Acerinox en Los Barrios ya ha parado la actividad en su acería y mañana comienzan las reuniones de la mesa de negociación para aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) que afectaría a la totalidad de la plantilla. El precio de la energía -el megavatio en 700 euros- y de las materias primas -la tonelada de níquel se situó ayer a 80.000 euros-, todo esto en el contexto de la guerra ucraniano-rusa, hace que, según la compañía, no sea rentable mantener la producción.
La parada de la factoría de Palmones está previsto que sea total y progresiva; la parada de los hornos de la acería anoche es la primera que se realiza, para posteriormente parar la actividad en otras áreas como la laminación en frío.
En la mañana de hoy, el comité de empresa y la dirección de Acerinox han mantenido una reunión y mañana -sobre las 12:00- arranca la mesa negociadora. La multinacional baraja presentar un ERTE para toda la plantilla -1.797 trabajadores- por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ETOP), que permite tener mayor flexibilidad y adaptar su producción según los costes de la energía y de los materiales, motivo por el que se plantea esta situación.
Ahora se mira al último expediente de regulación temporal de empleo que se realizó en Acerinox en mayo de 2020, en aquella ocasión, por la pandemia del COVID-19. Es posible que la negociación de este ERTE se desarrolle bajo condiciones similares. Esta situación en la factoría de Palmones no solo afectaría a los trabajadores directos sino también a las empresas subcontratadas.
Fuentes de la compañía precisan que se trata de la única fábrica de todas las que tiene en el mundo que se ha visto obligada a cerrar temporalmente, ya que a la coyuntura actual del precio del níquel y la guerra en Ucrania se suma el "ya de por sí alto precio en España de la energía frente al resto de países".
En concreto, Acerinox estima que el gasto adicional que tendrá que afrontar la compañía a nivel mundial por el incremento actual de la energía será de 90 millones de euros anuales, de los que el 80% corresponde a España, un porcentaje que contrasta con el 30% de producción que representa su actividad en el país.
La compañía confirma que el resto de sus fábricas en otros países podrá hacer frente a los movimientos especulativos del precio del níquel, por lo que no prevé más cierres, si bien en España no puede seguir manteniendo la actividad con los precios actuales, que derivan de un entorno regulatorio vinculado al precio más alto que en esos otros países.
Por todo ello, Acerinox defiende estar preparada para volver a activar su fundición y sus otras dos plantas, en caso de que lleguen a cerrarse, en cuanto se tomen las medidas necesarias para paliar los efectos del precio de la energía o vuelvan a estabilizarse los precios.