Yeyo Argüez: “Cuando hay algo que no controlo es cuando más me interesa”

18 de Agosto de 2019
YEYO
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La Calle Real sus experiencias e inquietudes personales. Con las manos llenas de remates de pintura y entre los retratos que prepara para su siguiente exposición, conocemos a un joven artista, linense, humilde y modesto y a quien le cuesta reconocer su genialidad en la escultura y la pintura.
Creció como un niño corriente, feliz e inquieto, que aunque no destacó nunca en clase de dibujo, sí tuvo siempre una especial sensibilidad. “Tengo imágenes de pequeño viendo cuadros y esculturas con los que me hacía demasiadas preguntas. De alguna manera, instintivamente, me interesaba”, explica.
Se formó en la Escuela de Arte de Algeciras. “Llegué allí casi de casualidad. No tenía muy claro qué iba a hacer, simplemente fui a probar. Pero desde el primer día me di cuenta de que ese era mi sitio”. Allí se especializó en moldeado y vaciado, y cerámica.
Todavía estaba en la escuela cuando a Yeyo le empezaron a salir proyectos muy interesantes. Uno de ellos, la escultura que hoy se encuentra en la plaza de la Constitución, que surge de un trabajo de clase. “Cuando eso te pasa siendo un chaval de veinte años pues mola mucho”. Una escultura que, advierte, tiene la enorme necesidad de que se pase a bronce porque si no se perderá. Recientemente también ha realizado un busto de San Juan Bosco, situado en la avenida María Auxiliadora. “Mientras estudiaba en Algeciras me interesé mucho por la escultura; apenas dibujaba, siempre estaba con un trozo de barro en la mano para crear y darle forma. La pintura vino mucho después”, añade.

Concluyendo su formación, los premios y exposiciones le estaban esperando. El primero de ellos en la propia Escuela de Arte y otro, en 2000, que le dio la oportunidad de exponer profesionalmente en la Casa de la Cultura con el trabajo El dolor no tiene color.
Y entonces llegó el salto a la pintura, en la que este artista linense se sale del formato clásico y compone la imagen jugando con el espacio. “En mi primera época me interesaba mucho mezclar un poco todo. Trabajar la pintura asociada con la escultura y ocupando un espacio, que es lo que más me atrae de la instalación. Mis inquietudes iban mucho por ahí. Cuando hay algo que no controlo es cuando más me interesa”.
Yeyo Argüez ha trabajado técnicas como el videoarte, las imágenes fragmentas y el movimiento, como el del banco de peces. Recibe encargos, expone y da clases. Ha expuesto en capitales como Cádiz y Sevilla, y también al otro lado del charco, como en Montevideo y Costa Rica.
Ahora, en un proceso natural de cambio y evolución, confiesa que se ha vuelto más clásico. Se sienta delante de una foto, un dibujo o un modelo y aplica la pintura. “Yo ya hacía retratos desde muy jovencillo para ganarme dos duros y ahora estoy trabajando esta técnica. Desde hace unos años veo mucho por Instagram gente más o menos de mi edad pero que pinta clásico y esto me sedujo mucho. Me vi con muchas ganas y fui a por ello”.
Se considera un eterno aprendiz. “Esto es un continuo. Todas las colecciones que he hecho son algo de mí y no me importa repetir una idea. No son etapas que cierro, sino que siempre voy sumando. Me nutro de imágenes del cine, de luces de la calle, de otros pintores, de gente joven que ahora pinta como los clásicos pero dándole una vuelta de tuerca”.
¿Se puede vivir del arte? “Claro que sí. Es como todo. Tienes que saber moverte. Hay que trabajar mucho y estar donde hay que estar. Aunque sí es cierto que aquí desde La Línea es mucho más difícil. Pero no imposible. Aquí tenemos artistas de primer nivel, personas muy creativas que están a un nivel muy alto, como Juan Carlos Bracho y Javier Velasco. Tengo la suerte de que en Cádiz y en La Línea se portan muy bien conmigo y me llegan encargos y trabajos, pero es verdad que necesito las clases para tener una cierta estabilidad”.

Ya son doce años los que Argüez lleva compartiendo todo lo que sabe a través de la asociación Reiniciarte. “Empezamos a dar clases en el edificio del Istmo. Propuse la idea y me la aceptaron. A partir de ahí, ha sido un no parar. Encontré la estabilidad que quería y ansiaba, esto me ha permitido seguir viviendo en La Línea y además puedo continuar trabajando en mis propios proyectos”. Actualmente, alrededor de cien personas, niños y adultos, acuden a las clases de dibujo y pintura de Reiniciarte en la Casa de la Cultura.
Para este artista, que apuesta por La Línea, existe una demanda cultural muy interesante en esta ciudad. “Ahora mismo hay overbooking en las clases de teatro, en las de canto, danza y pintura. En Reiniciarte también hemos dado cursos de escritura, poesía y fotografía”.
En este movimiento cultural, Yeyo Argüez no se olvida de mencionar a Macarena Alés. “Es la persona que más me ha ayudado profesionalmente y sé que también ha hecho mucho por otros artistas de la zona”, señala, al tiempo que aprovecha para demandar mayores apoyos y recursos para fomentar el arte y la cultura en esta tierra.
Y es que para este linense, el arte es una manera de vivir. “Se habla de que si los artistas son unos bohemios, gente diferente, pero la mayoría de los artistas que conozco son unos cachondos, que nos vamos de cerveza y nos divertimos como gente normal. Este es un oficio en el que tenemos la suerte de poder comunicarnos. Esta es mi pasión, mi forma de vivir”.
 
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