Quien conozca a Patricia Gavira sabrá que, más allá de por ser la hermana del famoso jugador de vóley playa, Adrián, esta chica merece ser reconocida por sus propios méritos.
Patricia, de 26 años, empezó a jugar a fútbol en su localidad, Taraguilla. De pequeña y durante los años de instituto probó también con el vóley y el baloncesto, pero no sería hasta el tercer año de carrera cuando dio el salto definitivo al que sería su deporte estrella. "Mientras estudiaba magisterio en Málaga, jugaba en un equipo de provincial. El Málaga CF se fijó en mí y estuvo a punto de ficharme, pero me dio mucha pena abandonar el club en el que estaba y decidí acabar allí la temporada. Cuando terminé mis estudios, hice una prueba con el Sevilla CF y me incorporé a su filial. A mitad temporada, la entrenadora del primer equipo confió en mí, y allí jugué durante tres años en Primera División. Después me llamó Antonio Toledo, del Sporting de Huelva, y aquí estoy desde hace tres temporadas", comenta.
Una trayectoria que se repasa rápido pero que detrás esconde muchas horas de entrenamiento y sacrificio. "He renunciado a muchas cosas, entre ellas las vacaciones y el pasar más tiempo con mis amigas. Ahora, compaginando el fútbol con el trabajo, para que tenga un sábado libre tienen que alinearse los astros", bromea. Pero, como casi siempre, el esfuerzo tiene su recompensa. "A nivel deportivo, sin duda ha merecido la pena. El deporte te aporta muchas cosas, y cuando no juegas siempre lo echas de menos", dice.
En el Sporting de Huelva, cuando el trabajo le impide estar con sus compañeras, Patricia entrena con el equipo filial masculino. "Está siendo una experiencia muy buena, me tratan como uno más de la plantilla", afirma. Y con su equipo no le han podido ir mejor las cosas. El 17 de mayo de 2015 se proclamaron campeonas de la Copa de la Reina, cosa que ningún otro equipo andaluz femenino había conseguido nunca. "Ha sido un gran suspiro para el club, porque tenemos un presupuesto muy bajo y esto nos ha dado un poco de aire de cara a conseguir patrocinadores. En lo personal ha sido lo máximo, ni siquiera ahora somos conscientes de lo que hemos conseguido. Es una fecha que no olvidaré nunca", nos cuenta.
Precisamente la poca profesionalización es, en opinión de Patricia, uno de los grandes problemas del fútbol femenino en nuestro país. "Espero que el panorama pueda cambiar en unos 5 o 10 años, pero ahora es complicado. La Liga apoya a las jugadoras mucho más que la propia Federación, aunque todavía estamos a años luz de los hombres. En países como Alemania o Estados Unidos, los equipos femeninos tienen más presupuesto que un equipo masculino de Segunda española. Eso aquí, ahora mismo, es impensable", comenta.
"Desde las asociaciones de futbolistas se está haciendo un gran trabajo para cambiar el estado político de la Federación Española, pero parece que a la propia Federación no le conviene que el fútbol femenino gane. Les han ofrecido contratos para televisar el fútbol femenino y no les han interesado", denuncia Patricia.
No obstante, más allá de lo extradeportivo, Patricia Gavira está viviendo un sueño en el plano meramente futbolístico. Esta joven deportista, que se enorgullece profundamente de ser hermana de quien es, puede estar también muy satisfecha de sí misma. Su carrera deportiva le da la razón y le recuerda que todo ese sacrificio está valiendo la pena.