Llanto y lágrimas en un Domingo de Ramos de La Línea pasado por agua

La lluvia acaba haciendo presencia y desluce el Domingo de Ramos de La Línea, obligando a volver a sus templos a Borriquita y Alegría, Flagelación y Estrella

24 de Marzo de 2024
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Domingo de Ramos de lluvia y muchas lágrimas. Momentos de tristeza y llanto, de rabia e impotencia, los que se han vivido en esta primera jornada de la Semana Santa linense ante la abrupta vuelta al templo de las imágenes de Borriquita y Alegría, Flagelación y Estrella, bajo la tormenta y la fuerte lluvia que, finalmente, ha terminado rompiendo a media tarde. 

Adelante. A pesar de las previsiones meteorológicas adversas que a lo largo del día han mantenido en vilo al mundo cofrade, las dos hermanades protagonistas del Domingo de Ramos de La Línea -la Hermandad Salesiana de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y María Santísima de la Alegría, Madre de la Iglesia y Auxilio de los Cristianos y la Sacramental Hermandad y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Flagelación y María Santísima de la Estrella- decidían salir a la calle y cumplir con su estación de penitencia, o al menos intentarlo. El cielo aguantaba entonces.

Pero el sueño se truncaba muy pronto. Tan solo habían pasado unos minutos de la salida de Flagelación y Estrella, una media hora, sobre las seis de la tarde, y solo habían recorrido unos metros, aún por la calle Jardines, la primera de su itinerario, cuando la lluvia se hacía presente. El aspecto del cielo, muy cerrado, sombrío, y con el paso de los minutos, cada vez más y más oscuro, avisaba ya algo antes y hacía temer lo peor. Lo que se había temiendo durante todo este día.

"Llueve, llueve, llueve". Los primeros goterones inquietaban a los cientos de vecinos, fieles y devotos, que acompañaban a estas imágenes por Jardines. Empezaba a llover muy fuerte pero de allí no se movía nadie. El cuerpo de hermanos mantenía la calma. Los capataces y contraguías, con rostros serios pero aplacados, centrados en la tarea y este contratiempo. "Tranquilidad, tranquilidad". Los costaleros de refresco empezaban a agolparse alrededor de los pasos, esperando órdenes, mientras que varios de ellos subían para proteger las imágenes y enseres con una tela impermeable. Las bandas deshacen su formación y vuelta al templo. Un, dos, tres.

Borriquita y Estrella, por otro lado, sí han podido disfrutar algo más de su breve estación de penitencia. No solo por la distancia recorrida, estaban ya cerca de la calle Real, sino por el ambiente vivido a su salida; a las cinco de la tarde el cielo sí estaba algo más despejado y parecía que volvían a subir las temperaturas. "Ya no llueve, esto aguanta". El júbilo tradicional de cada Domingo de Ramos sí se saboreaba entonces en la salida de esta hermandad tan querida y seguida por los más jóvenes. A ellos ha ido dedicada una de las primeras levantá: "Por los niños. Salud para ellos". "Ahí va la Alegría", gritaban al paso de la Virgen.

Ya bajo el fuerte aguacero una joven del cuerpo de acólitos de la Virgen de la Estrella le decía al resto de sus compañeras: "Nosotras aquí, no nos movemos, que Ella no esté sola". Y aunque empapadas, y bebiéndose las lágrimas, no se han apartado del paso de palio, sin dejar de agitar el incensario a pesar de la lluvia. Y no ha estado sola, no, ni la Estrella ni Flagelación, ni Borriquita ni Alegría, han estado solos en esta triste vuelta a casa. Las cuadrillas de costaleros, a zancadas, ponían rumbo a las parroquias mientras la calle rompía en aplausos. Una vez recuperado el orden dentro de los templos, continuában los llantos y las lágrimas, los abrazos y la oraciones en Santiago y Salesianos. Así acababa este Domingo de Ramos pasado por agua.