedarme una semana con el único propósito de documentarme para escribir la novela. Me ayudó muchísimo Javier Goyeneche, de Mundo Posibilidades, que ejerció de guía de la zona y fue el que abrió el libro al Campo de Gibraltar. Descubrí el arte rupestre sureño, el faro Camarinal, la cueva de las orcas, la playa de los Alemanes o las Corzas. El libro se transforma en Tarifa, lo que iba a quedarse en el casco histórico se abrió al Estrecho de Gibraltar, incluso a la otra orilla, a Tánger.

- El viento está presente casi en cada instante del relato. ¿Qué es el viento en la novela?

- El viento en la novela lo es todo, para mí representa no sólo el viento incómodo sino también el que te abraza. La novela se llama ‘El viento no espera’ porque es lo inesperado, es lo que te viene dado en la vida, el motor que te mueve. No puedes decidir sobre él, como no puedes decidir sobre todo en la vida pero tienes que saber adaptarte a él. El viento te puede revolver toda la casa, como ocurre en un momento de la novela, o levantarte el camisón y darte una alegría.

- ¿Es más de Levante o de Poniente?

(Ríe) Soy de los cambios. Si hay muchos días de Poniente, no me viene mal un poco de Levante. Me gusta esa incertidumbre y los cambios de vientos.

- ‘El viento no espera’ es una novela de personajes, que por cierto sufren. ¿Hay mucho de  Raquel Sánchez Silva y su vida en ellos?

- Pues estoy salpicada un poco en todos los personajes, porque al final te da pudor verte en mucho en uno de ellos, así que estoy en muchos, especialmente en los femeninos. Pero hay personajes vuestros, muchas personas que viven allí, incluso físicamente: el color de los ojos de Pizco, uno de los personajes, lo he visto allí; o a Carmen con su pelo rizado, que la vi en Algeciras, donde pasé una tarde entera.

Portada del libro 'El viento no espera'

- En una novela con tanto peso de los personajes femeninos, los auténticos protagonistas, Raquel Sánchez Silva no ha querido dejar pasar la ocasión de hablar de la violencia machista.

- En realidad en la novela hay varios temas que me preocupan, que me alarman, que me producen un impacto emocional. El maltrato es una lacra y cada uno tenemos nuestra manera de decir que basta ya, que ya está bien. Yo he querido decirlo así y la violencia machista aparece muchas veces y de forma distinta en la novela, incluso con los menores. Lo he querido tocar con la prudencia y el horror de la que ve algo que no puede seguir pasando.

- Como periodista, la prensa actual también parece que es una preocupación suya. 

- Creo que ahora mismo es el momento más difícil para ejercer un periodismo real. Ahora tenemos la urgencia y la necesidad de conseguir visitas, el clic, y se busca a través del escándalo, la tragedia, el golpe de efecto y todo eso penaliza la noticia y penaliza la verdad.

- También se muestra crítica con las redes sociales. ¿Qué le ha pasado con ellas?

- Hablaba con compañeros periodistas que están enfadados por el odio que hay en las redes sociales, pero un señor enfadado en Toledo, que te escribe o te insulta, es grave pero mucho más lo de la prensa. Ahora bien, las redes sociales son instrumento que se está utilizando de una forma que a mí me desespera, está condicionando nuestras vidas y hace falta una reflexión sobre eso. Se dice que las redes dicen tal cosa y luego entras y son tres personas la que lo dicen pero ¡hasta los medios se hacen eco!

- ¿Volverá a Tarifa?

- Claro. Me encantaría ir y presentar allí este libro, he pedido a la editorial que me organice algo porque es allí donde siento que tengo que presentar mi novela, es donde tengo que estar. A ver si puede hacerse realidad porque me haría mucha ilusión. Recomiendo a todo el mundo que se dé un paseíto por allí, que se reserve diez días de su vida para pasarlo en Tarifa, en su entorno, porque es un privilegio y lo va a ver todo de otra manera. A mí me ha pasado.

Raquel Sánchez Silva, escritora y presentadora.