DETRÁS DE LA HISTORIA (IV): Oba, la moneda que nos habla de los libio-fenicios

02 de Mayo de 2021
portada_oba
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Nuestra pequeña protagonista apareció en el entorno del Castillo de Jimena, declarado Monumento Nacional en el año 1931. Allí encontró la familia de José María Vega, un jimenato aficionado a la numismática, la moneda que se acuñó en la ceca -fábrica de moneda- de Jimena en el siglo II antes de Cristo. De dicho hallazgo hace ya 30 años. 

Se la conoce como Oba, y ha sido identificada con la antigua ciudad de fundación fenicia, conocida por sus acuñaciones de moneda en alfabeto libio-fenicio. Este es el nombre que recibían algunos pueblos del Norte de África, asentados en las tierras del Imperio Cartaginés. 

Entre los siglos VI y V antes de Cristo se expandieron por la zona oeste del Mediterráneo; y esas mismas colonias se trasladaron a territorios fuera de África, como el sur de la Península Ibérica. Esta política de expansión se hizo efectiva mediante el desplazamiento de numerosos campesinos y personas pobres que fueron llamadas, de una forma ambigua, libio-fenicios. 

Las monedas halladas junto al castillo han dejado testimonio del paso de estos pueblos. Las que se encontraron están fabricadas con bronce. “En su anverso vemos a Tanik, la diosa más importante de la mitología cartaginesa -considerada la diosa de la luna, el amor y de la guerra- y una palma, símbolo de Cartago”, explica José María Vega. 

En su reverso, la moneda de Oba muestra un caballo al galope y, en algunas de ellas el sentido de la marcha del caballo está hacia la izquierda y en otras hacia la derecha. Y sobre el animal, la palabra “Oba”, lo que permite aseverar que hubo una ciudad libio-fenicia en Jimena. 

“Era la moneda usada para comercializar con las ciudades de alrededor como Carteya, donde también ha aparecido este tipo de monedas; o Lacipo, situada en lo que hoy se conoce como Casares”, cuenta el aficionado a la numismática.

Hemos curioseado por la red y los portales dedicados a la venta de monedas fijan un precio de 90 euros por cada una de ellas, aunque, de momento, aparecen con la leyenda de “agotado”.

 Un reportaje del segundo número de Siroco Magazine.