Domingo de lluvia y lágrimas en Algeciras

La Borriquita y la Alegría salieron desde Salesianos y volvieron bajo una intensa lluvia. Oración en el Huerto regresó al Corpus Christi tras avanzar pocos metros entre aplausos y paraguas, mientras que la Virgen del Buen Fin permaneció resguardada. La Semana Santa 2024 se abrió bajo el cielo cerrado y con agua, tan necesitada y rogada, que mojó pasos y cortejos

Francis Mena
Periodista
24 de Marzo de 2024
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Domingo de lluvias y lágrimas. En ese orden. Domingo de Ramos de paraguas, de decisiones difíciles, de las que se toman más con el corazón que con la cabeza. Domingo de penas como si fuese Viernes en Algeciras. La Borriquita y la Alegría salieron desde Salesianos y volvieron bajo una intensa y constante lluvia. El Huerto salió cuando ya se habían abierto los paraguas y regresó al Corpus Christi tras avanzar pocos metros entre el fervor y los aplausos, mientras que la Virgen del Buen Fin permaneció resguardada. La Semana Santa 2024 se abrió bajo el cielo cerrado y con agua, tan necesitada y rogada, que mojó pasos y cortejos. 

La tarde comenzó con esperanza. Palio gris sobre Algeciras durante toda la jornada de Domingo de Ramos. El agua aguantaba desafiante a las previsiones meteorológicas, que daban lluvias desde hace varios días. El cabildo de agua de la Fervorosa Hermandad Salesiana y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Amor en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Alegría decidió salir a la calle, también a modo de desafío. 

La Borriquita salió sin demora de la Parroquia María Auxiliadora, luciendo mantolín como estreno. Luego lo hizo la Alegría, pero a los pocos metros de subida comenzó a chispear. Gotas que salpicaban las calles y a los presentes. Era aún leve. Y así avanzaron ambos pasos primero San Isidro arriba y luego San Isidro abajo. Carrera oficial con miradas que iban del rostro del Señor al cielo, y del cielo al rostro del Señor. Miradas entre los cofrades y gestos tocidos. La lluvia fue más intensa pasada las siete de la tarde. La vuelta fue precipitada, no hubo resguardo en la Iglesia Mayor de La Palma, y ya de nuevo en su templo los mismos costaleros que cargaron con los pasos se encargaban de secar con papel el rostro de Jesús, la borriquita y el trono mientras mojaban sus rostros con lágrimas. 

Hubo muchas lágrimas también en la Venerable y Sacramental Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto, Stmo. Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora del Buen Fin. La salida estaba prevista para las 18:00 pero hubo hasta dos prórrogas para tomar la decisión definitiva. Esta llegó una hora después así de contundente: "Nos vamos". Gritos de alegría y en menos de lo que tarda en prender un cirio, las puertas del Corpus se abrieron ante cientos de fieles que aplaudieron con sus manos, las mismas que poco después abrieron paraguas de todos los colores.

La amenazante lluvia hizo su aparición, primero leve. Con el Cristo bajo el dintel de la puerta, un nuevo corrillo. Otra decisión tomada con el corazón. "Hasta la esquina y ya vemos". Luego más intensa. Ni siquiera llegó a la prometida esquina cuando el Huerto empezó a desandar el camino para regresar a su templo. Se mezcló el agua con una petalada que estaba reservada al Buen Fin que permaneció en el interior de la parroquia a la espera de la vuelta de su Hijo. 

Rezos íntimos, miradas perdidas en el rostro de la Virgen, lágrimas secadas en hombros ajenos. Un Domingo de Ramos que no pudo ser esplendoroso ni triunfal como lo fue la entrada de Jesús en Jerusalén. Hoy el cielo quería llover, y llovió.