Melatonina: entre la alarma mediática y la evidencia científica

Biólogo Molecular y Máster en Biotecnología Sanitaria
09 de Noviembre de 2025
Melatonina: entre la alarma mediática y la evidencia científica

En los últimos días, varios medios de comunicación han alertado sobre una supuesta relación entre el consumo de melatonina y un mayor riesgo de problemas cardíacos. Sin embargo, estas afirmaciones han generado más confusión que certezas, ya que el estudio en el que se basan dichos titulares no ha sido publicado en ninguna revista científica ni revisado por pares, lo que impide considerarlo una fuente válida de evidencia.

La importancia de la revisión científica

Para que un estudio tenga validez dentro de la comunidad científica, debe ser publicado en una revista reconocida y pasar por un proceso de revisión por pares, donde otros investigadores evalúan la calidad metodológica, el análisis estadístico y la interpretación de los resultados. En este caso, el artículo mencionado en los medios no cumple con esos criterios, por lo que sus conclusiones deben tomarse con extrema precaución.

Correlación no es causalidad

Uno de los errores más comunes en la interpretación de datos científicos es confundir correlación con causalidad. En el estudio difundido, se observó que los pacientes que tomaban melatonina presentaban una mayor incidencia de eventos cardíacos. Sin embargo, eso no significa que la melatonina sea la causa de esos problemas.

Como ejemplo, se ha descrito que las personas fumadoras tienden a tener menos lesiones de rodilla. Esto no implica que el tabaco proteja las articulaciones, sino que el sedentarismo (más frecuente entre fumadores) reduce el desgaste físico. Del mismo modo, quienes recurren a la melatonina suelen hacerlo por padecer insomnio u otros trastornos del sueño, condiciones que por sí mismas se asocian con un mayor riesgo cardiovascular.

Qué se sabe realmente sobre la seguridad de la melatonina

La melatonina es una hormona natural producida por la glándula pineal que regula los ritmos circadianos, es decir, nuestros ciclos de sueño y vigilia. Numerosos estudios, como el publicado por Andersen et al. (2016) en Clinical Drug Investigation, concluyen que la melatonina es segura en humanos incluso a dosis relativamente altas y durante periodos prolongados, siempre que se use adecuadamente y bajo supervisión médica.

Sin embargo, un consumo excesivo o prolongado sin control podría alterar la producción natural de la hormona, haciendo que el organismo se “acomode” y reduzca su propia síntesis. Además, la evidencia sugiere que no debe considerarse un somnífero de uso crónico, sino una ayuda temporal para restablecer el ritmo biológico, especialmente en casos de jet lag o cambios de turno laboral.

Alternativas naturales y recomendaciones

Para las personas que buscan mejorar su calidad del sueño de forma más sostenida, existen alternativas como el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina y la melatonina, presente en alimentos como los plátanos, los frutos secos o la avena. Su suplementación, cuando está indicada, puede ayudar a regular el estado anímico y el descanso sin los posibles efectos secundarios asociados a la administración directa de melatonina.

En resumen

No hay pruebas sólidas que vinculen el consumo moderado de melatonina con problemas cardíacos. La alarma generada por algunos titulares responde más a una interpretación precipitada que a una evidencia científica real. Como en toda intervención sobre la salud, la clave está en la información contrastada y el uso responsable: consultar con un profesional antes de iniciar cualquier suplementación y desconfiar de los titulares que no vengan respaldados por publicaciones revisadas y verificables.

Referencias:

  1. Brzezinski, A. (1997). Melatonin in humans. New England Journal of Medicine, 336(3), 186–195.

  2. Andersen, L. P. H., Gögenur, I., Rosenberg, J., & Reiter, R. J. (2016). The safety of melatonin in humans. Clinical Drug Investigation, 36(3), 169–175.

  3. Ferracioli-Oda, E., Qawasmi, A., & Bloch, M. H. (2013). Meta-analysis: Melatonin for the treatment of primary sleep disorders. PLoS ONE, 8(5), e63773.